Ixämbal k’iñ / El recorrido del sol y Jyejtyal ja’ / Rostros del agua. Por Cristina Patishtán López
Los poemarios Ixämbal k’iñ / El recorrido del sol (2022) y, Jyejtyal ja’ / Rostros del agua (2023) fueros premiados por la convocatoria “Alas de Lagartija”, ambos en años consecutivos en formato bilingüe ch’ol-español, y fueron ilustrados por una técnica de grabado por Julio Antonio.
Ixämbal k’iñ / El recorrido del sol, editado por TIFÓN editorial, como poemario está dividido en cuatro partes, cuyos subtítulos son: “Säk’ajel / Mañana”, “Xiñk’iñil / Tarde”, “Ak’lel / Noche” e “Ik’tyoj / Madrugada”, con un total de doce poemas. Jyejtyal ja’ / Rostros del agua, editado por la misma editorial, está dividido en dos partes: “Iñajaltyak ja’ / Sueños del agua” y “Jyejtyal ja’ / Rostros del agua”, la primera de diez poemas y la segunda de dieciocho, haciendo un total de veintiocho poemas, igual con ilustraciones.
Ixämbal k’iñ / El recorrido del sol se desarrolla con una circularidad temporal de 24 horas, retratando los movimientos del sol y la luna tanto en el cielo como en el agua. Canario construye sus versos en tonos altos al modo de una écfrasis como figura literaria, unión de imágenes visuales con palabras. De acuerdo a Agudelo Rendón, en su libro Las palabras de la imagen, se entiende la écfrasis como la descripción literaria de un objeto artístico, sea real o imaginario, haciendo énfasis en la narración. En este sentido, el autor primero crea figuraciones mentales de la apreciación de ciertos momentos de la realidad. La écfrasis es la representación verbal de una imagen visual. Esto se refleja en los movimientos y sonidos que transmite cada verso escrito por Canario, por ejemplo, en los versos de la primera obra: “Mi mamá / besa mi frente, / deja en mis manos / una luciérnaga / que funda el alba” (De la Cruz, 2022, p. 29). En versos de la segunda obra podemos leer “Luna del río: niña con aretes de piedra, / de pies con son de tambor y labios escarlata; / danza con un arco de plumas y flechas” (De la Cruz, 2023, p. 20). Esto es lo contrario que ocurre con la hipotiposis, como figura retórica vinculada con la descripción, su objetivo es la producción visual derivado de los textos literarios. Esto es algo que me parece es el intento de Canario como poeta y Julio como artista de grabados al ilustrar algunos de los versos de los dos poemarios, colocando una imagen en cada apartado de ambos libros, más la ilustración de portada como un complemento para adentrarnos al contenido de las obras mostrándonos de forma visual lo que también podemos leer en los versos.
Canario juega con imágenes visuales de la naturaleza y las retrata en sus versos. Por otra parte, los poemas a mí me remiten a una interpretación que hace Simónides de Ceos, un poeta lírico, en torno a las artes verbales y visuales, cuando dice que “la poesía es una pintura que habla”. Aludiendo a las imágenes visuales que hay en los versos, destaca la capacidad mimética del arte en reflejar el mundo que lo rodea, ofreciendo así una copia o representación de la realidad, donde las palabras dicen más que mil imágenes.
En este caso la poesía, cuando son imágenes que hablan, implica que, a través de las palabras, tiene la capacidad de evocar imágenes vívidas y detalladas en la mente del oyente o lector, por ejemplo: “El sol es ave de calor. / Mueve sus alas, / se derrite / gota a gota / en jícara del cielo” (De la Cruz, 2022, p. 12). Canario pinta con el lenguaje, crea escenas, movimientos, colores de la naturaleza que pueden ser tan claros y tangibles en la mañana, tarde, noche y madrugada, a través del recorrido del sol y la luna. Representando el día con sus cuatro divisiones temporales, con actividad en la luz y la oscuridad, podemos relacionar la construcción de los versos con los estados de ánimo, las etapas de la vida y sus procesos naturales.
En un poema de “Säk’ajel / Mañana”, podemos leer lo siguiente:
El sol agita el rocío en su pelo;
en vez de caer
sube transparente
en las alas del viento (De la Cruz, 2022, p. 11).
Este poema, que se extiende desde el amanecer hasta el mediodía, juega con la luz del sol que aumenta gradualmente desde sus primeros rayos hasta su luminosidad plena. Aquí el autor usa la figura de la prosopopeya para atribuirle cualidades humanas o de otros seres, como las alas, al viento que es inanimado.
En el siguiente poema, “Xiñk’iñil / Tarde”, dice:
Los caimanes bajo el sol
hacen de la tarde
una eternidad (De la Cruz, 2022, p. 17).
Las imágenes remiten a una contemplación del tiempo. Desde la primera línea evoca un ambiente cálido, los caimanes provocan una sensación de tiempo lento. Nos damos cuenta que el autor usa el recurso de la hipérbole para dilatar la duración del tiempo.
En otro poema, “Ak’lel / Noche”, encontramos la misma estrategia de comparación:
En el cielo de la noche digo:
¡Espejo!
Y se vuelve redonda
con brocha de plumas (De la Cruz, 2022, p. 22).
Este poema nos sitúa en otro escenario cósmico que va acorde con el título: de lo oscuro. En la imagen aparece claramente la figura de la luna, con su luz radiante. En este caso el autor la nombra como “brocha de plumas”, una asombrosa metáfora que humaniza. Imagino a la luz de la luna esparciéndose en el cielo, clara imagen nocturna. Canario de la Cruz no sólo ha observado la luna sino que su subjetividad lo hace ser de este poema a través de su mirada y lenguaje.
Un último poema de la primera obra, en el apartado “Ik’tyoj / Madrugada”, podemos leer:
El alba agita mis párpados.
Nace el ojo de agua (De la Cruz, 2022, p. 27).
Este poema nos remite al amanecer, habla de la transición de la oscuridad a la luz. En el primer verso interactúa con el lector haciendo alusión a un despertar, luego vemos la forma circular que descubre a la forma del sol reflejada en el agua o río en el alba.
El otro poemario, Jyejtyal ja’ / Rostros del agua, consta de dos partes: la primera, “Sueños del agua”, el autor aclara que se había publicado anteriormente en Ts’unun / Los sueños del colibrí: Poemario en cuatro lenguas de Chiapas (2017); y la segunda parte se titula “Jyejtyal ja’ / Rostros del agua”, con la que aborda una relación de la cultura ch’ol con el agua, como un elemento vital pero a la vez como poder. Titularlo como Jyejtyal ja’ / Rostros del agua, el poemario alude a la historia, a los ritos, cosmovisión o rituales que se asocian con la cultura del autor. Denota de igual forma la lucha de la defensa de la tierra y de los recursos naturales. Debido a la población a la que va dirigida la obra en la convocatoria, no se limita únicamente a la categoría infantil, su lectura es dirigida a una edad diversa, por lo tanto en ella viene implícita la importancia del cuidado y protección de este elemento natural ante las amenazas de la contaminación, sequías o extracción. Canario aprovecha la composición poética para reflejar la vida y la cosmovisión de su comunidad, entrelazando la vitalidad del agua con la identidad, la memoria y la resistencia.
En el tercer poema del primer apartado, leemos:
El río
es una lengua que se bebe a sí misma (De la Cruz, 2023, p. 13).
La composición denota una existencia inherente al río. En este verso Canario le atribuye al río una capacidad de expresión y comunicación, no depende de ningún elemento externo para ser, ya que su naturaleza, como el sonido y el movimiento, emana de sí misma.
En otros versos también se muestran sombras en el río, imágenes claras, usando recursos literarios como el oxímoron, ya que une dos expresiones con significados opuestos. Además de eso hay una metáfora, “El pez de piedra / nada en mis pensamientos” (De la Cruz, 2023, p. 26), los versos impactan, describen una acción, en un espacio abstracto de los pensamientos.
El siguiente verso dice: “El río lleva la tarde a su casa de plata” (De la Cruz, 2023, p. 20), en donde hallamos la personificación como recurso literario, el río funciona como una guía que conduce el atardecer hacia un refugio luminoso. También aparece una metáfora, “casa de plata”, para evocar de forma estética la belleza del agua reflejada a la luz del crepúsculo.
De la misma forma podemos leer el siguiente poema:
El líquido tiempo
esculpe grutas, piedras y ríos
con su frágil cincel de agua (De la Cruz, 2023, p. 15).
Canario esculpe imágenes, a la manera de un escultor, con su cincel de pluma. Usa la metáfora para darle al tiempo las propiedades de un líquido que fluye.
Aparte de la metáfora, en los poemas de Canario está presente la sinestesia, “canta espumas en mi piel”, cuando juega con distintas experiencias sensoriales.
El río es un pájaro claro,
canta espumas en mi piel.
Soy un trozo de roca (De la Cruz, 2023, p. 23).
En general, el poemario Iyejtyal ja’ / Rostros del agua profundiza la riqueza poética, sus versos son evocativos. Ambas obras merecen ser leídas y estudiadas no sólo por su belleza, sino por esta ventana que abre a la imaginación. Sin lugar a dudas revitaliza la literatura contemporánea en las lenguas originarias.
Como puntos de coincidencia que podemos encontrar en estos dos poemarios es que se han publicado en una categoría infantil, sin embargo, su lectura no se limita a ello. Estos poemarios escritos en la lengua ch’ol no es ninguna composición folclórica, son una forma de expresión literaria y, además, usa los recursos literarios como una herramienta estética capaz de dialogar con las corrientes poéticas contemporáneas.
Con estas dos obras Canario demuestra su sensibilidad y trabajo creativo. Cabe resaltar que Canario publica los libros bilingües en la categoría de poesía en ch’ol y español, sin restarle importancia al trabajo de su paisana Juana Karen Péñate, quien es también una de las escritoras destacadas en la lengua ch’ol que ha publicado varios libros y ha ganado importantes premios. Canario, como poeta y promotor cultural, contribuye al quehacer literario y artístico, tal como lo demuestran los dos premios consecutivos que ha obtenido como reconocimiento a su labor y a la literatura escrita en lenguas originarias.









