Navidad en la calle Joyce

Por Julián Andrés Marsella Mahecha

a mi editor Daniel Rojas Pachas

papanoel

Para ser poeta hay que tener parkinson

Chile, tierra de poetas, te dio la bienvenida con un terremoto

ese terremoto que se signa en un divorcio.

Pronto te quebrarás

de cuerpo, alma y bolsillo

y desperdigarás tus restos

sobre las tardes en que recordarás

el ocaso arequipeño

Hay frutos en el bosque

todos son perfectos para la ocasión de morir

pero tu estás listo

quieres comer buñuelos y ser el gordo

más gordo que hayan parido los gordos

Te escribo desde un panal de ángeles

embadurnado de miel divina

y mocos salidos de las ñatas

de Pasolini

Fogwill predijo todo

hasta el apocalipsis maya

que, contrario a lo que piensan los escépticos,

sí ocurrió, mi amor

si no, pregúntale a las mujeres

que ahora gozan  las mejores carnes porteñas

Son palabras normales, mi amor

no es un poema. Es la exaltación de la dicha

que contiene ser un desdichado

La dicha es una palabra fea

y es mejor que la olvides

pues el glosario de tus pensamientos

quedó reducido a tres sílabas:

no no no

Habemus apocalipsis

Habemus divorcios

Habemus depresión

Habemus navidad

Habemus precipicios

Habemus James Joyce

Sí, mi amor, Joyce el psicótico

ha regresado a entonar

las más profundas oraciones jesuítas

en donde resta un vómito triste

como el que expele un cadáver que no nació.

Queda Pasolini

cuidando los viejos carros de una

ciudad insoportablemente vikinga

te hablo desde la prisión

te hablo desde Bogotá

¿Será que el mar algún día vendrá por acá?

Se tragará a Monserrate

y llegará donde las servilletas

no bastarán para limpiar las colas sucias

de los adictos al bazuco

Te hablo desde un panal de ángeles

es prisión y persuasión de que hay

un paraíso donde un mongo

se viste a la moda y baila tectonic music

por las corrientes sinápticas

adoloridas que llegan a sus ojos

siempre down

siempre divinos

siempre navidad

Hoy termina la “Copa Navidad”

yo no sé si Falcao juega

cada vez que te pienso me arrebato

y sé que ese torneo de microfutbol

estallará en mil pedazos

como tus sueños divorciados

Te divorciaste y James Joyce

te conminará a escribir una novela de poca monta.

Te divorciaste, deja ya de pensar en literatos

y literatura

que ahora tienes la vida

para reirte más

tienes sed de vivir hasta morirte

de la risa

como Pier Paolo Pasolini

lo hace al lado de un lobo de siberia.

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