Una comida hecha por Clarice Lispector

Clarice Lispector

Barbara Lopes es una traductora que ya ha colaborado en milinviernos con el cuento «Una gallina» de Clarice Lispector y unos capítulos de «Los siete locos» de Roberto Arlt que tradujo al portugués. A continuación les presentamos el relato «Come, m´hijo»(1971) escrito por Clarice Gurcel Valiente:

 

Come, m´hijo

El mundo parece chato pero sé que no lo es. ¿Sabes por qué parece chato? Porque siempre que miramos el cielo está encima, nunca abajo, nunca está al lado. Yo sé que el mundo es redondo porque me lo dijeron, pero solo iba parecer redondo si miráramos y a veces el cielo estuviera allá, abajo. Yo sé que es redondo, pero para mí es chato, pero Ronaldo solo sabe que el mundo es redondo, para él parece chato.

– …

– Porque yo estuve en muchos países y vi que en Estados Unidos el cielo también está encima, por ello el mundo parecía todo recto para mí. Pero Ronaldo nunca salió de Brasil y puede pensar que solamente acá el cielo está allá, encima, que en otros lados no es chato, que solamente es chato en Brasil, que en otros lugares que él no vio va arredondeando.  Cuando dicen a él, es solo creer, para él nada necesita parecer. ¿Tu prefieres plato hondo o chato, mamá?

– Chat… playo, mejor.

– Yo igual. En el hondo parece que cabe más, pero es solo para el hondo, en el chato cabe para los lados y nosotros vemos, pronto, todo lo que hay. ¿Pepino no parece inreal?

– irreal.

– ¿Por qué crees?

–  Se dice así.

– No, ¿por qué tu también te creíste que pepino parece inreal? Yo igual. Nosotros miramos y vemos un poco del otro lado, está lleno de diseños igualitos, es frio, en la boca hace ruido de un poco de vidrio cuando se mastica. ¿No crees que pepino parece inventado?

– Parece.

– ¿Dónde inventaron el frijol con arroz?

– Acá.

– O en el árabe, como dijo Pedrinho de otra cosa

– Acá.

– En la Heladería Gatão el helado es bueno porque tiene el gusto del color. ¿Para ti carne tiene gusto a carne?

–  A veces.

– ¡No creo! A ver: ¿de la carne colgada en la carnicería?

– No.

– Tampoco de la carne que nosotros hablamos. No tiene gusto de cuando dices que hay vitamina en la carne.

– No hables tanto, come.

– Pero me estás mirando de esta manera, pero no es para que yo coma, es porque te estoy cayendo muy bien. ¿Adiviné o me equivoqué?

– Adivinaste. Come, Paulinho.

– Solo piensas en eso. Yo hablé mucho para que no pensaras solo en comida, pero sigues y no te olvidas.

 

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