Tag Archive | Unión Soviética

Dibujos animados soviéticos, aparentemente maricas y sospechosamente felices

Deja que te coja

En Cuba, las aventuras de esta pareja compuesta por un  perseguidor y un perseguido hecha en las entrañas del imperio soviético, se llamó «Deja que te coja» («Nu pagadi» en ruso): si bien en los países del caribe hispanoparlante coger no tiene las connotaciones sexuales que existen en México o el cono sur, al ver un episodio del lobo que busca engullir al conejito, no queda duda que, tras la cortina de hierro, el homosexualismo también estaba ataviado con la aventura infantil . Puede advertirse una ucronía donde el conejito se despose con Tom y el lobo con Jerry; casados, en justas nupcias, por la papisa  Bugs Bunny para así acabar con la crisis de los misiles con el beneplácito de los ya muertos Kennedy y Kruzchev. En todo lugar de la vieja guerra fría, se calentaban los motores de la confusión sexual y el dualismo genérico se iba derritiendo como los sueños comunistas de tanto soviético que aún creía que la salvación era Stalin. Todos murieron menos la perdición, ni los soviets ni los neoliberales nos salvarán de morir en la ignominia. Y, mientras ello ocurre, la muerte quiero decir, miremos un poco de estos dibujos animados comunistas. ¿Alguna vez el lobo cogerá al conejito? ¿Tendrán hijos? ¿Las orejas del crío serán de canino o de roedor? Todo un visado de un mundo feliz que, al parecer, jamás ocurrió.

 

 

Viajes cósmosoviéticos (película de Ciencia ficción)

Viaje Soviético

Las depresiones son el pan de cada día, sin embargo, en los feriados, el aburrimiento y el temor a algo que no se puede nombrar o asir o ver se acrecientan, entonces no hay mejor compañía que una película que nos corrobore nuestro estado de invitados de última hora al gran circo de los multiversos. Es por ello que recordar los futuros pasados son la mejor manera para saber que todo esto ha sido una broma muy mal contada donde las risas  acaecen por los nervios de mediocres desdichas. En 1936 el director Vasili Zhuravlyov dirigió un trabajo que hizo prospectiva con los viajes a la luna hechos por cosmonautas soviéticos; la acción se ubica en una Moscú futurista de 1946 y todo el entramado busca apegarse a los preceptos científicos que por aquel entonces imperaban:

 

 

Kasparov vs Karpov: La gran guerra soviética

kasparovkarpov-1984

Uno de los duelos que encerrarían el final del siglo XX fue el que sostuvieron dos genios del ajedrez: Karpov y Kasparov. Después del desliz que los soviéticos y su gran escuela sufrieron con el triunfo de Fischer, surgió Karpov quien, casi invencible, tuvo que esperar más de una década para encontrar un rival: Kasparov. En ese momento comenzó el último duelo de un siglo que para muchos concluyó con la caída de la Unión Soviética; las partidas de ajedrez de esos años pusieron en un tablero a un representante del régimen que se eclipsaba (Karpov) y al perteneciente a una reforma liderada por Gorbachov (Kasparov). Finalmente, no quedó sino la decepción y hoy día Kasparov es un opositor al gobierno de Putin mientras que Karpov enseña economía. A continuación, un documental sobre esa gran batalla librada en las entrañas de la Unión Soviética:

Dos posturas sobre el futuro en La segunda invasión marciana

Стругацкие_martian

El mundo se mueve a través de centros de poder en donde parecen desarrollarse los hechos que finalmente repercutirán en nuestras vidas. Por lo general no tenemos la menor idea de lo que sucede allí, sino a través del velo de las transmisiones de noticias de los canales frecuentes, lo que abre paso a la especulación sobre los eventos extraordinarios que originan los cambios.  Esto es lo que sucede una noche en un pueblo ruso, de la antigua Unión Soviética, cuando los escasos habitantes del lugar se despiertan luego de un gran estremecimiento que los sacude. Al parecer el estallido se generó en una base militar aledaña conocida como Maratón. Los informes oficiales que les llegan posteriormente a los habitantes del pueblo son nulos, y la prensa se limita a transmitir banalidades, con lo que se demuestra que el mito de la actual crisis del periodismo y la prensa basura no es sino eso: un mito, pues ser basura siempre ha sido la finalidad de la prensa. Así que nos enteramos de todas las extrañas cosas que pasan en el pueblo a través del diario de un viejo profesor de astrofísica,  llamado Apolo, que espera la pensión y que titula este documento como: Notas de un hombre cuerdo.

Cuando un pueblo es asediado por una violencia incomprensible, cuyos actores son irreconocibles, lo más difícil de conservar es la cordura. En este sentido, se podría hacer un paralelo entre la novela «La segunda Invasión Marciana» de los hermanos Strugatski y  «Los ejércitos» del colombiano Evelio Rosero; en cuanto ambos tratan la vida de pequeñas comunidades rurales asediadas por una absurda guerra desde el punto de vista de un viejo profesor al que nunca le llega la pensión y cuya última defensa es mantener la razón en un paisaje que se ha cerrado al horror surrealista en donde prima la locura.

La versión que logra mayor aceptación al final de la novela es la de una invasión marciana. Esta teoría logra ser aceptada incluso por el narrador, un profesor que conoce perfectamente la poca probabilidad de existencia de seres inteligentes en Marte; pero que, a medida que avanza la narración, va aceptando las cosas más insólitas con tal de no apartarse demasiado del consenso mental de sus vecinos. Los aparentes marcianos curan de tajo el cáncer del pequeño pueblo, eliminando a los elementos que la perjudicaban: los corruptos y traficantes. También ofrecen un nuevo tipo de agricultura que permite el desarrollo y a la vez, lo más fantástico, brindan una posibilidad de sustento a sus habitantes pagando algunas monedas de cobre por sus JUGOS GÁSTRICOS. Al principio, los habitantes ven estos hechos con terror, pero al sospesar sus beneficios deciden cooperar y ponerse al lado de sus nuevos gobernantes.

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Tolstoi según los soviéticos

La versión soviética de Tolstoi es desconocida para quienes habitamos el otro lado del mundo. Les traemos un documental hecho en el antiguo sueño socialista llamado URSS sobre uno de los escritores que han sido sinónimo de la literatura rusa:

 

Kubrick y Aldiss, un desencuentro en la ciencia ficción

Teddy, el osito androide de Kubrick

La historia está llena de amistades que se forjan a partir de intereses comunes y que luego, debido a las personalidades o circunstancias, derivan en rupturas amargas. Una relación de esta naturaleza es la que inspiró la película «Un método peligroso» de David Cronenberg, basada en el encuentro entre Sigmund Freud y Carl Jung. También la ciencia ficción ha conocido estas relaciones, que empiezan como un genuino interés por el otro y terminan en lamentables  desencuentros. Este fue el caso del escritor de ciencia ficción Brian Aldiss y el director de cine Stanley Kubrick, a quien Aldiss alguna vez calificó como «el más grande cineasta de ciencia ficción de nuestra era». 

El encuentro se produce a mediados de los 70 cuando Kubrick llama a Aldiss interesado por su trabajo, pero también deseando volver a rodar algo del género de ciencia ficción después de Barry Lydon. Se conocen, comparten ideas,  pasiones y finalmente encuentran un objetivo en el que los dos puedan sacar lo máximo de su genio: sería la adaptación a cine de un cuento corto de Aldiss llamado: «los superjuguetes duran todo el verano»

Kubrick compra los derechos del cuento y emprenden una adaptación que nunca llegaría a suceder: Inteligencia Artificial, cinta que terminó por dirigirla Steven Spielberg y estrenarla al público en el simbólico año de 2001.

Compartimos íntegramente la versión de la historia de Aldiss, escrita en el prólogo del libro: «Los superjuguetes duran todo el verano y otras historias del futuro».  Una versión distinta, y con mayor distancia, se puede encontrar en el texto de otro escritor británico de ciencia ficción, Ian Watson (a quien casualmente Aldiss odiaba), a quien Kubrick quiso encomendar la tarea de la adaptación del cuento al encontrarse frustrado por los pocos avances logrados con Aldiss: El fontanero de Kubrick.

Este es un texto del que ningún aficionado a la ciencia ficción, ni al cine,  debería prescindir (pues está lleno de comentarios sobre el género, el cine, el método de Kubrick, la inteligencia artificial, la naturaleza del genio, la independencia, los androides y una probable anticipación de la caída del muro).

INTENTAR COMPLACER

Por Brian Aldiss

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Boris Spassky, más extraño y lejano que Fischer

Boris Spassky  fue uno de los grandes ajedrecistas de la Unión Soviética. Pese a haber sido campeón del mundo, su nombre suele aparecer al lado del de Bobby Fischer, el prodigio estadounidense que lo venció en 1972 en el duelo ajedrecístico más mediático del siglo XX. Ganar o perder importa poco; Spassky tiene tanto o más características de ser un extraño que el campeón estadounidense: No era comunista,  después de la derrota fue, prácticamente, desterrado de la Unión Soviética hasta que se nacionalizó francés a mediados de los ochenta y no ha escrito mucho, así que sus lecciones se difuminan con la vejez. En 1992 hubo una revancha en la crepuscular Yugoslavia. Volvió a ganar Fischer.

A continuación podrán ver un documental llamado «La guerra del ajedrez» en donde se relata lo ocurrido durante aquella final que se convirtió en una batalla política entre  soviéticos y estadounidenses:

La Guerra Del Ajedrez (Spassky- Fischer) (1972) from alfil27 on Vimeo.

La primera mujer que salió de la Tierra

Valentina Terehskova nació hace setenta y cinco años en un pueblo de la actual Rusia. Se crió en el escenario socialista de la Unión Soviética y formó parte del grupo de mujeres cosmonautas del país que dominó medio mundo. En 1963, fue la primera mujer que salió del planeta tierra, a bordo del Vostok-6.

Dicen que antes de que la aeronave emprendiera vuelo, Valentina se dirigió al cielo ordenándole, como si fuera uno de esos machos que una mujer quiere domar, que se quitara el sombrero para saludarla.

Este es un documento que da constancia de la multitud que fue a aclamar a Valentina cuando visitó un pequeño pueblo llamado Bielsko-Bala: