Bienvenidos a Cyberia, notas para una antropología de la Cibercultura de Arturo Escobar
Arturo Escobar es un antropólogo manizalita que nació en 1952. Escobar es bastante conocido por su contribución a la teoría del post-desarrollo y la ecología política. Sus áreas de interés aparte de esos dos temas son los movimientos sociales, la ciencia y la tecnología, la política y el desarrollo latinoamericano. Actualmente es profesor de la Universidad de Carolina del Norte en Chapell Hill, la meca de los amantes de los estudios culturales. En 1994, Escobar publicó el articulo Bienvenidos a Cyberia, notas para una antropología de la cibercultura[1] en el que presenta un panorama del tipo de análisis que se estaban haciendo desde la antropología en el área de las nuevas tecnologías y dictaba una serie de lineamientos para la articulación de una antropología de la cibercultura. En este post, pretendo definir dos puntos importantes que Escobar trata en el artículo: primero, la relación de la cibercultura con la matriz tradicional de la modernidad y los estudios de complejidad y segundo, las dos áreas de la cibercultura y su relación con la ciencia ficción.
Cibercultura, ciencia y modernidad
La cibercultura es un campo de conexión aparentemente novedoso que surgió entre la practicas, las articulaciones y las conexiones entre el entorno de lo urbano y el ciberespacio. La cibercultura está arraigada a la ciencia y para Escobar, es imposible de separar de la matriz tradicional de la modernidad: la neutralidad de la tecnología. Dentro del proyecto moderno la tecnología ha gozado de una aparente neutralidad, lo cual ha permitido que sea percibida como un ente autónomo que no puede ser culpado por los buenos o malos usos que de ella hagan los seres humanos. Así mismo, para Escobar la tecnología como “ciencia aplicada” está asociada al desarrollo económico y al bienestar humano y es a través de la tecnología que las sociedades se desarrollan, avanzan y mejoran. Hay una “evolución que va desde la ciencia a la tecnología, a la industria, al comercio, y, finalmente al progreso social” (Escobar 2005, 16). Esta evolución es expresada por escobar como la “flecha del progreso”, la base de lo que Escobar ha llamado «la falacia desarrollista». Así mismo, en la tradición moderna, los fines últimos de la tecnología y de la ciencia eran la liberación de la energía de la naturaleza con el objeto de aumentar las capacidades humanas. Dentro del proyecto moderno la ciencia y la tecnología son las formas dominantes de conocimiento y son medios para la creación de nuevas realidades y nuevas manifestaciones de ser(Escobar 2005).
Los preceptos de la matriz tradicional de la ciencia y la tecnología conllevan a dos peligros: el primero consiste en la destrucción de la naturaleza ya que ella está supeditada a la ciencia y a las necesidades humanas. El segundo es la desaparición de otras formas fundamentales de revelar la esencia de ser, ya que otras maneras de conocimiento que no sean la ciencia y la tecnología no son formas válidas.
Para Escobar se hace necesaria una reorientación de la tradición moderna para alcanzar una “democratización de la ciencia y la tecnología” y lograr aportar a la construcción de «prácticas tecnológicas y tecno-ilustradas que estén más acordes a las necesidades humanas”(Escobar 2005, 19). Esta reorientación ha venido dándose desde la década de los sesenta con la difusión de una conciencia sobre los efectos negativos de las tecnologías nucleares e industriales, el surgimiento de movimientos a favor de tecnologías apropiadas y la aparición de una clase de expertos en ciencia, en políticas tecnológicas y en su evaluación. La difusión de estos elementos facilitó un cuestionamiento de la perspectiva tradicional que consideraba a la ciencia y la tecnología como neutral, autónoma e independiente de los contextos socioeconómicos y políticos.
Los programas de ciencia, tecnología y sociedad que existen desde hace tiempo en universidades alrededor del mundo se han interesado en analizar la ciencia y la tecnología como empresas complejas resultado de procesos políticos y socio-económicos. Estos programas reconocen que no existe la neutralidad de la matriz moderna. A su vez la ciencia y la tecnología como empresas complejas, contribuyen a formar realidades nuevas. Escobar afirma que la tecnología “emerge de unas condiciones culturales particulares y de forma concomitante ayuda a producir otras”(Escobar 2005, 15).
La introducción de las nuevas tecnologías produjo un espacio nuevo, el ciberespacio, y así mismo, surgió con él un campo de practicas sinnúmero, de nociones y de articulaciones el cual ahora llamamos cibercultura. El ciberespacio y la cibercultura son campos en que los antropólogos o cualquier intelectual deberían situarse para entender las construcciones y las reconstrucciones que han surgido a partir de la introducción de las nuevas tecnologías. Lo que Escobar enuncia como una antropología de la cibercultura debería revelar la complejidad de las “construcciones y las reconstrucciones en las que las nuevas tecnologías están basadas y a las que su vez ayudan a tomar formar” (Escobar 2005, 15).
Cibercultura y tecnología: dos áreas
Escobar afirma que en el campo de la cibercultura puede hablarse de dos áreas específicas: el area de la inteligencia artificial, en el que se ubican particularmente las tecnologías de computación e información y la biotecnología. La primera área, las tecnologías de la computación y la información se refiere y trae a discusión un “régimen de tecno-socialidad”, un proceso de construcción sociocultural puesto en acción en el despertar de las nuevas tecnologías. Esta área es la que envuelve los procesos de transformación socio cultural que se han generado a través de la presencia de la comunicación mediada por computador y el Internet. La segunda área de la cibercultura es la que involucra las biotecnologías, y desde allí se está dando lugar a la “bio-socialidad”, un nuevo orden para la producción de vida, de naturaleza y del cuerpo a través de intervenciones tecnológicas fundamentadas en la biología (Escobar 2005, 18). Para Escobar estas dos áreas que componen la cibercultura son mejor visualizadas por la ciencia ficción contemporánea: «los nuevos paisajes de la ciencia-ficción están poblados con cyborgs de todas las clases (seres humanos y otros organismos con innumerables prótesis e interfaces tecnológicas) que se mueven en vastos ciberespacios (cyberspaces), realidades virtuales y ambientes mediados por computador” (Escobar 2005, 18).
Sin embargo, pienso que el papel de la ciencia ficción no es el de simplemente imaginar y representar los mundos nuevos y los procesos de la ciencia en las dos áreas relacionadas con la cibercultura. Podría pensarse que uno de los objetivos de la ciencia ficción es generar una crítica a la matriz de la modernidad y a la falacia del desarrollo. En ese sentido podría pensarse la ciencia ficción como la producción de mundos en el que la ciencia tiene impactos tantos negativos como positivos y así como la antropología de la cibercultura se dedica a evidenciar la complejidad de las construcciones y las reconstrucciones culturales a partir de la relación con la tecnología.
El artículo puede ser descargado de aquí: http://www.redalyc.org/pdf/815/81502202.pdf
[1] El artículo fue originalmente publicado como: Welcome to Cyberia. Notes on the Anthropology of Cyberculture en 1994. Posteriormente en 1995 el mismo tema fue tratado por Escobar en artículo titulado Living in Cyberia. Una versión en español de este último texto se encuentra en el libro: El final del salvaje. Naturaleza, cultura y política en la antropología contemporánea de 1999. El artículo en español tratado aquí fue publicado en la Revista de Estudios Sociales en 2005
@loloelrolo
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Tags: antropología, arturo escobar, cibercultura, ciencia, complejidad, cyberculture, cyberia, modernidad, tecnología
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