Un pesebre Gomi en Los Guarataros
- detalle
- vista nocturna del pesebre
- Iglesia de tetrapack y latas
- vista general del pesebre
- garcero con material reusado
- la casa del niño Díos con latas de cerveza
- arbolito con hojas hechas de botellas
- vista de lado del pesebre
- La comunidad reunida
- garzas hechas con cucharas desechables
- trineo con chigüiro
- los niños también participaron
- Faroles diseñados con cajas de huevos
- pesebre con botellas plásticas
- «viendo tú que te alejas junto a mi amorcito cuéntale que la espero junto al arbolito «
Una cuadra en el Barrio Los Guarataros de la ciudad de Arauca, Arauca, se vistió de navidad y lucecitas, con el acostumbrado pesebre, pero dándole su impronta bajo la filosofía del re-uso (distinta al reciclaje) o, como lo conocen los entendidos en materia: bajo el estilo de vida GOMI.
Gomi es una palabra de jerga para referirse a la basura o desechos. Originalmente es una palabra japonesa para el polvo o la basura, pero ahora se usa para describir cualquier cosa que desechamos o no le damos valor. Fue introducida al inglés por el escritor de ciencia ficción William Gibson.
Para mayor información sobre la cultura gomi: manifiesto gomi (en inglés: https://gomistyle.wordpress.com/about/)
En este caso, bajo la batuta de Ana Emilia Cristancho, la comunidad se reunió para trabajar con materiales de distinta clase (lata, tetrapack, plástico, PET, entre otras…) pensando en términos ecológicos, y dándoles un giro creativo, para elaborar un pesebre que se caracterizara por estar elaborado en su mayoría por elementos domésticos de uso diario, que por lo general van a la basura.
El Biblioburro, tecnología precaria de alto impacto social.
Luis Hernando Soriano, artífice del Biblioburro, se lamenta de que en el Magdalena no haya ríos, ni siquiera caños, como ese que apesta a la entrada de Bogotá, por el calor que hace en esta región. Calor que sobrepasa los 40 grados. «Yo soy tan blanco como tú», me dice, tal vez para hacerme una idea del intenso calor y los fuertes rayos de sol que debe soportar en sus jornadas cotidianas, que le han generado un bronceado característico de la zona de donde proviene.
El colombiano ejemplar, en cultura, del año 2013 por El colombiano, agradece a Dios por su vocación como maestro. Yo lo veo como una encarnación del sueño de Ray Bradbury, en Fahrenheit 451, pues Soriano ha encontrado la manera de preservar la memoria y sabiduría contenida en los libros, a través de sus burros que ofician de bibliotecas itinerantes.