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El día que me enamoré de un escritor de sci fi

 

 

Tyron-en-plan-sexy

Yo no sé por qué estoy angustiado si ya sé que voy a perder. Hoy tienes tu charla y yo iré disfrazado como el mago de los magos, por primera vez en mi vida pude ser lo que siempre quise: Harry Potter. Mis anteojos contra el estrabismo no pueden ocultar mis ojos llenos de resaca. Han sido cinco días de alcohol y anfetas al máximo, y hasta mi memoria está pasando su cuenta de cobro. Hay momentos en que me da miedo verte, de hecho creo que me enamoré del temor y del temor a la ansiedad hay un leve suspiro que se signa con lo que siempre he hecho: masturbarme. Masturbarme mucho. Mucho me masturbo. No sé de dónde, me salen tantas ganas de masturbarme, a todo momento, en cada lugar. La masturbación es como Dios, puede estar debajo de una piedra.

He visto que hablas de la poesía de un pretendido poeta homosexual. ¿Serás tú mismo un marica que escribe de maricas? ¿Los encularás o te colocarás como la esfinge egipcia esperando que alguien te monte y te diga en la oreja que eres una perra? ¿Cómo será tu hogar? ¿Tendrás esposa o esposo? ¿Cuáles son tus gestos de orgasmo? Te veo hablar, mover tus labios carnosos y los supongo jugueteando con mis orificios, nasales, auditivos, y por supuesto, en el ano.

Debo confesarte que yo no sé mucho de ciencia ficción. Más allá de algunas series que vi en mi infancia. Me parece un género para retardados mentales, y a ti te considero un retardado, pero bien sabes que no hay vergas más potentes que las de los mongólicos, y por eso me apeteces. Te noto acalorado, tus cachetes colorados denotan tu timidez, vamos que las travesuras pueden comenzar después.

No soporto verte allá parado y fugitivo de mí, la punta de mi pene se ha humedecido mucho y tengo que ir al baño a masturbarme porque la masturbación es como Dios y hasta en los inodoros puedo imaginarte. No sé qué tantas estupideces hablas y porqué no te detienes en mi cosplay de Harry, ¿es que no te parece sexy? ¿ o es que no soy lo suficiente steampunk para ti, marica?

 

El otro año vendré como una monja, puta, me prosternaré y te oraré y cada pelo de tu ano significará un padre nuestro, en suma tu culo será mi rosario. Pero esto debe sonarte muy poco ciencia ficción, pues sí, no sé nada de esos viajes espaciales pero sé lo que es el amor y yo te amo.

 

William S. Burroughs: Cien años de marica

CIEN AÑOS DE MARICA

POR:  PEDRO SÁNCHEZ MERLANO

Futuro drogadicto, marica y escritor: William S. Burroughs, St. Louis, 1914.

Bebé yonqui-marica:  William S. Burroughs, St. Louis, 1914.

Una meditación a propósito del siglo de William Burroughs.

 Acosado por los inhaladores más profundos de mi asma tuve un sueño muy puro contigo:

Llegabas a la L como un tahúr de esos que salen en los westerns. En lugar de pistola traías jeringas. Cada una de ellas estaba sedienta de heroína y, también, cómo no, de heroinómanos.  ¿Qué preferirías, pinchar heroína o pichar heroinómanos?

En la taquilla de Homero pediste pasta base de cocaína y te la metiste en la boca mascándola como el más grande beisbolista del mundo. Después la escupiste y, con una jeringuilla, succionaste el líquido hecho de tu saliva y de los escombros drogadictos para chuzarte el brazo.

 Entonces vi al otro, al detective marciano, que venía convertido en una gigante flema en medio de la ciudad ardiente en llamas. Yo pensé, en medio del sueño, que me habían estafado con el bazuco, porque lo que estaba viviendo me tenía ya en un mal viaje, pero cuál mal viaje, si era el viaje a tu espacio interior, William. Estabas drogado de ti mismo, y lo que ocurría a tu alrededor no eran más que pormenores superfluos de tu desdicha.

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