La boca de la eternidad engulle a Voyager 1
La sonda espacial Voyager 1 ha salido completamente de la zona influenciada por el sol. Si bien la noticia ha sido registrada por distintos medios, no podemos ignorar este momento pues, hoy más que siempre, la belleza e insignificancia que tiene cualquier suceso de escalas humanas nos recuerda la humildad. Voyager 1 ha comenzado una nueva etapa y no tendrá un Virgilio que la guíe; nos seguirá enviando noticias de lo que registre y algún día será consumida como si nunca hubiese pasado algo. Como un aleteo que se escabulle en el cielo:
He who binds to himself a joy
Does the winged life destroy;
But he who kisses the joy as it flies
Lives in eternity’s sun rise.(Quien a sí encadenare una alegría
malogrará la vida alada.
Pero quien la alegría besare en su aleteo
vive en el alba de la eternidad.)
William blake
La Tierra y la luna desde muy lejos
El 20 de Julio llegó a nuestro planeta la última fotografía que se le tomó, junto a la luna. El fotógrafo fue la nave espacial Cassini durante su orbitar a Saturno, a 1.445.858.030 kilómetros de donde estamos parados. William Blake dijo en uno de sus poemas que
Para ver el mundo en un grano de arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu mano
Y la eternidad en una hora.
Aquel que se liga a una alegría
Hace esfumar el fluir de la vida;
Aquél quien besa la joya cuando esta cruza su camino
Vive en el amanecer de la eternidad.
Ante lo sobrecogedor de la imagen y el poema no hay más remedio que recordar a un gran maestro que aún vive en el amanecer de la eternidad. Él nos entregó intersticios de la carencia de tiempo a través de las pantallas de los televisores; su nombre terrenal fue Hernado «el culebro» Casanova Escobar y cantó, aullando su amor, como nunca nadie jamás desde siempre los ha hecho. ¡Salud, William y Hernando! y, por supuesto, ¡Salud a la Tierra! ¡Salud, Cassini!
Albert Hofmann emprende otro viaje
Si las puertas de la percepción se depurasen,
todo aparecería a los hombre como realmente es: infinito.
Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver
todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna.
William Blake
El martes 29 de abril de 2008 murió a los 102 años, en su casa en Basilea, Suiza, uno de los grandes científicos del siglo XX, el químico Albert Hofmann, quien también se conoció como «El padre de la era psicodélica». Sus experimentos con el LSD, derivados del estudio del cornezuelo de centeno, lo mismo que una abierta postura a favor de las sustancias alucinógenas para administrar en psicoterapias a pacientes psiquiátricos como terminales, le costaron a Hofmann el fervor y desprecio de varios sectores de la sociedad.
Sueño de una noche de muchachos bajo el dominio de Coil
Los sueños enfermos de William Blake se cruzaron con el payaso acaramelado que llamaban El hombre de arena de Roy Orbinson para engendrar un delirio homosexual en John Balance, de Coil, antes de arrojarse por el segundo piso y así acabar con todo. Como la realización de la más tierna fantasía pederasta de un obispo católico, John Balance canta el coro de In Dreams de Roy Orbinson, rugiendo también la primera estrofa del poema La rosa enferma de Blake, «Oh rosa, tu arte es enfermo», mientras un séquito de delgados jovencitos tailandeses bailan semidesnudos a su alrededor, desparramando esperma sobre sus gráciles cuerpos. Podemos imaginar a Balance como parte del paisaje del cuento El ojo Silva de Roberto Bolaño embriagado ante la consecución de un niño castrado. Un video con coraje, por encima de las recatadas moralinas que abundan últimamente bajo el eufemismo de «progresistas» y el discurso políticamente correcto que pretende socavadamente ser el censor máximo de toda forma de arte.
Love’s Secret Domain from Threshold House on Vimeo.