Aquaman no cree en los Super Amigos (Héroes Decadentes- FVR)
Francesco Giuseppe Vitola Rognini
Héroes decadentes
Segunda parte: Superhéroes fuera de foco
Aquaman no cree en los Super Amigos
En la entrada del Salón de la Justicia Flash habla con Aquaman junto a la fuente. Aquaman ha comenzado a adquirir malos hábitos, y por su adicción al cigarrillo lo molestan diciéndole Marlboro man.
-Viejo, tienes que reposarte un poco. Tómate unas vacaciones por el caribe. Por aquí la cosa está violenta desde que Batman y la Mujer Maravilla son amantes. Superman no lo puede creer, se ha dedicado a la bebida y anda con el traje todo sucio y vomitado buscándole pelea a todo el mundo. A ti te ofendió con lo del olor a pescado, pero no eres el único. A todo nos ha dicho algo hiriente. Además recuerda que el tiene super olfato. Mira, ya tengo que irme, sabes que ando acelerado todo el tiempo y esto ya me parece una eternidad. Hablamos en unos días. Vete de vacaciones, relájate.
The Punisher va al supermercado (Héroes Decadentes- FVR)
Francesco Giuseppe Vitola Rognini
Héroes decadentes
Presentando
Segunda parte: Superhéroes fuera de foco
The Punisher va al supermercado
Por los altavoces suena una melodía en piano, mientras una voz nasal femenina hace varios anuncios: Pasillo doce, lácteos y productos congelados, oferta por la compra de más de cinco productos… Se necesita el precio de tampones extra grandes en la caja de nueve… Nicolás favor acercarse al pasillo cinco, código N, un niño ha hecho destrozos.
¿Dónde carajos estará el papel higiénico? Demasiada gente en un mismo lugar me incomoda, no dejan ver nada, bloquean la circulación con sus cuerpos pequeños y frágiles. Esto está lleno de niños, ancianos y mujeres. No sé porqué tuve que esperar hasta el sábado para comprar todo esto: Atún, fríjoles, pulpo, carne; todo enlatado. Más algodón y alcohol. Tanto ruido me pone nervioso, necesito salir de aquí cuanto antes. Detesto los coches de supermercado, los bastones de las abuelitas, el llanto de los niños pequeños.
“Cuatro de la tarde, señor”, me dice la anciana cuando le pregunto la hora. Es imposible llegar al papel higiénico. En uno de los pasillos la viejecita me ha pedido que le baje media estantería para ver los precios, al final no ha comprado nada y me ha tocado regresar todo a su puesto. Un hombre tropezó conmigo y por poco causa un desastre con las dos cajas de cerveza que llevaba en brazos. Su hijo lo hizo trastabillar y si el hombre no hubiese tenido buenos reflejos el niño hubiese recibido las latas en la cabeza. Miro atrás hacia donde están las cajas registradoras y las filas aumentan a toda velocidad. No entiendo donde estaba metida toda esta gente.
Santa Marta (Héroes Decadentes- FVR)
Héroes decadentes
Francesco Giuseppe Vitola Rognini
Hoy presentamos:
Santa Marta
Hace cincuenta años, antes de que construyeran este barrio junto al mar, la zona era un paraíso. Hoy después de varias generaciones de negociantes y turistas, no es más que un barrio ruidoso junto a una laguna residual. De día es caluroso, en la noche baja de la Sierra Nevada un frescor agradable.
Me gano la vida haciendo crónicas para una revista de viajes, y gasto el dinero en las cosas elementales que se necesitan para vivir. Me gusta como vivo, no me falta nada y puedo hacer turismo ecológico por sitios paradisíacos.
El barrio donde vivo se llama El Rodadero. El nombre viene de una formación rocosa junto al mar, que a lo largo de décadas, quizás cientos de años, ha venido acumulando la arena suelta que sopla el viento, de tal forma que la pequeña montaña tiene un lado de arenas suaves, que suben unos cincuenta metros hasta casi la cima del lugar. Sobre la formación rocosa se levanta un edificio de apartamentos lujosos. La vista desde lo más alto de las arenas, junto antes de donde comienza la vegetación espinosa, proporciona una paz sólo disfrutable muy temprano en la mañana y al atardecer. El resto del día los turistas alcoholizados deambulan sonrientes, bajo sus gorras de baseball.
Soy un tipo de gustos simples, la escritura, el ecoturismo, comer bien, las jornadas de sexo sin compromiso, junto con las actividades físicas al aire libre, son pequeñas obsesiones que tiendo a practicar religiosamente. ¿Qué sentido tiene la vida si lo que haces no te hace feliz, si no te hace bien?
Tardes sin parques (Héroes Decadentes – FVR)
Héroes decadentes
Francesco Giuseppe Vitola Rognini
Hoy presentamos:
Tardes sin parques
Don Fulgencio Martínez declara frente a los jueces encargados de su caso. La señora Magali Rodríguez es su vecina y demandante.
Don Fulgencio es sentenciado a dos meses de cárcel, pero por ser de la tercera edad se le cambia el tiempo por una multa severa. El caso se basa en un hecho observado: el señor dejó que su perro defecara en el antejardín de la señora, quien desde una de las ventanas del segundo piso de su casa, llamó la atención del señor. Él la ignoró. Después rectificó diciendo tener mal oído. La señora Magali llamó a los policías y estos lo arrestaron. El perro es llevado a la perrera, esa noche fue sentenciado a muerte lenta.
Hereje emigra de la Capital Americana de la Cultura 2013
Por: Francesco Vitola Rognini
Comparte nombre y primer apellido con uno de los revolucionarios Cubanos más carismáticos y recordados, uno de los que no alcanzó a entrar triunfante a la Habana. Conocido con el alias de El Vaquerito alcanzó el rango de Capitán y lideraba El Pelotón Suicida, que hacía parte la Columna 8 Ciro Redondo, a cargo del Ché.
Como aquellos barbudos Hereje enseña con el ejemplo. Hace unos años llevaba el cabello largo, lo que le daba un aspecto juvenil. Ahora lo lleva corto y pintado de blanco, como queriendo redondear su edad, como una ironía dirigida a los que se tiñen de negro para que ocultar las canas. Sus anteojos de lectura cuelgan sobre la camiseta negra, el pantalón de mezclilla y los zapatos de cuero marrón, domados por sus hábitos de caminante, completan el atuendo que le sirve para confundir a los que viven de primeras impresiones. Son técnicas usadas por Shinobis, maestros en el arte del disfraz.
Con la mejor luz de la tarde visitamos uno de los pocos parques arborizados de la ciudad, bautizado por los celadores, las empleadas domésticas y los delincuentes juveniles como “el santo cachón”. Sobre la loma se impone una estatua de Jesús de Nazaret que en vez extender los brazos -para hacer honor a su sobrenombre-, los exhibe como recordatorio de la crucifixión. Medio centenar de personas disfrutaban de la tarde luminosa y fresca. La mayoría de la disgregada colectividad busca la sombra de algún árbol; aún el sol hace mal a la vista.