Amazofuturismo y futurismo indígena en la ciencia ficción de Brasil.
Amazofuturismo y futurismo indígena en la ciencia ficción de Brasil
Por Vítor Castelões Gama y Marcelo Velloso Garcia
Publicado originalmente en Vector:
Gama, Vítor Castelões and Garcia, Marcelo Velloso. 2020. Amazofuturism and Indigenous Futurism in Brazilian Science Fiction. https://vector-bsfa.com/2020/09/04/amazofuturism-and-indigenous-futurism-in-brazilian-science-fiction/
Traducción: Sergio Ortiz
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Este ensayo explora dos movimientos contemporáneos asociados con la literatura y el arte de la región amazónica: el amazofuturismo y el futurismo indígena. Con esto esperamos hacer crecer la visibilidad de estos dos movimientos interrelacionados, para enriquecer así la diversidad en el mundo del arte y contribuir a una apertura a las cosmologías y visiones de mundo que existen por fuera de los imaginarios occidentales [1].
Para lograrlo, empecemos primero con algunas definiciones. Primero, el amazofuturismo es un subgénero de la ciencia ficción en el que la región de la Amazonia es representada de una forma más positiva, usualmente con una estética similar a las del ciberpunk y el solarpunk. El futurismo indígena, por su parte, dentro del contexto textual amplio de la ciencia ficción, se enfoca en visiones de mundo indígenas y, al hacerlo, desafía arraigados supuestos colonialistas sobre las poblaciones indígenas. Idealmente, el futurismo indígena es creado por personas indígenas. Finalmente, la ciencia ficción brasilera, que es el más amplio de estos tres términos, es simplemente ciencia ficción hecha en Brasil. Esta no representa necesariamente la región amazónica ni a las poblaciones indígenas y, cuando lo hace, puede hacerlo tanto de manera positiva como negativa [2]. Ahora expandamos un poco estas definiciones.
Mary Elizabeth Ginway (2015) afirma que la Amazonia fue mayormente usada como escenario en la ciencia ficción brasilera en dos momentos clave. El primero fue “durante el gobierno autoritario de Getúlio Vargas (1930-1945); el segundo fue después de los intentos de modernización y cambio tecnológico que duraron décadas y que fueron impuestos por el gobierno militar, entre 1964 y 1985” (Ginway 1). Para Ginway, el primer momento está lleno de narraciones de aventuras (muy similares a los Viajes extraordinarios de Jules Verne), mientras que el segundo refleja más de cerca la historia del Brasil y toma un giro distópico. Ahora estamos viviendo un tercer momento: el amazofuturismo, un nuevo movimiento que ha ganado una gran relevancia mediante el trabajo artístico de João Queiroz [3]. Si bien el amazofuturismo también es crítico frente al gobierno autoritario y la explotación económica y ecológica, en general resulta menos pesimista y retrata una Amazonia que mezcla aspectos positivos y negativos. De la manera en que lo entendemos aquí, el amazofuturismo puede incorporar, aunque no lo hace siempre, experiencias, perspectivas y epistemologías indígenas. Se puede afirmar que, para que una producción artística realmente cuente como futurismo indígena, debe ser hecha por personas indígenas, mientras que el amazofuturismo no necesariamente debe cumplir con este criterio.
Por su parte, futurismo indígena es un término bastante amplio, popularizado por Grace L. Dillon. Se refiere principalmente a creaciones artísticas y literarias realizadas por personas indígenas, que expresan perspectivas y epistemologías indígenas, y/o que se centran en la experiencia indígena. Estos trabajos incluyen la ciencia ficción indígena; para Dillon, este es un movimiento que está transformando todo el perímetro de la ciencia ficción y, en consecuencia, también la manera en que se definen las posibilidades de la ciencia ficción. Dillon sostiene que los escritores de futurismo indígena, liberados de las formas de ficción realista que “los autores nativos ‘serios’ supuestamente deben escribir”, pueden jugar y experimentar, y pueden extender los límites (Dillon 3). Estos autores pueden “volver a incluir la ciencia indígena” para explorar cómo esta “no solo es complementaria con respecto a lo que se ve como la ilustración occidental, sino que es integral a una sensibilidad refinada propia del siglo XXI” (Dillon 3). La noción de que la ciencia indígena es integral a este siglo puede parecer una obviedad para algunos. Sin embargo, es un punto importante que se debe señalar: hay prejuicios extendidos que asocian a las poblaciones indígenas con el pasado y se rehúsan a verlas en el futuro. Estos prejuicios usualmente también le niegan al conocimiento tradicional indígena cualquier estatus de ‘científico’ o ‘tecnológico’, y niegan la validez de la epistemología indígena. De esta forma, la ciencia ficción indígena no podría existir. Pero existe, y es una parte de enorme importancia en el futurismo indígena.
Después tenemos la ciencia ficción brasilera. En términos generales, la ciencia ficción es usualmente vista como un género que tiene una conexión especial con el futuro, en el que la ciencia y la tecnología tienen normalmente un papel importante. Dicho esto, se debe añadir que este es un término que nunca ha sido definido satisfactoriamente, a pesar de que las definiciones propuestas siguen estimulando conversaciones interesantes. Ficción especulativa es un término normalmente usado como generalidad, e incluye a la ciencia ficción y también géneros como la fantasía, el horror, el realismo mágico, etc. En una revisión más detenida, sin embargo, la distinción entre ciencia ficción y ficción especulativa no es clara, y el significado de ‘ciencia’ en ‘ciencia ficción’ no es muy evidente. No toda la ciencia ficción es realmente sobre ciencia y tecnología. Además, la ciencia y la tecnología pueden ser asuntos importantes en la fantasía, el horror, el realismo mágico, etc.
La definición clásica de ciencia ficción de Darko Suvin puede ser útil acá. Definir ciencia ficción como Suvin lo hace, por la “presencia e interacción de extrañamiento y cognición, y cuyo recurso formal principal es un contexto imaginario alternativo al del ambiente empírico del autor” (Suvin 20), permite una importante diversidad de visiones de mundo. Suvin no piensa que toda forma de literatura o arte que usa lo extraño es ciencia ficción. La ciencia ficción tiene que ver con el extrañamiento en interacción con lo cognitivo. Esto significa que, para Suvin, la ciencia ficción implica desviaciones de la realidad que nos permiten criticar la manera en que vivimos nuestras vidas en cualquier momento dado. Un extrañamiento cognitivo como este (es decir, desviaciones de la realidad que generan conocimiento sobre la realidad), puede estar relacionado con la ciencia y la tecnología, pero también con el cambio social, o con cualquier cosa que el escritor considere que se adapte a esta relación. Después de todo, la ciencia es una entre muchas formas consensuadas de percibir y categorizar el mundo.
Algunos han encontrado insatisfactoria la definición clásica de Suvin, ya que esta usualmente parece dejar por fuera cosas que claramente parecen ser ciencia ficción, y al mismo tiempo incluye cosas que no lo parecen. Pero quizás lo que hace que la definición sea perdurable es la manera en que desafía la complacencia relacionada con las formas de conocimiento consideradas valiosas, y con la manera en que ellas reciben su valoración. Allí hay una resonancia con el futurismo indígena. El futurismo indígena también nos pide que examinemos críticamente las creencias, actitudes, métodos, conceptos, y el lenguaje que es designado como ‘científico’ y/o valorizado como riguroso, objetivo, empírico, basado en evidencia, superior, y otros criterios por el estilo. Si algunas visiones de mundo que se consideran a sí mismas como ‘científicas’ han estado profundamente implicadas en racismo, colonialismo, genocidio, ecocidio, entonces, con seguridad, debemos repensar qué es lo que consideramos ciencia y/o reconsiderar el valor que esta tiene. Como han señalado Antonio Negri y Michael Hardt (2005), es en nombre del “progreso científico” que el conocimiento indígena fue y sigue siendo constantemente robado. Los ejemplos son diversos: tenemos el Curare, un veneno usado por diferentes grupos indígenas amazónicos, que fue patentado primero como Intocostrin; o la sangre Yanomami, usada por James Neel y Napoleon Chagnon; y el conocimiento botánico Uru-eu-wau-wau, mencionado por Laurie Anne Whitt (1998) [4]. Pero lo que está aquí en juego no es solo la defensa del conocimiento indígena que se hace al reclamar patentes o compensaciones monetarias. También se trata de replantear lo que se considera ciencia, al remover y reimaginar los conceptos vitales que subyacen a esta noción, conceptos como ‘objetividad’, ‘experimento’, ‘neutralidad’, ‘prejuicio’, etc. En otras palabras, integrar el conocimiento indígena con la tradición científica occidental requiere que repensemos no solo el contenido, sino también la forma de la ciencia.
Jana Schirmer: Impacto perturbador y espuma venenosa
Jana Schirmer: Impacto perturbador y espuma venenosa
Raupture fur Alex: Un cuadro inolvidable
Por Luís Antonio Bolaños De La Cruz
Durante algo mas de un lustro en las pantallas de Velero25 desenvainé una propuesta que denominé Bitimagen copiándome de a www.imagenetion.com, sin esforzar la imaginación. Daniel Salvo creía tanto en ella que me animo a continuarla, aún ahora recuerdo que deje colgados varios artistas, anunciados y no comentados, Para retornar al tema empiezo a colaborar con Mil Inviernos en febrero de 2015; consideré que retomar alguno de los Bitimagen que me provocaron una imperecedera impresión sería como tender un puente entre lo plasmado antes y lo que está por ejecutarse ahora Jana Schirmer fue una artista que cavó profunda en mi mente, quisiera que fuera prolífica para explorar una y otra vez sus mundos, pero se prodiga con mesura. No obstante, tengo que admitir que en la actualidad no llega a las cotas de audacia creativa que me entusiasmaron al conocerla, sólo algunos desde Kitschpartone (magnífico desnudo, me entero porque sigo su página en Deviantart, una de las mejores galerías artísticas de la red) me han entusiasmado: Mech por la limpidez de trazo y su semejanza con los mundos asépticos y ascéticos de los metahumanos y Red She-Hulk con la dosis suficiente de misterio para embelesar.
- Mech
- Red She-Hulk
Este primer párrafo cumple con la tarea de ligar el presente con el pasado, representado por el siguiente texto que elaboré para su presentación en Velero25:
Con frecuencia para el bitimagen seleccionamos ilustradores y dibujantes reconocidos, aquello(a)s que creemos levantarán bandadas de recuerdos, que engancharán no sólo la memoria sino la emoción, por transitarlos y atesorarlos; para nuestro reingreso a la red tras varios meses de parálisis nos arriesgamos a elegir de la pléyade de artistas que nos ofrece Deviantart a Jana Schirmer (Janaschi), cuyos estremecedores hallazgos y virulenta imagenería nos impresionaron con fuerza. En varios blogs (entre ellos “Todos los que han sido”) que glosan sobre arte y temas diversos ha sido comentada y alabada, parece ejercer adherencia y consolidar estampa, el homenaje que le rendimos se agrega entonces a quienes ya comparecieron complacido(a)s ante su obra. Read More…
Corto Flawed de Andrea Dorfman (2010)
Un defecto (del latin defēctus) es la carencia de alguna cualidad propia de algo o la imperfección en algo o en alguien. Ser defectuoso de alguna u otra forma implica no estar a la medida o el estándar de algo. Defectuoso (Flawed) es el título también del film corto dirigido por la directora y escritora canadiense Andrea Dorfman.
Flawed más bien parece sacado de una caja de bombones y chocolates. Es simplemente carameludo. Sin embargo, el corto contiene un mensaje fuerte e interesante: el punto de la vida tal vez es no encajar, no cambiar así otros se lo pidan a uno, quererse a uno mismo con sus propios defectos y no adaptarse a los estándares de belleza que la sociedad impone. Eso es lo que hace que uno sea extraordinario y no ordinario, eso es lo que hace la vida interesante.
Un ilustrativo libro sobre los malos argumentos
Los malos argumentos son tan cotidianos que para muchos sería incapaz de reconocerlos de buenos argumentos así los tuvieran frente a ellos. El saber argumentar es fundamental hoy día , ya que no es una habilidad exclusiva del mundo académico sino imprescindible también para la vida cotidiana, en la que un buen argumento vale oro. Los errores de argumentación son tan frecuentes que es preciso detectarlos para saber cómo responder a ellos, o sencillamente señalarlos y no caer en discusiones innecesarias, pues como bien lo decía Thomas Paine: Argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica, es como dar medicina a un hombre muerto.
An Illustrated Book of Bad Argument es un libro de Ali Almossaw, quien es más conocido en áreas como la visualización de datos, ingeniería de software y diseño, además trabaja en la investigación de diseño de sistemas complejos en Harvard. Con este libro, Almossaw pretende fomentar el pensamiento crítico, combinando una buena dosis de humor (presentando la manera de NO argumentar) junto a ilustraciones surrealistas que rememoran la jovial lucidez de Alicia en el País de Las Maravillas.
Puedes ver completamente gratis el libro (en inglés), y si lo deseas hacer una donación al autor por este compendio de malos argumentos en el siguiente enlace:
An Illustrated Book of Bad Arguments
Majestuoso Rafa, por Altais
Majestuoso Rafa fue un cuento que realicé para el evento Ulyses Cybernético, heroísmos en la era digital, que se unía a la celebración del Bloomsday, en honor al Ulises de James Joyce. A partir de esta historia, que es un derivado de algunos pasajes de Joyce, se podían realizar otras derivaciones. Y fue lo que sucedió con un artefacto que para mi asombro, al parecer, fue el que más llamó la atención de las tecnologías que sugerí en esta historia: el reloj. Un reloj muy similar al que se especula está desarrollando Apple con el nombre Iwatch. Esta es la adaptación gráfica de Majuestuoso Rafa que hizo el periodista gráfico Altais, familiar en Mil Inviernos por otras colaboraciones:
Ritos nocturnos de Altais
LOS ONCE, una Novela Gráfica de memoria colectiva colombiana por Crowdfunding
LOS ONCE es una Novela Gráfica que cuenta la odisea de un grupo de ratones en la histórica Toma al Palacio de Justicia de 1985. Lo que de alguna manera nos remite a la novela MAUS de Art Spiegelman inspirada en el Holocausto Nazi, en la cual los judíos son dibujados como ratones, los nazis como gatos y los polacos como cerdos. LOS ONCE es una aventura que comprende la necesidad de escapar, sobrevivir y mantenerse unidos frente a la cara del Terror, una bestia que durante el transcurso de la historia representará el miedo a perecer del grupo.
Al ser un tema de memoria colectiva, LOS ONCE optan por la financiación colectiva (crowdfunding) a través de la página La Chévre (una plataforma colombiana similar a kickstarter.com en USA). Son el primer proyecto de novela gráfica financiada por internet en Colombia, en el que a cambio de donaciones se brindan recompensas de arte. El proyecto apuesta por el modelo crowdfunding al considerar que la financiación independiente es una posibilidad real como la de establecer un trato directo entre el artista y su público.
La historia ya está escrita, ahora se necesita recaudar fondos para terminar de ilustrarla e imprimirla.