Etnografía de un viajero interdimensional IX

Uno Cinco Tres nos relata el encuentro con unas criaturas que lo han dejado gratamente impresionado. Este es su informe:

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Ángel en el coliseo dorado

En muchos estados de la conciencia existen los planetas, no solo en el plano físico humano, hay planetas que solo residen en los sueños más profundos de la humanidad, de los seres existentes y demás residuos en el cosmos y en la totalidad de la existencia.
Al viajar por estos planos, me situé en un escenario de Luz, rodeado por un bosque profundo y un poco oscuro, a causa de su grandeza y vegetación, vi un coliseo, junto a una iglesia la cual tenia sus entradas hechas como para los gigantes de la antigüedad (humana).
Decidí visitar primeramente la iglesia, y muchos de mis compañeros viajeros estaban a mi lado, todos jóvenes en esa dimensión, obedecíamos al sistema educativo y de conciencia que nos brindaba nuestro creador, gratuitamente y a la que ingresábamos por intuición y decisión propia.  dentro de ella vi un altar, frente a unas sillas hechas en piedra o mármol, las sillas, de tamaño acorde a las grandes entradas, parecían hechas para seres gigantescos
El templo era hermoso, pero mientras mis hermanos viajeros se organizaban en grupos para hacer una formación y atender a las palabras de uno de los mirshmat (no se puede pronunciar o escribir), yo me involucraba en una grande aventura.
Ante mis ojos apareció un coliseo, enorme, dorado, lleno de seres de todas clases, humanoides, alados, animales terrestres superdesarrollados y miles de formas más.
Decidí adentrarme entre la multitud de formas vivientes, todos celebrando algún evento o ciclo cósmico.  cosas alusivas a la festividad: banderitas de colores, colgantes con muchas formas, algunas extravagantes, portaban la mayoría de quienes acudían al coliseo.
No obstante, como viajero interdimensional, era de mi labor retratar a un ser que cautivó mi atención, un ser que de lo alto caía y volvía a subir, haciendo un espectáculo realmente hermoso, tenia forma de ángel, con una especie de casco o sombrero que cubría su cabeza, sus alas eran blancas y brillaban con la Luz del sol… no podrían haber escogido mejor ocasión para mi materialización dentro del plano etérico de mi conciencia.
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Portaba un cinturón dorado, sus piernas estaban al descubierto, aunque mis ojos no recuerdan su forma, mi intuición afirma que se trataba de garras, parecidas a las de las grandes aves de las montañas del lejano mundo.  sus manos eran de igual forma, garras, tres de ellas con una protuberancia en la parte donde iría el pólice. Este ángel portaba una cuerda que lo unía a otro de sus hermanos, así entonces se balanceaban, de un lado a otro, por encima del coliseo, haciendo efectos visuales en el aire y cautivando a quienes asistían en el evento. Todo fue un gran show, lleno de seres alegres y formas vivientes danzando a la par con la conciencia.
Pero no todo era diversión, tuve que retornar al lugar donde estaban todos reunidos, y me despedí del coliseo con un gran anhelo de volver a estar ahí y poder presenciar de esa manera a estos bellos seres, que ante mis ojos danzaron por el cielo, junto al sol y la felicidad en colectivo.

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