Feria Madre (Tercera entrega)
Por Pedro Pablo Escobar
La historia de Simónides y sus palabras siguen discurriendo. Esta novela escrita por Pedro Pablo Escobar con ilustraciones de Pedro Pablo Escobar Muñoz llega a su tercera semana. Si desean leer alguno de los anteriores episodios, basta con que opriman en los números correspondientes: 1, 2.
CAPITULO III.
DE LA EVOLUCIÓN Y EL PROGRESO.
Al ascender un promontorio, Simónides divisó en la distancia un grupo de personas, no superior a una veintena discutiendo animadamente. Llegó a ellos y, sentado en una roca, el joven que le brindara agua –Aristos – impartía a manera de enseñanza una disertación sobre la génesis y evolución del ser. El viajero, sin ser reconocido, se sentó entre las gentes y escuchó con alguna atención la prédica del joven, y apenas sonrió. Se levantó para continuar su camino y Aristos al darse cuenta de quién era, saltó de la piedra y exclamó: “¡Maestro, detente! Tú que eres sabio háblanos de la evolución del ser, yo hablé de su origen tal como entendí tu prédica debajo del naranjo. Por favor, dinos algo al respecto a mí y estas gentes que también van a la gran feria”.
-¿Por qué endilgarme el título de maestro? Qué tan corta ha sido “La eterna ausencia”- dijo, a manera de burla, mirando al joven- Por diversión voy a hablaros algo para distraeros un momento de la fatiga de vuestro viaje. Este encuentro no ha sido buscado, así que poco o nada obtendréis de él a no ser una baratija de frases y palabras que ya sabéis y por las cuales solo habéis dado vuestro tiempo.
“Toda situación y toda cosa producto es de una ecuación de innúmeros grados, algunos conocidos y la mayor por definir, mas ¿cómo saber qué método emplear en la ecuación? Supón que un acto es equivalente a 4, su origen pudo ser una cosa o acto equivalente a 2 o a -2 al cuadrado, o a 2 + 2, o a la sumatoria de 4 veces una acción de equivalencia 1, o al cubo de 1 sumado de 3, y así indefinidamente. Cuidaos pues de los simplistas que con un solo valor pretenden llegar a la conclusión de la cosa. La evolución de la materia hasta el brote de vida, es una larga ecuación de innúmeros caminos e innúmeras ramificaciones. Es desconsolador saber que son innumerables los caminos para llegar a X.
“La mejor poesía no ha sido declamada. El mejor cuadro no ha sido pintado. La auténtica historia no ha sido narrada. La mejor obra literaria no ha sido escrita. La mejor melodía no ha sido oída. Solo se declama, solo se pinta, solo se narra, solo se escribe, y solo se perciben susurros, bocetos inconclusos, aproximaciones a realidades inenarrables.
“Así que no hablaré de cosas absolutas. Sentiré satisfacción si logro hallar aproximaciones. Lo que voy a deciros ha sido muchas veces dicho por otros, por tanto es una repetición. La manera de sentir, pensar y actuar evoluciona con el cuerpo físico desde el nacimiento hasta la tumba. Si existe un espíritu que anida en el cuerpo, siempre se manifestó según el estado del recipiente. Llamáis actos del espíritu a la manifestación del cuerpo físico animado de vitalidad. Esto aplica a todo ser vivo sin distingo de especie, es la manifestación de la materia organizada en la dirección apropiada para manifestar vitalidad. Hay comportamientos similares en las especies: ved cómo las madres apoyan a sus hijos, cómo lamentan la muerte de estos, cómo estos retozan y juegan de niños sean felinos, caballares u homínidos. La vida es un principio universal manifiesto según la organización de la materia. En alguna época llegué a pensar en el cuerpo organizado como el instrumento musical y el espíritu como el músico que lo pulsaba y entonces el rigor de su melodía era expresado según la calidad del instrumento. Sin instrumento o sin músico no hay melodía. Es requerido el concurso de ambos para una buena manifestación del músico como reproductor o como creador de la composición melódica. Hoy creo que músico e instrumento son una misma cosa, desaparece uno y el otro desaparecerá con él.
“La organización de la materia evoluciona hacia la vida, como por accidente, y de ese binomio indisoluble emerge cuánto hay de animado y superior a la materia inerte.
“La capacidad de adaptación aceleró la evolución hasta el estadio actual. Es una adaptación no al medio, más bien una rebelión contra la ley imperante de la especie de aceptar la voluntad del más fuerte, mejor el arte de simular su aceptación como medio de supervivencia. El hombre mediocre es un ejemplo, él es el triunfador, los persistentes que año tras año, complacen hipócritamente la voluntad del amo, llegan a suplantarlo. Mientras el hombre de genio así como el idiota son fugaces en el cotidiano transcurrir y están más cerca de perecer antes de tiempo. ¡La mediocridad es larga, el genio y la idiotez son cortos! Son fugaces la idiotez y el genio, y permanente la mediocridad. La impaciencia del genio es superada con creces por la constancia del mediocre.
“La tendencia a la supervivencia como una de las múltiples facetas de la evolución ha creado armas eficaces como la hipocresía.
“La especie hoy es una sobreviviente de mil guerras, victoriosa en millares de existencias. Muchas tentativas no llegaron ni a ser remedo de especie. Las especies caníbales tuvieron existencia efímera, así mismo las de pobre instinto de supervivencia y las deficientes para persistir en el medio.
“¿Qué objeto hay en la formación de especies que desaparecen sin dejar huella ni incidencia en la posteridad? Diseños deficientes cuajados en proyectos abortados, obra de causa-efectos carentes de inteligencia o razón de existencia, o simplemente inapropiados para persistir.
“Del azar brotó la vida sin horizontes, fortalecida con la impronta probable de continuismo. Mil intentos fracasados y alguno acertó en la subsistencia y, de esta, la conservación de la especie y, de esta, la supervivencia del individuo y, de esta, la aptitud de placer hacia lo que a ello induce y de displacer a lo que aleja.
“En un principio solo había aproximación a la nada y una ley de su permanencia. Se agitó aquella y la primaria ley desapareció dando origen a otras a medida que la cuasi-nada evolucionaba a lo concreto. Y a la vez que el universo evolucionaba también las leyes en concordancia con la actualidad de la materia, el espacio, el tiempo y la rara propiedad de la vida.
“Lo perfecto es necesariamente estacionario e inmóvil. La evolución es propiedad de lo imperfecto. La perfección es un término que no existe en el diccionario del universo.
“No existe la carrera sobre el círculo ni el retorno. Las especies corren en espiral, unas más rápidas que otras hacia la especie superior o a la extinción. En uno u otro caso su estado actual es un tránsito fugaz, perecedero e irrepetible.
“La evolución natural es la respuesta al medio. Cuando aquella es drástica se manifiesta en mutación o en extinción.
“Todo camino conduce a la extinción. Caminos cortos son la guerra, el hambre y la enfermedad. Son caminos largos la paz, la abundancia y la salud. Buscad caminos largos.
“Al principio no había leyes. Estas surgieron con el devenir del universo. Son expresión de la existencia. Evolucionan con esta, son tan fluctuantes o absolutas como esta. Son la expresión del comportamiento de la existencia de la materia, son su definición. El comportamiento es evolutivo. Cuantos comportamientos han surgido y perecido así han brotado y desaparecido leyes. Dos más dos son cuatro solo y solamente mientras exista el dos. Así la vida se antoja brotar en un instante de reordenamiento de la materia en una fugacidad para luego retornar a su habitual desorden en grado diferente.
“Hasta hoy las doctrinas encaminadas a la sujeción del hombre a espíritus de inframundos imaginados son apenas aberrantes expresiones de enfermizas mentes, predicadas por lobos sedientos de sangre y hambrientos de carne a una muchedumbre de siervos aulladores y perezosos mentales. Son doctrinas castradoras del espíritu humano en pro de ser gobernadas por espíritus aviesos insaciables; estos son maestros del entorno.
“El medio define el futuro del recién nacido. Él le dará el canon del comer, del vestir, del pensar, ¡ay! y del sentir. El hombre es la expresión de su naturaleza y hábitat. También aplica al ser que rotulamos irracional. Un ser en cautiverio es diferente a un ser en escenario natural y aún en este difieren unos de otros según la sensibilidad del medio. Mas a nivel de especie hay rasgos que asumen apariencia permanente aunque en el tiempo y la distancia mutan llegando a la división de aquella. Esto han dicho los que saben.
“La vida del padre cobra valor cuando es superada por el hijo. El alumno superará al maestro para que el ascenso continúe, de otra manera se retrocederá una generación. Procurad una evolución limpia y continua.
“Es curioso que seas tú quien intente saciar mi sed por segunda vez. ¿Cuántas veces en adelante se repetirá este hecho?” – Dijo Simónides escanciando un vaso de agua ofrecido por el joven, y continuó la plática:
-La perpetuación de la especie no es la perpetuación del individuo. Mas sucede a veces que el impulso de especie le invade y entonces este quiere perdurar y ello es una bendición para la continuidad de la especie, pues este individuo así liberado tratará de eternizarse con actos trascendentales, por no decir heroicos, de tipo religioso, artístico, de ciencia, de poder,… que en última instancia redundarán en beneficio de la especie, aunque a veces son para su deterioro.- Hizo una pausa para recibir un cuenco que un oyente le ofrecía. Sintió un ardor en la garganta al primer y único sorbo de aquella bebida embriagante, y arrojó lejos de sí el cuenco, increpando: -¿Qué bebida es esta para un viajero? ¿Cómo pretendéis que tenga la mente lúcida con líquidos que transportan idiotez y confusión de las tripas al cerebro?
¡Habló Simónides el Solitario de la montaña! – exclamó un oyente, y otro dijo:
-¿Simónides? ¿El solitario de la montaña? ¿El maestro? ¿Qué nombre darle? Parece no necesitarlo pero hemos de llamarlo con alguno.
-Porque habitó largo tiempo en La montaña llamémoslo El sabio- dijo uno.
-Porque dice palabras que no entendemos digámosle El sabio- propuso otro.
-Porque luce diferente en hábitos y modales al resto de las gentes, apodémosle El sabio- dijo un tercero.
-¿Cómo puede un hombre – replicó admirado el que bebida le había ofrecido al viajero – hablar como ha hablado de uno y otro tema con tanta lucidez sin estar embriagado? Un maestro, un sabio debe ser usted. Permítanos al menos seguirlo hasta Feria Madre, no seremos un obstáculo en su camino y a cambio estaremos prestos a ofrecerle los servicios que precise de nosotros, pues conscientes estamos de que a su lado llegaremos más sobrios y entendidos a nuestro destino.
Simónides dijo:
-Me habéis bautizado sin mi consentimiento. Vuelvo a decirlo: No soy vuestro maestro, no sois mis discípulos. Y no soy el sabio. Mas como nos signa un destino común, la Feria Madre, podremos ir en compañía, soportándonos mutuamente, respetando la intimidad de cada uno y apoyándonos en lo que necesitemos. Sé que habréis de importunarme con vuestras indagaciones acerca de esto y aquello y, como no siempre podré rehuiros ni liberarme de vuestras impertinencias con justificación o sin ella; como sé que en el fondo para muchos de vosotros la busca de la liberación de vuestro corazón y mente del esquema de sentir, ver lo interior y exterior y discurrir sobre ese acontecer, creéis que encontraréis respuesta en Feria Madre, pues comenzad desde ahora a volveros livianos, despojaos de pesadas vestiduras. Preferid sólo vuestros pies como medio de transporte. Así que utilizad calzado liviano, suave y cómodo; desechad toda joyería que os distraiga la atención haciéndoos perder tiempo en su custodia, cambiadlas por cosas prácticas para la larga caminata. Sed avaros en el hablar y más aún en la lisonja. Sed limpios. Comed y bebed hasta saciaros de las viandas que os apetezcan, sin llegar a la gula o a la enfermedad. Sed armónicos en vuestro vivir. No adquieras más de lo necesario para tu supervivencia y satisfacción. No adquieras y deshecha lo que no puedas conservar y disfrutar. El exceso conduce a la verdad tardía, y la escasez a la sobrevaloración. Ambos dan sabiduría y esta conduce a la moderación”.
Estaba exhausto y somnoliento. Sin embargo la audiencia, ansiosa de su prédica, no daba señales de dejarle. Así que para satisfacer el interés de ambos, dijo:
-Más allá del final está el comienzo. Meditad en ello en las próximas dos horas- y se introdujo al sueño. Al despertar estaba solo, las gentes a la distancia tendían las carpas para pasar la noche y, viendo esto, dijo para sí sonriendo: “La modorra mental les ha librado de entrar a las entrañas del círculo y de su prisión. Y es bizarro que este camino conduzca a la liberación de los aprisionados en el círculo”.
Tendidas las carpas, hicieron hogueras y prepararon alimentos comunitarios. Se refugió solitario en la carpa que las gentes habían preparado para su exclusivo uso. Fue una noche apacible. Un sueño suave y pacífico se extendió por el campamento. Al despertar muchos tenían la impresión de haber sido adormecidos por una dulce música que brotaba del aire llenando de paz a los espíritus ávidos de respuestas y de deliciosa energía sus cuerpos extenuados por la caminata. Unos y otros aseguraban haber tenido extraños y felices sueños que les proporcionaran goces inenarrables mas nadie recordaba que sueños fueron.
Había transcurrido poco tiempo del nuevo día cuando un ruido proveniente del pasillo que conducía a la tienda de Simónides motivó que este saliera a investigar el origen de tal algarabía. Dos hombres parecían discutir prontos a agredirse y las gentes les seguían sin atreverse a intervenir en la disputa. A la vista de Simónides, sin explicación alguna, dieron vuelta en silencio ante la mirada perpleja de algunos de los testigos y, también, la decepción de unos pocos al ver frustrada la realización de una lucha. Simónides se introdujo en su carpa no sin antes haber cerrado la cremallera de su puerta. Por este suceso corrió el rumor entre las gentes de la caravana que él, santo ahora para muchos, poseía el don del apaciguamiento. El rumor se extendió hasta pueblos cercanos y luego más lejos por los acontecimientos que comenzaron al decir de las gentes, a rodear la presencia de aquel. Era frecuente que parejas en disputa por líos de comportamiento no consentido o por pleitos de negocios mal hechos o incumplimiento de promesas u otras causas acudieran a su estancia en busca de dirimir sus diferencias, pero raras veces llegaban a él: a su sola presencia desaparecía su desavenencia y regresaban conciliados. A los pocos que llegaban a él, sin permitirles decir una palabra, les decía siempre: “Idos. Compartid alguna actividad o algún objeto por seis días y luego volved al séptimo”. Casi nadie regresaba y los pocos que lo hacían era para agradecerle la armonía lograda. Cuando eran grupos en disputa, invariablemente les decía: “Sois dos bandos en conflicto porque no soportáis vuestras diferencias. Aplicad aritmética primaria de conjuntos como respuesta resolutiva: Enumerad los fines de cada bando, hallad el subconjunto intersección de fines; de los elementos restantes y, para cada uno, enumerad sus motivaciones en pro y en contra, armad subconjunto de intersección con ellas. Logrado esto redefinid nuevos fines como comunes e insertadlos en el subconjunto de intersección primero y renunciad a lo quede fuera de tal subconjunto. Llegado a este estadio, para cada fin del subconjunto de intersección logrado y enriquecido, enumerad de cada bando la metodología para su logro, redefinid nuevas metodologías y renunciad a lo que quede fuera del subconjunto de intersección de la metodología del fin. Terminado el ejercicio habéis obtenido una suma de fines y metodologías que permitirán la fusión de los bandos o conjuntos iniciales lo cual podréis, en consecuencia, llamar Armonización de conjuntos”.
Una tarde parte de su prédica decía:
-El universo es como es, ha sido lo que ha sido y será lo que será porque fue creado como fue creado. Así todo ser, animado o inanimado, siendo parte de él, es lo que es, fue lo que fue y será lo que será.
-Complacido estoy de su prédica – dijo entusiasmado un gobernante que había asistido atraído por la fama del sabio – Esto explica la animadversión de mis gobernados para conmigo. Al fin he escuchado a un sabio. Le nombraría mi consejero, mas he sabido que no acepta favor alguno y menos tratándose de regentes de pueblos.
-Has entendido solo una parte de la prédica – contestó Simónides, y sentenció: -Si no mejoras tu gobierno para con tus súbditos, tú y los tuyos seréis presa de la tragedia y el sufrimiento, y no habrá detrimento en mi prédica-.[i]
Cada día crecía el número de visitantes en búsqueda de conciliación, robándole el tiempo que debiera dedicar al grupo que le acompañaba, así que decidió suspender la labor de consejero y, a cada persona o grupo que iba a él en procura de armonización, les decía invariablemente:
– ¿Quién soy yo para juzgaros o aconsejaros? Id a vuestros jueces y cortes a que os diriman vuestro conflicto, no me endilguen el oficio que no tengo por encomienda, no me perdonaría hacer la labor de otro, grave falta es asumir la responsabilidad ajena tanto como purgar el pecado de otro.
Así, poco a poco disminuyó ese tipo de visita hasta la desaparición total, y la gente olvidó también pensar en el don del apaciguamiento que le habían atribuido.
[i]La respuesta dilucida en parte la aparente contradicción entre determinismo y libre albedrio.
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Tags: Capítulo 3, Feria Madre, Novela por entregas, Pedro Pablo Escobar Muñoz, Pedro Pablo Escovar Escárraga
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