Ripios y silencios: sobre Borges y la última novela de Moore

en Maus de Spiegelman

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Sobre la última novela de Alan Moore, Jerusalem,  resulta trágico, pero a la vez comprensible en tiempos de twitter y neolengua, que se le dé mayor valor al número de palabras de una obra que su contenido o propuesta. Si bien la cifra es impresionante, pues según Leah Moore (hija del escritor) la novela se compone de aproximadamente un millón de palabras (the guardian), y esto en comparación a famosos libros voluminosos, como Guerra y Paz (560.000) parece exagerado, considero que uno como lector cuando se sumerge en la lectura no se pone a contar palabras y el número de éstas idealmente pasa desapercibido cuando  está atrapado; y en eso reside parte del éxito que en la actualidad están teniendo sagas como Juego de Tronos, Harry Potter, Las Crónicas Vampíricas y últimamente (gracias a Jodorowsky) Duna.

A propósito de la extensión de las novelas, uno de los mayores detractores era Jorge Luis Borges, a quien algunos, como Jane Ciabattari,  consideran el escritor más importante del siglo XX (http://www.bbc.com/culture/story/20140902-the-20th-centurys-best-writer). Para Borges el problema de las novelas es que muchas de sus páginas son meros ripios, rellenos de escritores ociosos, como Tolstói, que a media noche se acordaban que tenían que escribir sobre el picnic, el desfile y esto no era «realista».

Este ataque contra la novela por estar viciada de ripios, nos recuerda a un fundamentalista mayor, Emil Cioran, para quien toda escritura era un ripio, o la frase de Samuel Beckett que aparece en el inicio de este post. Toda palabra escrita es un ripio, a esto seguramente apuntaba William Burroughs cuando señalaba que el lenguaje era un virus. Un virus exterminador venido del Espacio Exterior, que era tan adictivo, penetrante y fatal como una mala droga opiácea.

Por otra parte, a Borges se le acusa de tener un prejuicio contra la novela (fama que él mismo alimentaba en entrevistas como la del video de arriba), y recientes hallazgos de manuscritos inéditos del escritor argentino (un manuscrito de Borges)  parecen indicar que en algún momento Borges emprendió una novela, Los Rivero. Una posible explicación (esbozada en el post linkeado) es que  Borges abandonó el escrito al ver que se proyectaba como novela; otra, es que Borges era tan liberal con los géneros (uno de sus mayores méritos fue el híbrido que lograron muchos de sus textos entre la ficción y el ensayo), que no le importaba si lo que escribía era una novela o un cuento. La tercera, que es la que hace al personaje de Borges como autor más entrañable para mí, es que sencillamente no terminó el manuscrito por su naturaleza de hombre perezoso.

Esta tercera explicación de Borges, como autor perezoso, brinda un matiz especial a sus justificaciones,  otorgándoles incluso una nueva lectura. Ya no es el Borges lleno de prejuicios contra los ripios, sino evadiendo magistralmente la cuestión de su propia actitud hacia la elaboración de una nueva novela.  Esto me parece mucho más evidente cuando vemos la admiración del argentino a obras como las del capitán Richard Francis Burton, cuyas traducciones de libros como las Mil y Una Noches, o el Kamasutra, estaban repletas de pies de página que no tenían nada que ver con la obra tratada sino, al contrario, en donde contaba sus aventuras, o proponía teorías (como es el epílogo a las Mil y una noches en donde elabora una de las primeras teorías sobre el homosexualismo), o sencillamente divagaba en sueños o hacía alarde de un acerbo cultural exacerbado. ¿Por qué a estas fugas de Burton no las consideraba ripios y capítulos enteros de novelas de Tolstói le parecían que sobraba?

Ver a Borges como un señor perezoso y engreído, contradictorio,  como él mismo se pintaba en su célebre poema Borges y Yo, lejos de quitarle su importancia o el grado de valor que tengo a su obra, hace de él un autor más entrañable, más humano menos figura mítica (sublimada al máximo por sus devotos lectores quienes apenas pueden creer en la humanidad del ciego).

O tal vez es que estoy en la edad en que aprecio a los autores más por sus vicios que por sus virtudes.

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2 Responses to “Ripios y silencios: sobre Borges y la última novela de Moore”

  1. Rodrigo Malca says :

    Hola:

    Una consulta:

    En el vídeo, Borges afirma que el ripio es inherente a la novela, salvo novelas que ya no son novelas. Y menciona al Quijote y otra novela más cuyo nombre no se oye bien o no oí bien. ¿Sabes a qué novela se refirió, que novela mencionó? ?

    Un abrazo.

  2. Rodrigo Malca says :

    Ya que el autor de este post no me responde, yo lo hago: Bouvard et Pécuchet. 🙂

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