Una entrevista a Aldous Huxley
Vargas Llosa en un ensayo de 1988 que apareció publicado en «La verdad de las mentiras» dijo sobre «Un mundo feliz» de Huxley:
Ocurre que en el medio siglo transcurrido desde que fue escrito Un mundo feliz, la realidad se ha alejado de este sombrío vaticinio aún más de lo que estaba en 1931. Los imperios totalitarios se derrumbaron o aparecen cada día más corroídos por sus fracasos económicos y sus contradictores internos. En los tiempos del SIDA, la ciencia no parece tan todopoderosa como hace algunas décadas. Y —acaso el signo más esperanzador cara al futuro— los hombres de hoy se muestran mucho más inapetentes que los de antaño por aquellas sociedades ideales, por esos mundos perfectos, fraguados por los utopistas. No hay duda de que a esa inapetencia contribuyeron poderosamente autores como George Orwell y Aldous Huxley. Ellos nos ayudaron, con sus horribles paraísos, a comprender que aquella afirmación de Oscar Wilde según la cual «el progreso es la realización de la utopía» es la más peligrosa de las mentiras. Porque las utopías sólo son aceptables y válidas en el arte y en la literatura. En la vida, ellas están siempre reñidas con la soberanía individual y con la libertad.
Huxley creyó que en los paises «subdesarrollados» el partido comunista iba a gobernar. En el momento de la entrevista que aparece más abajo no sabía que un Kissiger iba a terminar con ese peligro. Vargas Llosa escribió su texto después de todo ello y se creyó a salvo. No contaba con que Fujimori le aplastaría su sueño de ser presidente del Perú y lo conminaría a convertirse en un español nacido en Arequipa.