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Microficción aeropagita

Ganador del I concurso de cuento ciudad de Chinacota, 2042.

CONFESIONES DE MESA

(CUENTO COSTUMBRISTA ANÓNIMO) 

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En esta noche de arreboles, sucedió lo que a continuación referimos:

 

Estaba Peruchi Lozano en la mesa, departiendo una cena con mami.

Mami pregunta:

– Oiga mijito, ¿por qué a ustedes todas las mujeres lo dejan?

– Ay mami, es que aquí entre nos, yo no sé hacer el amor. ¿Me enseña?

– Listo, papito. Pero no vaya a imaginar que lo voy a hacer con usted, porque eso sería un incesto que ni Dios perdonaría, ni con su papá.

– ¿Por qué no con papi?

– A ese señor se le parará primero el corazón que el pinguoñoño.

– ¿Y entonces, cómo aprenderé?

– Yo tengo un potro de treinta años que me le monto todos los días. Usted es solo un poco menor que él. Pero mijo, tiene que cuidarse, porque mire ese barrigonón que tiene. En cambio él, es una tablita. Duro y plano. Y si le digo duro es porque es bien duro.

-Pero ¿no te da remordimiento hacerle eso a papi?

– Si su papi también tiene un amante.

– ¿Quién es? Me imagino que una mujerzota.

– Nada de eso, sospecho que es el mismo que yo me como, pero ninguno de los dos se atreve a decírmelo. Lo pasaríamos rico los tres. Imagínese a ese muchacho haciéndonos  la puntada del sastre.

FIN.

Solitario en Transición o el Imperio ya no las tiene todas consigo (nueva versión)

Solitario en Transición o el Imperio ya no las tiene todas consigo*

Este relato ya había sido publicado previamente en Mil Inviernos (versión anterior: Solitario en Transición), ahora lo publicamos  en una nueva versión, cedida generosamente por su autor.   Luís Antonio Bolaños De La Cruz British Troops March To Trenches, World War I

Este relato funciona como un alegato antibélico y conector entre varios de los ya publicados (o por publicarse) de la Saga del Imperio Decadente (cualquier semejanza con USA es deliberada), así uno de los reclutados conocerá a un discípulo del piloto poeta con que se inicia la serie, y además se dibujarán las pautas que conectan a “Inconquistable” con “El canto del androide” o a “Pilgors o Rancors” con “El Ültimo Czarniano”; es evidente que siembro referencias a Iain Banks (a quien rindo homenaje por su gran obra), que mezclo el ciberpunk con la Hard SF, que trato de mantener un andamiaje humanista y le coloco pegatinas con slogans políticas, en fin que ejerzo un sincero strip tease a fin de recuperar esa piel desnuda del género que lo identifica, pero culmino hesitando y creyendo que las huellas deben bastarnos para persistir (Primera versión publicada en el fanzine impreso “El Horla 04” Diciembre 2011).

Combate Mientras el viento arroja partículas de sílice contra mis campos aislantes, los microtúbulos cerebrales aún no se recuperan de la conmoción, es cierto que la ráfaga de energía apenas si rozó el yelmo, pero siento que los efectos acumulados potencian la ola de fatiga que amenaza con sumergirme. En la incinsciencia

Atrás, en la memoria temporal, quedan los pantallazos que muestran a/de los miembros de la patrulla caídos, ahora subsisto como su representante de misión y no se me ocurre de que manera coronarla, en ocasiones el camuflaje de mi loriga de escamas ganoideas vibra y centellea por los desperfectos, propiciando que cualquier cazareflejos sobrevolando el campo de enfrentamiento me ubique y advierta a un tiroteador que enfile su batería automática -o peor aún a un trooper- contra las coordenadas topadas en su visor.

El cansancio me atosiga y me auto-convenzo que no sucederá evento aciago alguno si me acurruco contra la ladera por un ratito. Doblo las bisagras y me arrodillo antes de rodar, exhalo un suspiro que lleva carga diversa y me dispongo a olvidarme de lo ocurrido, pero ¿como lograrlo?. si mis neuronas excitadas se encargan una y otra vez de repetir las secuencias destructivas sin que los neurotranquilizadores logren aislarlas y reducirlas a pinceladas abstractas casi ininteligibles.

Comprendo que en el aire también deben haber sembrado anuladores, pero como íbamos a saber que aquellos salvajes disfrutarían de tanta tecnología y supieran usarla. Los energizantes y potenciadores que sueltan mis nanoimplantes en el aparato sanguíneo crean una capa de euforia sobre la retentiva reciente y por breves momentos parece que voy a lograr remontar la caída, pero el agotamiento puede más, me descuido y duermo hundido en el fango del talud, presagio a lo lejos, como si le sucediera a otro cuerpo y estuviera contemplándolo desde afuera y preferible desde otra dimensión, al barro que se desliza sobre la armadura cubriéndola, me relajo, creo que me camuflara y me duermo.

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España, cáliz eterno. Por: Luis Bolaños

España, cáliz eterno

Luis Antonio Bolaños De La Cruz

He querido rendir un breve y tardío homenaje a tanto(a)s combatientes republicanos que siento fraterno(a)s y cercan(a)s, el pasado no puede cambiarse, pero podemos con nuestro género soñar por un momento con circunstancias distintas, motivo por el cual elegí una persona cuya vida me impresionó cuando la leí, lo demás fue fácil, aquí el resultado

Rosario Sánchez Mora "la dinamitera".

Rosario Sánchez Mora «la dinamitera».

Me preguntas ¿qué propósito oculta esa mano momificada sobre el ordenador? Te contaré un fragmento biográfico para explicarlo:

Cuando por fin quedo lista la Máquina Temporal que solo pudo usarse una vez, ya que las ecuaciones señalaban la pérdida de algunos gramos en nuestra dimensión para la transición perfecta a cambio de algunos gramos de allá para que fuera perfecta.

Recuerdo que me preguntaron, cómo su inventor, si en mis reflexiones había seleccionado qué momento de la historia quería visitar para torcer los acontecimientos y mejorar la vida terrible que llevábamos cargados con los errores cometidos y las vilezas practicadas a través de los siglos, con un planeta agonizante y hordas asesinas que recorrían cada paraje para sobrevivir aniquilando. Proferí en seguida: España 1936, y argumente que si deteníamos a Franco las fuerzas del mal tendrían que poner sus barbas en remojo y el mundo florecería distinto; yo mismo viajaría porque mi condición física era cercana a la perfección.

Y si me interrogaban sobre el instante preciso de la intervención, lo tenía también. Sería en el frente de Somosierra, cuando trascurrían los primeros días de la guerra civil; las tropas de Franco asediaban Madrid y ambos contendientes sabían que sería una batalla decisiva; miles de jóvenes españoles ponían sus existencias a disposición de la república, para defenderla y así salvaguardar al mundo de las vicisitudes que lo asolarían si el fascismo conseguía sus propósitos, mozos y mozas marchaban a las trincheras con la convicción de ser representantes de la propia humanidad, destinados a impedir el horrible plan de aniquilación y muerte que pretendían los golpistas y sus aliados nazis y facistas.

Finalmente, la persona sobre la cual giraría el Pilar de Jonbur para evitar la hecatombe civilizatoria, prosperaría en el cuerpo de Rosario Sánchez Mora, la “Dinamitera”; el plan era simple: nos obligaba a impedir que lanzara la bomba que al estallar le arrancó la mano, o por lo menos que no le explotara al lanzarla, pero la correspondencia entre tiempo y materia implicada debería respetarse y conservar su paridad entrópica y poética, ya que tampoco podían perderse las estrofas de Miguel Hernández dedicadas a la guerrera, y por lo tanto ni la mano permanecer pegada en su antebrazo; en ese punto ingresaba yo, así que tras intervenir y salvarla de la deflagración, la atacaba disfrazado de moro, ataviado con un uniforme de las tropas africanas y se la cortaba antes de ingresar al vórtice que me devolvería a mi época (eso si tras dejar representados en un trozo de carne extraída de nuestras cubas de proteìnas, los gramos correspondientes a su mano).

Rosario sin duda era valerosa y peleó duro, me costó cumplir con mi tarea pero lo que no podía imaginar era que faltaría peso (o sobraría que más da) para que funcionara el equilibrio entre las puertas temporales y que esos gramos que provocaron el desbarajuste me lo cobrarían a mí, por ese motivo la mano está agarrotada, porque en su puño quedaron apretados mis testículos y la Máquina Temporal no se pudo utilizar otra vez.

¿… Bufonírico? Por: Luís Antonio Bolaños De La Cruz

Luís Bolaños es el secreto mejor guardado de la ciencia ficción colombiana; incansable divulgador del género y un encomiable escritor.

Hoy compartimos su cuento:

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¿… Bufonírico?

Luís Antonio Bolaños De La Cruz

El origen de esta minificción es un sueño (25.09.13), lo he transcrito casi igual a como lo recuerdo, excepto el final que quizás por la incomodidad de lo que sucedía omití cuando lo relaté en la reunión mensual de Coyllur, ya enfrentado al teclado surgió de inmediato la necesidad de transcribirlo, pero no cabe duda sobre la influencia lovecraftiana, el juego entre el nombre científico y la comedia… y su relación con mi anterior relato “Opciones de Everett”.

Thor & Lupo Asociados (un amigo desde la infancia y yo conformamos todo el equipo) ha tenido la suerte en medio de esta crisis desenfrenada de acceder a dos consultorías.

En la primera debemos identificar en una serie interminable de embalajes casi idénticos guardados en un colosal galpón, aquellos referidos a un tema específico que desconocemos pero podemos reconocer -por las orientaciones impartidas por los contratantes- y fichar por encontrarse ilustrado mediante ideogramas azulados, los cuales aparecen sobre su superficie y se mueven hacia zonas donde no podemos observarlos, su presencia dura un lapso, así que nos quedamos a ver cuando regresan hasta clasificarlos; a medida que lo logramos, los organizamos, empujamos, apilamos y jadeamos, me recuerda mucho al tetris pero sin su precisión obsesiva. No obstante, debemos finalizar en un sólo día, ya que existen otros turnos, quizás tres, solucionando su propio incógnita, que descolocan lo que ya habíamos conseguido, lo cual comprobamos al retornar cada mañana.

La tarea incomprensible y hasta caótica se relaciona, en cierta forma quizás elusiva. con la segunda consultoría, donde realizamos entrevistas a una serie de personas que observaron un OVNI, y tenemos que dilucidar -como si se tratara de un EIA- cuanto ha influido su presencia en el entorno (lo cual nos permite deducir que nadie duda del suceso, tanto que se está midiendo su impacto). Sospechamos que al igual que ocurre en el galpón, hay otros grupos realizando la misma tarea para después comparar, rescatar y completar información tabulable y confirmada dos veces por lo menos.

Las primeras preguntas de los interrogatorios las propongo yo, Thor continúa, suelo cabecear mientras tanto y me extravío, ya que no capto de manera adecuada las respuestas y suelo fabular y ensoñar monstruos. Con frecuencia me sacude y musita ¡Lupo, atento!.

La campiña donde buscamos, identificamos y conversamos con las personas designadas es bonita y plácida, pero hay un vallecito casi al centro que por alguna razón no recibe suficiente luz solar, siempre que nos retiramos (se nos ha ordenado que nos alejemos al oscurecer) nos paramos en el borde, contemplamos las sombras que se congregan en el prado central, cual si una membrana opaca lo ocultara y ambos sufrimos repeluznos antes de proseguir nuestro camino hacia la ciudad.

Por fin tras casi una quincena de esfuerzos, al arribar al depósito comprobamos que nuestra pila no ha sufrido cambios y que las otras tres secciones han liquidado su tarea por el orden que reina; nos alegramos pero al mismo tiempo nos inquietamos porque sospechamos que hoy si podremos bajar al vallecito; un aroma a destino nos envuelve mientras vamos saltando de piedra en piedra por el sendero trazado en la ladera, casi sin percatarnos arribamos a la explanada, siento en el rostro y manos una sensación pegajosa y asimismo áspera que por un instante me ciega, y luego la sorpresa nos sacude: un ET colosal rosa y malva, semejante a un sapo lustroso de enormes nalgas nos espera, sus ojos sin pupila hipnotizan, la punta de una lengua que deducimos poderosa y larguísima se asoma por su hendidura bucal sin labios, incluso adivinamos que nos contrataron para que sirviéramos de alimento cuando la desenrolle.

Ciencia Ficción, por Josef Amón-Mitrani

For art to exist, for any sort of aesthetic activity to exist, a certain physiological precondition is indispensable: intoxication.

Fotografía por: Luciana Marti ©

 

CIENCIA FICCIÓN

Alexandra, Alex, ese lindo y emborrachado y (ya) viejo personaje que voy a narrar en la tercera persona del singular, recordó que antes, mucho antes, no había problema con eso de comprar una botellita de aguardiente, un par de jamones y llevarse el mercado para el cuarto y comer y tomar y escuchar las músicas de David Bowie en el discurrir de las comidas y las bebidas y la hamaca y las músicas de David Bowie. Recordó que antes, mucho antes, el mundo no era más feliz (siempre supo que “La Felicidad” no era más que una idea estúpida que regulaba el andar de lo cotidiano). Pero, eso sí, recordó que antes, mucho antes, la vida era más tranquila: había menos máquina, menos prosopopeya. “Cuando tenía mi banda de punk y mi libretica de apuntes –se decía a sí misma– lo dejaban a uno con su jamón y su aguardientico y su rock and roll. Lo dejaban a uno con la tranquilidad esa que produce el fracaso”.

Antes, mucho antes, Alexandra leía a Bradbury con risita. Con esa risita que saca la ciencia ficción: “Ja, qué locurita esa. Ja, ja”. Pasaba algo raro ahí: sentía esa angustia extraña de la ciencia, de la ficción, de lo futuro; pero siempre, casi siempre, sabía que era sólo ficción, que era sólo ciencia ficción. Y terminaba el libro y lo cerraba y lo dejaba en la mesita de noche y miraba pal techo y ahí venía el “Ja, qué locurita esa. Ja, ja”… Y Alex recuerda (hoy) esa risita y trata de meterse en ese cuerpo lejano (de niña linda del pasado) que leía a Bradbury con ese sarcasmo y esa risita y, como hablándole a un amigo imaginario, mira su cuarto lleno de cámaras y de pantallas y se dice a sí misma: “si yo hubiera sabido que hoy no puedo comprar mi aguardientico y mi jamón, y que no puedo escuchar mis músicas de David Bowie en esa hamaca que antes, mucho antes, colgaba en la esquina de mi cuarto, jamás…Óigase bien: JAMÁS me hubiera reído de la ciencia ficción”.

…Ese había sido un día malo para Alexandra. La verdad es que no siempre pensaba así.

JOSEF AMÓN-MITRANI

 

Centro comunitario Ratzinger (Héroes Decadentes – FVR)

Héroes decadentes

 Francesco Giuseppe Vitola Rognini

Hoy presentamos:

CENTRO COMUNITARIO RATZINGER: 

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Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

En el periódico anunciaron la inauguración del centro comunitario con varios días de anticipación, los suficientes para solicitar un pase de prensa. Lo llamativo del asunto era que como centro comunitario construido por la iglesia católica revolucionaría el concepto de ayuda al prójimo. Eso decían los comunicados de prensa que repartieron a los medios.

Yo estaba respaldado por un canal de noticias en Internet, así que no hubo problema para entrar. Reportería en la era digital: más efectiva que la radio, la televisión y la prensa.

El lugar estaba construido en medio de vegetación densa. Tenía por sonido ambiente el canto simultáneo de millones de insectos, un zumbido agudo que daba la sensación de desamparo, de soledad absoluta. A medida que nos íbamos acercando se veían mejor los detalles de la construcción: una fachada bien lograda y la parte posterior aún inconclusa. A los enviados por otros medios ni se les pasaba por la cabeza comentarlo. Llegaron directo a la carpa de prensa, a beber gratis, a comer pastelitos de carne, empanaditas de pollo y deditos de queso. Parecían refugiados de guerra o pordioseros muertos de hambre. Se codeaban para ganar espacio, se miraban con rabia a pocos centímetros, habían perdido completamente la compostura. Los que organizaban la rueda de prensa sonreían.

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Romero y La Playa

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Foto de Peter Harding: creative commons 3.0

ROMERO Y LA PLAYA

Por: Luis Cermeño

Un paisaje estival, tocaban ukeleles, embriagados por su propia belleza y juventud, cantaban canciones para un mañana mejor, lleno de paz, pero ante todo autosatisfacción de su propia existencia. Eran tan hermosos. Los pensamientos positivos irradiaban una energía cósmica hacia el universo que los ajustaba a la armonía de todo lo vivo.

Romero los veía celebrar en la entrada de su casa. Abría una lata de gaseosa,  los veía allí en la playa, alrededor de las chimeneas, bailando, celebrando cada noche la alegría de vivir y saboreando de sus risas, complaciendo sus cuerpos y almas con el calor de la amistad.

“Yo no sé porqué no puedo ser feliz”, escribió Romero en Twitter, parado ahí mismo, a la entrada de su casa, dando la espalda a la rumba de los chicos que se prendían con la puesta del sol, justo cuando al solitario le lastimaba más el día ¿o la noche?

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FALLO DEL I CONCURSO VENEZOLANO DE LITERATURA FANTÁSTICA Y CIENCIA FICCIÓN SOLSTICIOS

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FALLO DEL I CONCURSO VENEZOLANO DE LITERATURA FANTÁSTICA Y CIENCIA FICCIÓN SOLSTICIOS 2014:

En la categoría CIENCIA FICCIÓN el relato ganador fue EPIDERMIS de Rafael E. Figueredo.

Mención honorífica en CIENCIA FICCIÓN: EL ARQUETIPO de Carlos Antonio Suárez Muñoz.

Mención honorífica en CIENCIA FICCIÓN: HACIA UN LUGAR DESCONOCIDO de Ricardo Jesús Román Marcano.

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Frost, el payaso estrella (Héroes decadentes de FVR)

Héroes decadentes

 Francesco Vitola Rognini 

Advertencia:

Material incendiario.

Hoy les presentamos:

Frost, el payaso estrella

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Ilustración Roberto Rodríguez “Hereje”

Frost era el payaso estrella del circo Hermanos Caspa. Su acto central consistía en lanzarles pasteles de crema a otros payasos, saltar sobre los lomos de cinco elefantes formados en fila, y luego caminar por una cuerda floja haciendo malabares con espadas afiladas como escalpelos. La secuencia se repetía diariamente, sin errores, tres veces al día.

El último día de una gira prolongada a más de dos años estaban programadas tres funciones, pero al final de la tarde optaron por hacer una cuarta, y así partir con la cabeza en alto. Anunciaron la hora de la función por los altoparlantes clavados en postes de madera que servían para sostener el colorido alumbrado. Sería a las ocho y treinta de la noche. Sólo quince minutos de descanso después de la función anterior.

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Cosmocápsula de festejos

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Cosmocápsula,  la Revista de Ciencia Ficción Colombiana,  cumple 5 años y así  llega a su décimo número.

Felicitamos a todo el equipo de Cosmocápsula por esta empresa de naturaleza fantástica que es la  de preservar una  revista virtual.

Sobre el haber alcanzado el décimo número, el editor David Pérez Marulanda escribe:

En lo personal, creo que este número es el que afianza nuestra continuidad, el que muestra que las energías nos alcanzarán para otros diez, para otros muchos números por venir, cada vez más fuertes, más constantes.

David Pérez Marulanda, Director de Cosmocápsula.

David Pérez Marulanda, Director de Cosmocápsula.

Leer:

 Editorial ¡Son diez!

Y para festejar los cinco años, el escritor y co-editor de Cosmocápsula, Dixon Acosta Medellín, hace una entrada en El Espectador en donde cuenta la experiencia sobre  la realización de la revista y menciona algunos de los colaboradores e ideas que impulsan este proyecto. Para Acosta el hecho de que la revista sea de carácter virtual ha hecho que se salga afortunadamente de sus fronteras y tenga colaboraciones y visitas de otras partes del mundo interesadas en el género. Pero por otra parte, iniciativas como Cosmocápsula y (agradecemos enormemente la mención) Mil Inviernos son prueba de la solidez de la ciencia ficción entre sus cultores y seguidores en Colombia.

Cosmocápsula, hace parte con otras iniciativas como Mil Inviernos, de un momento interesante en la historia de la ciencia-ficción colombiana, que se resiste a ser una relación de momentos espontáneos y puntuales para consolidarse como realidad permanente.

Leer:

COSMOCÁPSULA, UN FELIZ VIAJE EN EL TIEMPO

Este último número de Cosmocápsula además, entre otras cosas, contiene el cuento Ciudad de Jauja, de Luis Cermeño, editor de la casa invernal.

Leer: Ciudad de Jauja. 

Brindándole éxitos y contentos de aportar junto a ellos para el vuelo de la ciencia ficción en Colombia les cantamos las mañanitas.