Etnografía de un viajero interdimensional VII

Uno Cinco Tres nos hace llegar un nuevo escrito sobre sus viajes. En esta ocasión, la descripción del ser que ha visto resulta enrarecida por un relato sobre el  origen de la criatura que nos expone; además, por primera vez, nos da a conocer aspectos de la condición humana que, una vez más, nos recuerda lo avizorado por los hackers de la soledad barbitúrica: la creciente lejanía de lo que, en inmemoriales tiempos, creímos ser:

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El Coloso de Burbat

Los hombres, almas encarnadas, atrapadas o libres, son creados desde la misma fuente de conciencia y, por lo tanto, todos ellos guardaron un mismo poder; al pasar los milenios, se perdieron en su propio laberinto. Al final, el último hombre con la voluntad de la Conciencia y con la llave puesta sobre su mente y su rostro, decidió otorgarla a los dioses. Él sabía que con ellos iba a estar a salvo dentro de los próximos miles de años. Luchó contra miles de engendros y criaturas. Junto a sus hermanos, batalló por la conciencia y la creación, hasta que la mayoría de ellos pereció. Su nombre era Francisco Burbat, un guerrero de Luz que, observando con dolor lo que ocurrió con sus hermanos, decidió pactar con los dioses… se entregó en cuerpo y alma al universo, pues el pacto consistía en que, antes que todos los hombres murieran por dentro, antes de que sus espíritus perecieran, se forjara con el cuerpo y el corazón de Burbat una llave que, al ser descubierta por nuevos hombres, sumidos e imbuidos en la verdad y el honor, pudieran hacer uso de ella para llegar hasta el corazón divino.

En un rincón de un planeta, reside un monstruo, una bestia llamada Burbat, la cual vigila la llave del corazón de los hombres. Todo aquel que se le acerque verá su fuerza y coraje, que solo la entrega a la Luz otorga, para hacer que cada alma se cuestione si realmente es digno de estar frente a un ser forjado del corazón de un hombre. Los dioses hicieron un coloso a partir de la esencia de Francisco; mezclaron el alma, el corazón y el espíritu del hombre con las raíces, piedras y elementos que había en la tierra santa de ShuadShish. Entre transmutaciones de energía, y conjuros sagrados, lograron materializar esta bestia y, dentro de ella, guardar la llave de la sabiduría.

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