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Van Helsing, el héroe improbable. Por Francesco Vitola Rognini

 

¿Qué habría sido de la obra maestra de Bram Stoker sin ese excéntrico personaje proveniente de Holanda? Si bien el Conde y el profesor han sido objeto de múltiples adaptaciones, la complejidad intrínseca al personaje de Van Helsing ha impedido que se le dé un tratamiento justo, ya que en ocasiones se le otorga un rol insignificante, rayando en lo ridículo, mientras que en otras se lo convierte en un superhéroe. A ratos cómico y tierno, a ratos impulsivo e irascible, el profesor, con sus 72 años, desempeña un rol vital en el relato sin ser uno de los cuatro narradores, él encarna el arquetipo del sabio, un hombre que piensa antes de actuar. En general es paciente y racional, pero hay que reconocerlo, en ocasiones Van Helsing carece de tacto, pero esa desconexión con la lúgubre realidad del relato obra a su favor y le otorga un aire de jovialidad casi adolescente, ya que su imprudencia sirve también para oxigenar la tensión acumulada, como por ejemplo, cuando le pide permiso a los pretendientes de Lucy para decapitarla porque está Un-dead. Tras un breve preámbulo dice «May I cut off the head of dead Miss Lucy?» (p. 176), como si fuese la cosa más natural del mundo. La escena es cómica, y en vez de restarle dramatismo al momento, la convierte en uno de tantos episodios en los que el impredecible personaje rompe el esquema de lo previsto por el lector —si ahora la escena nos resulta impactante, imaginen en el siglo XIX cuando fue publicado el libro—. Además, su rol como hombre de ciencia y metafísico lo enfrentan el mundo del mito y lo sobrenatural en el que se desenvuelve el Conde. Val Helsing es el hombre de ciencia que usa las referencias contenidas en las leyendas para exterminar al Nosferatu y a su prole: «All we have to go upon are traditions and superstitions. These do not at first appear much, when the matter is one of life and death —nay of more that either life and death. Yet must we be satisfied; in the first place because we have to be— no other means is at our control —and secondly, because, after all, these things— traditions and superstition — are everything» (p. 204, 205).

 

Como sabemos, el mayor difusor de la obra de Stoker ha sido Hollywood, que en su afán por capitalizar a costa de Drácula la convirtió en una caricatura. Contra esa influencia será difícil hacer algo, y a pesar de que existen adaptaciones muy entretenidas e ingeniosas, no se comparan con la capacidad del autor de envolver al lector, porque Stoker era un narrador virtuoso, ejemplos de ello encontramos en abundancia, por poner uno, veamos como describe a las vampiresas cautivas en el Castillo Drácula: «In the moonlight opposite me were three young women, ladies by their dress and manner. I thought at the time that I must be dreaming when I saw them, for, though the moonlight was behind them, they threw no shadow on the floor […] Two were dark, and had high aquiline noses, like the Count, and great dark, piercing eyes, that seemed to be almost red when contrasted with the pale yellow moon. The other was fair, as fair as can be, with great wavy masses of golden hair and eyes like pale sapphires […] All three had brilliant white teeth that shone like pearls against the ruby of their voluptuos lips» (p. 31). Entre las tergiversaciones hollywoodenses —«libertades creativas» llamémoslas— la que resulta más difícil de procesar es aquella que propone a la luz solar como fuerza aniquiladora de Drácula. En la novela el Conde solo pierde parte de sus poderes durante el día, es básicamente como cualquier otro hombre de la nobleza, rico y débil. En cuatro momentos distintos se hace mención de ello, el primero, cuando Jonathan, aun con estrés postraumático tras haberse fugado del Castillo Drácula, y recién llegado a Londres, distingue al Conde en Piccadilly, durante una inusual tarde tórrida de otoño, así lo describe Mina en su diario: «I was looking at a very beautiful girl, in a big cart-wheel hat, sitting in a victoria outside Giuliano´s, when I felt Jonathan clutch my arm so tight that he hurt me, and he said under his breath: “My God!”» (p. 147), tras una breve descripción de la palidez de su esposo, Mina inquiere sobre los motivos detrás de su reacción «“It is the man himself” […] “I Believe it is the Count, but he has grown young. My God, if this be so! Oh, my God! my God! If I only knew! if I only knew!”» (p. 148). El segundo momento en que se menciona esto es cuando rastrean las cajas con arena en las que duerme el vampiro, «We must trace each of these boxes; and when we are ready, we must either capture or kill this monster in his lair; or we must, so to speak, sterilise the earth, so that no more he can seek safety in it. Thus in the end we may find him in his form of man between the hours of noon and sunset, and so engage with him when he is at his most weak» (p. 207). La tercera mención explica la pérdida de los poderes durante la jornada diurna, «The sun that rose on our sorrow this morning guards us in its course. Until it sets to-night, that monster must retain whatever form he now has. He is confined within the limitations of his earthly envelope. He cannot melt into thin air nor disappear through cracks or chinks or crannies. If he go through a doorway, he must open the door like a mortal. And so we have this day to hunt out all his lairs and sterilise them» (p. 250). La cuarta y última mención ocurre ante la posibilidad de un encuentro diurno con el Conde, así lo registra Jonathan en su diario: «It was possible, if not likely, the professor urged, that the Count might appear in Piccadilly during the day, and that if so we might be able to cope with him then and there» (p. 253).

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Nuevo Miembro de Mil Inviernos

Presentando al nuevo editor en jefe

Presentando al nuevo editor en jefe

 

El portal multidimensional de los cachorros y los espíritus da la bienvenida a Kero Kickbuttowski como nuevo  autor de Mil Inviernos con la satisfacción de ver cómo vamos creciendo y expandiendo nuestra  área angelical  de influencia a través de nuevos brazos de Leviatán.

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La luna y las estrellas según Fray Luis de Granada

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Unas son de cal y otras son de arena pero ¿cuál de las dos es la triste?¿ La arena es el subterfugio de la alegría? ¿Es la cal viva la materia muerta que resucita a las desdichas? Tanto la cal como la arena son tristes, responden muchos navegantes sedientos que mueren entre el desierto salino de la calma chicha de altamar ;  sus movimientos, los de esos moribundos, sus inspiraciones y expiraciones, sus reflejos tenues, sus estallidos menguantes, evocan la energía de la vida que captó Fray Luis de Granada, el escritor español del siglo XVI, para narrar al universo con una metáfora más compleja que la matemática. En su libro «Introducción al símbolo de la fe», se ocupa de los cuerpos celestes y de la presumible felicidad de las estrellas, inflando la tristeza de quienes las otearon en esos tiempos donde los telescopios fueron hechos con amoríos y escarceos místicos.

Triparevic, el cartero de los balcanes que leyó, con la devoción que sólo puede dispensar el  odio, al genocida Karadzic y escupió a la cara a Limonov, no por su paneslavismo  sino por su pedantería de corte político que lo semejó más a Putin que a los desvaríos drogadictos de Bulgákov, decía que cada vez que se cayera en una profunda depresión- tan parecida a la calma chicha de altamar –  había que mirar al cielo y después leer a Fray Luis de Granada. Lo afirmaba porque con ese ejercicio, la desazón toma dimensiones abisales y ya no hay tiempo para seguir deprimido por nimiedades, ni siquiera las que atañen a la humedad de los genitales, hasta evocar cualquier tristeza pretérita como un tic de la dicha.

Es por eso que les traemos para este viernes de terror, lo más espantoso que puede pasar: la ternura nacida de una tristeza cansada de estar triste. Disfruten, pues, de esta eucaristía con las estrellas y la luna hecha por Fray Luis de Granada:

De la luna y estrellas

La luna es como vicaria del sol: a la cual está cometida por el Criador la providencia de la luz en ausencia del sol; porque estando él ausente, y acudiendo a otras regiones a comunicar el beneficio de su luz, no quedase el mundo a escuras. Y así él mismo es el que la provee de luz para este ministerio, tanto mayo, cuanto ella lo mira más de lleno en lleno. Tiene este planeta entre otras propriedades notable señorío sobre todas las aguas y sobre todos los cuerpo húmidos; y señaladamente tiene tan grande jurisdicción sobre la mar, que como a criado familiar la trae en pos de sí; y así subiendo ella, cresce; y abajándose ella, se abaja. Porque como se dice de la piedra imán, que trae al hierro en pos de sí, así a este planeta dió el Criador esta virtud, que atraiga y llame para sí la mar, y siga el movimiento della. De suerte que este planeta tiene unas como riendas en la mano, con que se apodera deste grande elemento, y lo rige y trae a su mandar. De aquí nascen las mareas que andan con el movimiento de la luna, y que sirven para las navegaciones de un lugar a otro cuando falta el viento, y para los molinos de la mar que se hacen con ellas; y sobre todo, con este movimiento se purifican las aguas, las cuales no carecieran de mal olor, y mal mantenimiento para los pesces, si estuvieran como en una laguna encharcadas sin moverse. Mas no sólo en la mar, sino también en todas las cosas húmidas tiene especial Read More…

Filisteos y filisteísmo según Nabokov

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Nabokov- hombre que inspiró a García Márquez para construir  «Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles»- se caracterizó por la ternura de sus apuntes mordaces, siempre adheridos a la creencia en un absoluto estético que le llegaba de sus más variopintas lecturas; Sergéi Dovlatov refirió la ocasión en que el famoso académico Roman Jakobson dijo que, si el criterio para nombrar al autor de «Pnin» como profesor de literatura radicaba en su figura de gran escritor, un elefante debía ser el decano de la facultad de zoología por ser un gran animal. Las peleas de Vladimir, ese ruso aristócrata que despreció a Dostoyevski y Faulkner, han hecho tanta carrera como «Pálido Fuego» o «Lolita»; cuando uno lee apartes de sus cursos, no puede alejarse de la virtual conclusión de que Nabokov consideraba que el único «buen escritor» que existía era él y un puñado más.

En el volumen correspondiente al curso de literatura rusa está la dilucidación del filisteísmo. Ahora podríamos preguntarnos si ese texto no es un compendio de comentarios dignos de un filisteo; la presuposición de un buen gusto, la fe  en una noción implícita de «lo vulgar» y la mordacidad, se han convertido, hoy día, en la moneda corriente de quienes se consideran escritores «de raza» o enfermos de literatura, de sujetos que temen incurrir en el «lugar común» y de perpetuos buscadores de rarezas y fronteras:

 

Filisteo es la persona adulta de intereses materiales y vulgares, y de mentalidad formada en ideas corrientes y los ideales convencionales de su grupo y su época.He dicho «persona adulta» porque el niño o adolescente que puede parecer un filisteo en pequeño no es sino un lorito que remeda los usos de filisteos inveterados, y es más fácil ser loro que ser garza blanca. En inglés, vulgarian viene a ser sinónimo de filisteo: lo que se señala en el vulgarian no es tanto en convencionalismo del filisteo cuanto la vulgaridad de algunas de sus ideas adquiridas. También se puede hablar de lo cursi y lo burgués. Cursi implica esa vulgaridad refinada, de visillos de encaje, que es peor que la simple vulgaridad. Eructar en compañía será de mala educación, pero decir «perdón» después de un eructo es cursi, y por lo tanto peor que vulgar. El término «burgués» lo empleo siguiendo a Flaubert, no a Marx. Burgués en el sentido de Flaubert es un estado del ánimo, no un estado del bolsillo. Un burgués es un filisteo satisfecho, un vulgarian con pretensiones.

No es probable que exista el filisteo en una sociedad muy primitiva, aunque también en ella, qué duda cabe, se puedan encontrar rudimentos de filisteísmo. Podemos imaginarnos, por ejemplo, a un caníbal que, para comer, prefiere la cabeza humana pintada artísticamente, lo mismo que el filisteo norteamericano prefiere las naranjas pintadas de anaranjado, el salmón pintado de rosa y el whisky pintado de amarillo. Pero, hablando en términos generales, filisteísmo supone cierto estadio de la civilización, donde a lo largo del tiempo se han ido acumulando ciertas tradiciones en un montón y han empezado a oler mal.
El filisteísmo es internacional. Se encuentra en todas las naciones y en todas las clases. Un duque inglés puede ser tan filisteo como un Shriner estadounidense, un burócrata francés o un ciudadano soviético. La mentalidad de un Lenin, un Stalin o un Hitler con respecto a las artes y las ciencias era totalmente burguesa. Un jornalero o un minero del carbón puede ser tan burgués como un banquero, un ama de casa o una estrella de Hollywood.

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Palabra de amor al porvenir tecnológico en el corazón del Planetario

En el marco del Trueque Digital en el Planetario de Bogotá que se celebrará el domingo 16 de marzo 2014, Mil Inviernos impartirá una charla sobre Ciencia Ficción y Cultura Libre.

El truequeDigital es un evento relacionado con Ciencia, Tecnología,  Cultura Libre, por lo que el tema del amor cae como diamantes en la cabeza de un Norcoreano. 

Makers bogotanos: ¿el amor se le podrá hackear a las grandes corporaciones?

Makers bogotanos: ¿el amor se le podrá hackear a las grandes corporaciones?

Palabra de amor al porvenir tecnológico 

Lo nuestro solo pasó en su cabeza, como el espacio interior que hurgó un futuro desde las libertades del software triste. ¿Es Dios un software o acaso nosotros somos un virus? ¿Es posible alcanzar otros niveles de conciencia a través de la transmisión obsesivo-compulsiva de imágenes del pasado que no tienen dueño pero si están en el debate de la propiedad intelectual? ¿Acaso alucinamos haber sido alguien, un autor, un actor de Romeo y Buseta que no para de llorar?

Dirigido a:

Público general totalmente desorientado y escéptico con la realidad que dicen que es real. Profesionales en todos los campos de la decepción. Divorciados y personas en proceso de divorcio. Enamorados no correspondidos y, sobre todo, viudos de nacimiento. También puede serle de interés a una persona que recién empieza a sentir los estertores de un amor que va a morir.

Horario de Trueque Digital Planetario:

Hora de inicio: 10 AM

Conferencias y charlas de 11AM a 3PM

Panel: 3PM – 4PM

Intervención sonora: 4PM – 5PM

Hora de cierre: 6  PM

 

 

 

 

La astronomía intrauterina de Jairo Anibal Niño

jairoanibal

Jairo Anibal Niño ha sido un escritor que, en las esferas de la «alta literautra» aún se ignora. Quizá porque eso que llaman ternura se asimila, con facilismo, a la cursilería. Los gestos tiernos, como una sonrisa desdentada de un anciano o un niño que cambia de dientes, estremece algo impronunciable que evoca esa estadía en el útero, tan  similar a la de los astronautas que habitaron Hal 9000.

La invencible ternura del porno

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Algún día saldrá una antología de inquietantes pies de página y varios de los escritos por David Foster Wallace serán seleccionados. En Gran hijo Rojo, una crónica que aparece en el libro «Hablemos de langostas», fulgura la siguiente nota:

El señor Harold Hecuba, cuyo trabajo en su revista implica reseñar do­cenas de títulos pornográficos todos los meses, tiene una interesante viñeta sobre un detective de la policía de Los Ángeles al que conoció una vez cuando alguien le abrió el coche y le robó una caja entera de cintas de vídeo de Elegant Angel Inc. (la caja llevaba el nombre y la dirección del trabajo de H.H.), que después la po­licía recuperó. Un detective fue a devolverle la caja en persona a Hecuba, un gesto que H.H. recordaba haber pensado que resultaba inusualmente considera­do y comprometido hasta que salió a la luz que el detective únicamente había usado la devolución de la caja como excusa para conocer a Hecuba, cuyo trabajo crítico parecía conocer, y para conversar sobre los tejemanejes de la industria del vídeo para adultos. Resultó que aquel detective -que tenía sesenta años, estaba felizmente casado, era abuelo, tímido, educado y obviamente un tipo decente-también era un fan acérrimo del porno. Él y Hecuba terminaron tomando café, y cuando

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