Campo Ricardo Burgos López: Otra vez contra el fútbol
Otra vez contra el fútbol
Campo Ricardo Burgos López
En estos días, escribiendo acerca de que Falcao no irá con la Selección Colombia al Mundial de Fútbol, alguno de los “iIuminados” periodistas deportivos que tenemos y que es un ejemplo típico de cómo se aborda este asunto en nuestros medios, afirmaba que “vamos a la guerra sin nuestra mejor arma”. En sólo una oración, hay contenidas varias falacias. La primera –y yo sé que la sentencia del periodista es una metáfora- es que el Mundial de Fútbol no es una guerra, es un juego. La segunda, es que el 99% de los colombianos –como salta a la vista- no iremos a Brasil, ni estaremos jugando en las canchas brasileñas; allá durante unas semanas sólo estarán jugando 23 personas y si ganan, ganarán algo ellos, no nosotros; si pierden, pierden ellos, no nosotros. Ligada a la anterior, va la tercera falacia: si Colombia se gana el Mundial, al día siguiente de ese hipotético evento no me rebajarán un peso en Transmilenio, y si Colombia es eliminada rápidamente, de nuevo me cobrarán la misma cantidad por el mismo pasaje en Transmilenio. Es falaz asumir que todos los colombianos ganaremos o perderemos algo gracias a esos 23 chicos, pues nunca ocurre así. Ganen o pierdan estos muchachitos, la vida seguirá tan complicada como siempre. No es cierto que “ganaremos” o “perderemos”, como abusivamente nos incluyen a todos en esas conjugaciones verbales, la gran mayoría de colombianos somos sólo espectadores de esos partidos, nunca protagonistas.
Por otro lado, la inmensa publicidad que por estos días inunda los medios acerca del evento en cuestión, deja claro que para ciertas empresas es vital que la gente vea fútbol como un medio para alcanzar ciertos propósitos comerciales y mercadear ciertos productos. Las diversas empresas se esfuerzan porque su nombre quede asociado al de la Selección, como un modo de conseguir una eficaz ligazón inconsciente con ciertos sentimientos patrioteros que en estos días inundan a quienes se creen las falacias del tipo “vamos todos a una guerra a defender un terruño”. A mi modo de ver, la conducta no alienada sería negarse a ver ese desfile de productos comerciales que de modo directo o indirecto emplean el pretexto del fútbol.
Por lo demás, con todo lo que escribo aquí, sé que no estoy diciendo nada nuevo. Creo que cualquier persona con dos dedos de frente se da cuenta de los hechos que acabamos de describir. Entonces, surge más bien otra pregunta interesante ¿por qué tanta gente continúa viendo fútbol, si es claro que la están manoseando y le están mintiendo? ¿por qué razón la gente de modo voluntario conviene en ser engañada de este particular modo? Tal vez –y esta sólo es una respuesta tentativa-, la gente es más inteligente de lo que ella misma cree y sabe que el fútbol más que deporte es teatro y acepta eso. Parece que hoy en día la gente admite –consciente o inconscientemente- que el futbol es una ilusión que conmueve, una forma de arte contemporáneo donde los futbolistas son actores y los estadios los nuevos escenarios. Creo que en siglos futuros, en los libros de historia de ese entonces, el fútbol con toda la parafernalia que lo rodea, será estudiado en el capítulo de historia del teatro, al lado de géneros afines como la ópera, el ballet o la lucha libre. Por otra parte, cabe también la posibilidad de que la gente se coma todas las mentiras que aquí hemos señalado, y en ese caso, ya es hora de fundar un ”Frente de Liberación del Fútbol” o algo así.
Bogotá, Junio de 2014.