El autor intelectual de Charlie Hebdo es un best-seller
Exclusiva Mil Inviernos
Atrapado autor intelectual de masacre en París.
Don Michel Houellebecq decidió tirarlo todo a la hoguera, incluido el Islam y Charlie Hebdo, después de una noche fogosa con dos marroquíes que le enseñaron que hay sexo más arrobador que el que él refería en sus partículas elementales.
En esa noche en donde el homosexualismo estuvo a pedir de boca, don Michel supo que para hacerse notar como algo más que un escandalizador de pueblerinos (producto de exportación número 1 de Francia) necesitaba pasar de la teoría a la praxis, es decir, de un mero charlatán a un profeta de los nuevos tiempos de anti-islamismo cool.
Jamás el mundo ha sido testigo de una campaña de autopromoción de las magnitudes hechas por don Michel. No en balde los asesinatos han ido en directa proporción con el volumen de ventas de su libraco y del pasquín envuelto en toda esta situación bochornosa. En Siria, Samir, un viejo amante de Michel ha confesado a Al-Jazeera, que el odio del escritor por el Islam tiene el placer loco que esos «jinns» han dado a mi cola.
Ahora se ha descubierto que el desamor de las Partículas elementales, tiene un lugar de origen: Alepo, la ciudad donde nació Samir, el amante que desgarró el recto del enfant-terrible de más de 60 años, que ahora se publicita como un ser deprimido cuando su cara no refleja sino la desesperación de no encontrar muchacho sunita o chiita que cumpla sus demandas buco-genitales.
¿A dónde parará este mundo loco? ¿Habremos de posternarnos todos ante la islamofobia de los maricas? Es hora de que el exterminio deje de ser excluyente. Aplique la igualdad, la fraternidad y la libertad. Sigamos los senderos del sida, no respetemos color de piel ni credo. Y por favor, démosle algún huérfano que haya escapado del estado Islámico a don Michel, porque dicen las malas lenguas que lamieron sus sobacos que la próxima novela será sobre sicarios paisas que dominarán el mundo junto a los islámicos y revivirán por medio de mitos vudús a Saladino.
La danza cósmica que superó las sombras de Platón (Un relato fantástico colombiano del siglo XIX)
Carlos Martínez Silva (1848-1903) fue un diplomático, abogado, escritor y jefe de filas del ejército conservador de Colombia durante una de las innumerables guerras por las que atravesó el país en el siglo XIX y estuvo preso en la primera contienda del siglo XX (la guerra de los mil días). El relato que a continuación presentamos, supera el orden intuído por Platón pues la sombras dejan de ser un remedo de la verdad: los cuerpos de los que ellas nacen, son una prolongación superflua de esa danza en la penumbra que es el universo. Martínez Silva ha sido uno de aquellos escritores que supo de una realidad más frondosa y opaca que la establecida por las más antiguas y prestigiosas corrientes filosóficas y científicas. Si bien es poco probable que Philip K. Dick lo haya leído, sí podemos establecer una línea de parentezco entre ellos dos. Esta es la oportunidad de encontrarnos con una narración que deja en claro que lo fantástico también ha hecho parte de la literatura hecha desde que se fundó algo llamado Colombia:
Baile de sombras
Hace algunas noches que, cabizbajo y distraído, seguía el camino de mi casa, por una oscura y desierta calle. De repente sentí música, alcé la cabeza y vi una casa iluminada: evidentemente allí había un baile.
Como nada tiene eso de raro, me disponía a seguir; pero como descubriera que sobre la pared que quedaba al frente de la casa iluminada, pasaban y repasaban las sombras de los danzantes, me detuve.
En aquel momento se celebraban, pues, dos bailes: uno en la sala, otro en la calle.
En el primero había hermosas damas, apuestos caballeros, fisonomías animadas por el fuego de la pasión, trajes de crujiente seda, perfumes y blandones, todo cuanto halaga los sentidos y exalta el corazón.
El baile de las sombras era triste en todos sentidos: se celebraba en una calle oscura y fría; los convidados estaban vestidos de negro, no se reían, ni conversaban; tenían rígidas las facciones, apagada la vista.
¡Qué contraste aquél! ¡Qué fuente de serias y profundas reflexiones para el que, como yo, contemplaba fríamente desde la mitad de la calle esas dos danzas, que al fin no eran sino una sola!
La Hermandad Prerrafaelita
La Hermandad Prerrafaelita
Por: Wanda Uribe Villa
La Hermandad Prerrafaelita revolucionó el arte inglés desde mitad del S. XIX para darle un giro del que nunca habría regreso. Los cuadros de esta hermandad, no son sólo reveladores, pues presentan la realidad de la sociedad del momento, como posteriormente también harían los impresionistas, además los pintores de este movimiento eran auténticos salvajes, por su composición y los temas a tratar; ya que no seguían los lineamientos del maestro renacentista Rafael de Urbino y de allí derivan su nombre: Prerrafaelitas.
En 1850, el pintor y cofundador de esta hermandad, John Everett Millais, presenta a la temprana edad de 21 años un cuadro que despertó las más fuertes críticas; incluyendo la del «querido de la nación» Charles Dickens que se dirige a este con las siguientes palabras:
Usted mira al interior de una carpintería. en primer plano de esta carpintería está un espantoso niño pelirrojo con el cuello torcido, lloriqueando, en traje de dormir, que parece haber recibido un pinchazo del palo de otro niño en la mano con quien estaba jugando en una zanja adyacente , y la sostiene en alto para que la contemple una mujer arrodillada , tan terriblemente fea que ella sobresaldría del resto de los demás como un monstruo en el cabaret más infame de Francia o la tienda de ginebra más baja de Inglaterra. En todo lugar donde es posible expresar la fealdad de los rasgos, los miembros o la actitud, usted lo encuentra expresado
Esta es la funesta crítica de Dickens ante «Cristo en la casa de sus padres», un cuadro hecho para provocar y que, finalmente, lo logra.
La fundación de la Hermandad se da en 1848 por tres de los alumnos más prominentes de la Royal Academy. John Everett Millais, de 21 años, William Hollman Hunt de 20 años y Dante Gabriel Rossetti, de 21 años. Eran jóvenes insatisfechos con el arte que se presentaba entonces, pues para ellos era una fórmula repetida en la que con sólo conocerla se podía alcanzar éxito en los salones de arte. Querían una revolución y la lograron, no sólo experimentando en el arte visual, sino también en la literatura y la poesía.
Así son descritos por William Michael Rossetti, hermano de Dante Gabriel Rossetti:
Éramos realmente como hermanos, estábamos continuamente juntos y nos confiábamos el uno al otro todas las experiencias relacionadas con cuestiones de arte y literatura y muchas cosas que nos afectan como individuos
Y, finalmente, después de soportar las fuertes críticas por parte de la prensa británica, son consagrados como «buenos» artistas por el hombre que tenía la palabra final en cuanto a arte se trataba, John Ruskin, que defiende el arte de la Hermandad Prerrafaelita con las siguientes palabras:
Estos Prerrafaelitas dibujarán lo que ellos vean o lo que supongan que pueden haber sido los hechos reales de la escena que desean representar, sin tener en cuenta ninguna regla convencional del trabajo pictórico
Todo esto y el análisis exhaustivo de las pinturas más imponentes que pudo haber presentado la hermandad, son presentados en este documental de la BBC, narrado con fascinación y admiración, dedicado a la comunidad de jovencitos que transformó el arte británico e impuso el sello que hoy es reconocido como Arte Prerrafelita.
La cabeza teológica de Charles Darwin
Charles Darwin nació en 1809, nieto del reconocido médico Erasmus Darwin quien a su vez creara una incipiente teoría de la evolución que sugería la posibilidad de hacer surgir vida de la materia muerta (una influencia inestimable en los trabajos tempranos de Mary Shelley) ; podríamos decir que el joven Charlie le hizo «hijack» a la teoría de su abuelito. Por mucho tiempo Charles Darwin ha servido como bandera de la gastada disputa entre fe y razón, acostumbrándose a ubicarlo dentro de la «pandilla de la razón». Se suele traer los casos más fundamentalistas de aquellos creyentes que ridiculizaron la Teoría de la Evolución y también de aquellas histéricas expresiones de radicalismo religioso en las que se niega la importancia de Darwin ( los creacionistas). No obstante, este conflicto no se encuentra formulado en ninguna parte del pensamiento darwiniano. Al grado de que si indagamos un poco en la propia biografía del científico inglés, vemos que una de sus preocupaciones iniciales fue precisamente el estudio de la teología en la Universidad de Cambridge, de no haber sido por el botánico Dr. Henslow que lo encaminó hacia el interés por la filosofía natural; si no hubiera sido por la influencia de este profesor, seguramente recordaríamos hoy a Darwin no como el creador de una de las teorías más prestigiosas de la ciencia , sino como un gran clérigo cabezón. Como se deduce de un fragmento de su autobiografía:
El fabuloso mundo de Jules Gabriel Verne
Hace 189 arribó en Nantes un grande, el maestro Jules Gabriel Verne: el hombre que inventó el futuro.
Verne fue uno de los escritores pioneros de la Ciencia Ficción, con una gran capacidad de ver más allá de su tiempo llevó el romanticismo científico del siglo XIX a sus últimas consecuencias que colindaban entre el arrojo técnico y la maravilla.
Para celebrar su natalicio, compartimos la película checa El fabuloso mundo de Jules Verne (Vynález zkázy, que traduce «Una invención mortal») del director Karel Zeman, basada en la novela de Verne Ante la bandera y que está realizada en stop-motion -para algunos, una muestra temprana del Steampunk en el cine-.