"Trata a la escritura como si fuera un Dios" es el mandamiento de Alan Moore
Moore recuerda que cuando William Burroughs murió, J. G. Ballard dijo: «él es el último, verdadero, escritor, y nos deja con sólo una carrera de novelista».
Esta fuerte crítica le sirve a Alan Moore para hacer la diferencia entre escritores de carrera, los que encontraron la fórmula comercial para sus libros, y los verdaderos escritores que siempre están en exploración de técnicas, de nuevas revelaciones. Pues para Moore, en cuanto alguien se detiene, está satisfecho con su trabajo, está muerto creativamente (El auto-corrector me pone: cretinamente… esas son fuertes palabras de la máquina, no de Moore, pero no por ello menos ciertas)