Berenice: Terror y dientes

edgar poe

Desde que estaba pequeñito mi mamá siempre nos inculcó a mi hermano y a mí una cultura de la salud dental, por eso nos llevaba cada seis meses –casi a la fuerza­– al odontólogo. Cuando tenía quince años me caí por las escaleras y me rompí los dientes incisivos frontales. Para reparar los dientes tuve que soportar por meses las dolorosas sucesivas sesiones odontológicas que duraban horas. En mi adolescencia tuve frenillos. Cuando estaba en la universidad tuve brackets. Por todo lo anterior desarrollé una obsesión con los dientes y con las sonrisas. Cuando conozco a alguien siempre me fijo en sus dientes y me imagino la historia detrás de su sonrisa, me pregunto si se lavará los dientes tres veces al día, si tiene un odontólogo de confianza, si habrá tenido tratamientos dolorosos. Si la persona me interesa sentimentalmente la someto a un incisivo, aunque lejano, escrutinio dental. Por eso mismo siento también una fascinación por el cuento Berenice de Edgar Allan Poe.

Berenice fue publicado por primera vez en 1835 en el periódico Southern Literary Messenger. Me gustaría que lo leyeran, o mejor, que lo escucharan por eso presento a continuación tres versiones del relato que narra la historia de Egaeus. El pobre es un hombre atormentado –como la mayoría de personajes de Edgar Allan Poe– enamorado de su prima y obsesionado por su sonrisa.

La primera es la lectura detallada del cuento en español por el periodista Alejandro Apo, también argentino:

La segunda es la versión del escritor argentino  Alberto Laiseca**:

La tercera es la versión en inglés, original del cuento de Poe:

** Otro cuento de terror narrado por Alberto Laiseca puede ser escuchado aquí, en otra entrada de Mil Inviernos

@Loloelrolo

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