Reseña de Luminoso de Greg Egan, por Luis Bolaños y Luis Cermeño
En este ejercicio reseñístico se pretenderá hacer más que un escrito a dos manos, una interlocución sobre un mismo texto. Siempre he tratado de seguir las recomendaciones de las lecturas de Bolaños, lo que me ha llevado a hallazgos valiosos por los que siempre estaré agradecido con quien considero un maestro de la ciencia ficción. Con todo mi respeto y cariño acá aventuro este experimento:
(En letra cursiva pondré mis comentarios, siempre después del texto original de Bolaños)
Para leer la reseña original de Luis Bolaños en Nirgal22 (con excelentes ilustraciones eróticas de artista Michal Dutkiewicz) :
Luminoso Defecto o porque debemos leer a Egan
Luminoso Defecto // cuando se computó el defecto matemático.
Greg Egan siempre me ha atraído y en algún momento decidí comentar una de sus antologías, acabo de terminar Axiomático y ya estoy leyendo Luminoso, como adelanto presento un comentario al relato del título.
EL nombre de Greg Egan para mí es lejano, tan lejano como su natal Australia, por esta razón hice con él lo que hago con la mayor parte de escritores que me interesa empezar a leer, buscar una foto. Ayer escuchaba un programa en la radio sobre Leonardo Da Vinci y decían que la imagen que todos tenemos de él es del romanticismo y nada indicaba que así fuera, entonces surgió una mini discusión si era importante conocer la cara al genio o no, esa obsesión occidental por saber el rostro a pesar de que ese otro nos haya descubierto su cerebro, y dieron cuenta de toda esa labor por encontrar los restos del pintor florentino. Bueno, lo cierto es que después de ver muchos Greg Egan entro a su página https://www.gregegan.net/ y allí él escribe que no tiene fotos en internet y que es culpa de muchos idiotas en google que aparecen varios rostros de Gregs Egans como escritores de ciencia ficción que no son él.
A mi juicio, el relato denso y fluido resbala cual mezcla de mieles atiborrándonos de sabor y asombro. Quizás le falta un sustantivo para alcanzar su densidad exacta y quedar a punto para hornearse en el actual batiburrillo de economía financiarizada repleta de maniobras casi o de lleno dolosas con futuros autorizadas por la vía legal, intereses negativos, contracción de la ganancia en la producción e inundación de masa monetaria en los bancos y corporaciones mientras a la gente común y corriente no le llega y moran en el desierto de la carencia: Luminoso Defecto, por la increíble máquina y por la teoría de base que crean para explorar el mundo y las matemáticas se aproxima a esa situación bárbara donde el imperio USA, si le exigen pago en oro por la redención de sus bonos (detentados en alto porcentaje por China, Rusia y Japón) el próximo mes podría declararse en quiebra.
Sobre el relato uno podría pensar en una narrativa tipo Quemando Cromo, o los cuentos cyberpunks que aparecen en la antología Mirrorshades, ya que está contado de una manera directa y violenta, de modo tal que podría servir a la realización de un corto o un episodio de Black Mirror. Pero vemos que incluso los escenarios futuristas de Black Mirror se quedan cortos, ante las aristas que nos presenta Greg Egan en Luminoso.
Alison, la protagonista dice que: Calcular la diferencia entre la verdad y la mentira requiere de un mapa fractal donde convergen dos ondas numéricas y cuyo borde de encuentro semeja un cuadro de Escher, lo que posibilita esa imagen es el azar actuando como organizador caótico en lo local, lo cual es suficiente para efectos del relato y nosotros los lectores quedamos enganchados al discurso explicativo que además bebe de la aventura, la intriga, las trapisondas de la corporatocracia, el exotismo, los discursos epistemológicos, la filosofía cuántica al estilo de Capra, la profusión de gadgets tecnológicos (necrotrampas, ordenadores de luz, matrices de rayos láser), la penetrante y abarcante visión de la ingeniería biotecnológica, tan apabullante que uno casi siente las cascadas de genes, virus y partículas letales derramándose sobre los infectados, y que se utilizarían para doblegar voluntades, uncir mentes a bellacadas empresariales, enfermar órganos, denigrar y demoler cuerpos en aras de la tasa de ganancia.
Al ser un cuento datado en 1995 sorprende la cantidad de predicciones que acierta en lo que respecta a nuestra fecha. Por ejemplo, el ascenso y la supremacía del modelo Capitalista Chino, con una estructura paradójicamente comunista; también la progresiva descentralización e irrelevancia de los aparatos frente a la información cada vez más ubicua y menos dependiente de los dispositivos -es decir, que predijo preclaramente que Internet se ubicaría en la nube como casi toda la información; y por último, fue capaz de proponer un modelo creíble, ambicioso y exquisito de una supercomputadora cuántica sin ninguna conexión a internet.
Personas, estrellas, dinero, neuronas girando en un apocalíptico remolino, probablemente mortífero, sólo para arrojar ganancias a las fauces voraces de la corporación Industrial Algebra. Alucinante ataque que desde ese borde fractal de las matemáticas se lanzaría sobre la realidad, -lubricado por los artilugios construidos por la empresa, a partir de la teoría numérica que surge borboteando del punto de encuentro de las oleadas-, tragándola y retorciéndola hasta límites espeluznantes
Luminoso es un cóctel de ideas con las dosis justas para que las sinapsis cerebrales estallen de un lado donde hay piratería biogenética como por otro megacorporaciones con ánimos de beneficiarse de un defecto en el sistema para lucrarse, y todo esto genere un clima de paranoia mientras nos lleva de arriba para abajo por Kongjiang Lu, Shangai. Paranoia que nunca dejará de estar presente en el ritmo de la historia.
Esa es CF de la buena, tan firme en su especulación que por un momento nos estremecemos ante los efectos que podemos predecir, la locura que acecha en los bloques numéricos girando y gimiendo porque están vivos y pueden expresarse en elementos físicos, la descomposición y derrumbe de las verdades aceptadas y gracias al efecto de los artilugios el desmantelamiento de certidumbres y la erosión inevitable de la realidad, ya que tiene presente el debate sobre objetividad y la distinción entre sujeto libre que elige y el modelo estandarizado que lo constriñe, el equilibrio siempre es precario, la impredecibilidad se impone y sorprende a los planes de investigación mejor trazados, a los cerebros organizados.
Si toda matemática, por más abstracta que sea, tiene un origen materialista, incluso al nivel más reducido, el del simple hecho del cerebro que la piensa; si se acepta este reduccionismo fisicalista, y por otra parte se encuentra una evidencia irrefutable de un defecto en este sistema matemático que puede dar pie a otro sistema matemático, con otra lógica y otras leyes, las conclusiones además de fascinantes pueden ser ominosas. Puede ser la manera más sutil y elegante de sugerir otras inteligencias, tan vastas y divergentes a las nuestras, que los monstruos de Lovecraft estarían en pañales.
Una metáfora válida sería que ese choque entre olas matemáticas que se devoran mutuamente representaba un esfuerzo equivalente a trepar por el aire llevando discos de hule para lanzarlos y pisarlos cuando quisiéramos girar noventa grados y trazar una ruta alternativa el interior de la gran bóveda del universo
Tras revisarlo amplié el comentario con una aproximación más visceral y emotiva diciendo:
Descripción vívida y exacta de los mecanismos biopsicológicos, tan subyugantes que uno quisiera verlos en funcionamiento real. Ritmo creciente que te pone a bailar con sus ideas, parece que no puedes abandonar la ruta que te traza, sin embargo captas que es como un paseo por nuestra propia mente ultraramificada, sabiendo que historia, que personajes, que sustancias, que conectes, van estableciendo cada una de las ramas estimuladas y uno va sobrevolando en un cóptero antigravedad, supervisando, analizando e intoduciendo un ligero cambio por aquí, un leve retoque por allá, y enriquecemos el encuentro con el texto.
Volviendo a la narrativa del texto, una cosa que es admirable es su capacidad de atravesar capas de discurso, de una historia de persecusión tipo thriller a una capa especulativa sobre las matemáticas en donde se aborda el teorema de Fermat y los infinitos de Cantor como si nada, sin por ello dejar ir la atención del lector ni perder el centro de interés, sino todo lo contrario, haciendo del conocimiento un cómplice más para involucrarnos en la trama.
Se refiere además al proceso que sigue cada científico -blando o duro- respecto a sus potenciales expuestos ante el andamiaje de poder académico y económico, el cual ya le ha ido construyendo un nicho según sus apetencias y búsquedas para succionarle y engatusarlo, lo ha forrado con imágenes atractivas basadas en sus algoritmos y lo ha atiborrado de cables y circuitería para su disfrute y vigilancia, así lo que crea su mente será entregado para convertirlo en mercancía; lo que eclosiona es lúcido, potente, rompedor.
Aparte del conocimiento anteriormente descrito sobre matemáticas, recordemos que Greg Egan además de escritor de ciencia ficción es programador de computadores. Por lo que en términos de criptografía ofrece una interesante mirada sobre el futuro de la seguridad informática. Al volverse prácticamente obsoletos los dispositivos para acceder a la información, las personas ya no protegerán sus computadores sino serán ellos mismos las llaves que permitan entrar a los depositarios de datos. Es así que se crea una nueva generación de agentes infecciosos, y el solo contacto con una gota de sangre puede causar un grave malestar porque es la única forma de proteger la información, a través de la propia biología. Solo dos personas con configuración similar podrían acceder a la misma información, sin contar con otros beneficiosos, como limpiarse las heridas o eventualmente tener sexo, pero incluso esto es triste cuando ya no se quiere tener contacto con la persona que tiene tu misma llave.
La lectura es fluida y convincente, coloca con maña cada fragmento elegido y cada anécdota del personaje tornándola con sagacidad en una biografía articulada y creíble,tan desesperadamente perspicaz, tan tremendamente específica que hasta mete temor y retroalimenta pavores ya apagados relacionados con nuestras decisiones pretéritas.
Detallado, tanto que si no fuera por su amenidad bordearía la exageración, así la explicación científica resulta tan clara y contundente que te trepas a su tren para que te transporte a la estación final… y es que hasta la prospectiva política que acompaña al relato puede ser entendida como perfecta y encajable en ese futuro radiante –pero nauseabundo– y siniestro –no obstante fascinante y estimulante– a partes iguales cual busto de Jano, empujándonos a creer en observaciones de hígados recién viscerados de aves para adivinar el provenir, al estilo de biotechchamanes.
Leer a Egan es como sacudir el árbol del conocimiento, es tan nutrida la profusión de frutos que caen que robotan entre si mientras trazan sus rutas aleatorias desprovistas de gravedad, y que dibujan diseños desconocodos pero con elementos discernibles para tentar el impulso de interpretación; a medida que uno se interna en la lectura descubre que uno e sus secretos es comportarse cual droga que entrega en dimensiones a cada segundo para explorar.
Fueron quince páginas íncreibles, cuando parecía que estallarían en un indescriptible castillo de fuegos artificiales dispersando nuestra atención y capacidad de asimilación & elección anonadándonos, nos conduce a un remate sin cierre y es en esa negrura cuando comprendemos que el relato ha logrado su objetivo, es exitoso, Greg demuestra ser un maestro en manejar ciencia y palabra en sugerente coordinación y nos cautiva.