Inglaterra no perdona a Turing por su condición sexual
Después de que el primer ministro británico se disculpara por Inglaterra al haber sometido en el pasado a uno de los héroes nacionales, el científico informático Alan Turing, al doloroso tratamiento eufemísticamente llamado «Organo-terapia» – la castración química-, cuyas secuelas lo llevaron al suicidio, y ante la petición de más de 21,000 personas para que el gobierno pidiera perdón nuevamente, no por el tratamiento sino por la condena de «Indecencia grave y perversión sexual» al eminente matemático, la Casa de los Lores ha declarado que este perdón no es procedente, porque según la ley de la época la sexualidad de Turing era una «ofensa criminal».
Alan Turing fue uno de los científicos más brillantes de su época. Gracias a su trabajo pionero en informática y sus logros en criptografía logró descifrar y romper los códigos de la máquina Enigma que encriptaba los mensajes de los ejércitos Nazis, logro que sin duda alguna influenció en la victoria de las tropas británicas sobre las alemanas. Turing también fue el inventor de la máquina que posteriormente llevó su apellido, La Máquina de Turing, que consiste en la simulación de un ordenador, además fue uno de los primeros programadores digitales al haber trabajado en el software de una de las primeras computadoras reales, la Manchester Mark I. Turing también aventuró teorías sobre la plausibilidad de la Inteligencia Artificial, lo que lo llevó a formular el famoso test, también homónimo, y trabajó junto a Norbert Wiener en el desarrollo de la cibernética.
Ante los tribunales británicos la extraordinaria carrera, el evidente genio y el servicio prestado al país de Alan Turing no fue ningún impedimento para condenarlo por su condición homosexual y ejecutar el arresto. Luego de estar en prisión, Turing acepta el «tratamiento» de la «organo-terapia», cuyos efectos son descritos como «dolores horripilantes», y llevan al eminente científico en el transcurso de dos años a quitarse la vida. Se considera que el logo actual de la compañía Apple, la manzana con el mordisco, se debe a que Alan Turing para suicidarse inyectó una manzana con cianuro y solo le bastó una mordida para acabar su brillante vida.
En el año 2008, la Iglesia Católica pidió perdón publicamente a través de su máximo vocero, el Papa Benedicto XVI, por la tortura y ejecución del célebre astrónomo y físico italiano Galileo Galilei, reconociendo su error y agradeciéndole su trabajo por ayudar a “contemplar con gratitud los trabajos del Señor”. Una muestra de humildad después de cuatro siglos de amargos desencuentros de «fe y razón».
En el año 2009, el incendiario periodista Christopher Hitchens, en el célebre debate Intelligence² acusaba a esta misma Iglesia Católica de condenar a su amigo Stephen Fry, no por lo que hacía sino por lo que era y la instaba a pedirle perdón, tanto a él como a todos los homosexuales, niños, mujeres negros, mejor dicho a más de la mitad de la humanidad por su influencia negativa y constante ataque y estigmación sobre ellos.
Video de Cristopher Hitchens sobre la iglesia católica.
Video de Stephen Fry sobre la iglesia católica
¿Cuántos siglos piensa esperar el gobierno británico para pedir perdón a Alan Turing? ¿Cuándo piensa aceptar que la severa sentencia contra Turing fue un atentado de lesa humanidad contra uno de sus héroes nacionales, porque no se le condenó por cometer ningún acto sino por su condición sexual?
Las personas espirituales saben que el perdón no enaltece a nadie más sino al que lo otorga. Una nación incapaz de pedir perdón por la brutalidad con que trata o trató a su población por su condición sexual, racial, de género o social, es una que retrocede en la escala de valores humanos.
Derrida en un célebre discurso sobre el perdón llamó a este acto: «la locura del amor».
Una oración, en inglés, por los presos objetores de conciencia, por las víctimas de tiranías, por los que viven el horror de ser estigmatizados.
O Lord, save my sinful soul
From local punishment
From the far-away zone
From being frisked
From the tall fence
From the severe prosecutor
From the Devil or from the devil owner
From small rations
From dirty water
From steel handcuffs
From hidden obligations
A cold cell
And short haircuts
Save us from the death penalty
Amen
Amen
Amen