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Bigotes, sueños y divorcios (crónica)

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Las soluciones jurídicas son la venganza Moctezuma y los divorcios ya no valen tanto: novecientos pesos mexicanos equivalen a sesenta y seis dólares con cuarenta y dos centavos. Lo costoso es el envejecimiento, la semejanza con un Pepe Grillo cantador de su silencio entre prostitutas de piel furiosa que lo ven como un rabino con senos de manatí. En México D.F las calles Europa y África están separadas por la avenida Pacífico y , a un costado de ella, aparece la oferta; los turistas, abundantes en el barrio Coyoacán, no se percatan, ni siquiera las parejas que entonan los cantos de la sexualidad fracasada y los deseos ocultos por gentes desconocidas. Quizá en las noches, cuando se tiren a dormir dándose las espaldas, sueñen con finales matrimoniales. Yo soñé una mujer con bigotes, una paisana de Stalin, pero no tenía el mostacho del soviético, ni siquiera el de Trotsky, semejaba el de Frida Kahlo (el Mickey Mouse mexicano); movía sus labios bajo la sombra de sus delgados pelos y emitía discursos en alguna plaza atestada de espíritus obreros dispuestos a degollar a cualquier troglodita que carezca de conciencia de clase. Me hubiera gustado más el bigote de Stalin o de Trotsky pero los lugares y sus cosas contaminan hasta tus sueños.

Una propaganda soviética contra los nazis (1941)

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Los soviéticos jamás vislumbraron que la bota que acabó con los nazis invasores, sería la misma que habría de exterminar a millones de compatriotas. El régimen del ex seminarista Chepe de Acero (José Stalín) acribilló moral, física y psíquicamente a cuanto ser humano se le atravesaba en su sueño  de ser el emperador bolchevique.  Poco después del final de la segunda guerra mundial, Chepe intentó poblar Siberia a punta de desterrados y torturados. El vídeo (1941) que les presentamos es un llamado a la calma y un canto marcial hecho por el ejército rojo para tranquilizar a los habitantes de la URSS del inminente choque con los alemanes comandados por Adolfo, quizá porque ellos después necesitaron de esas mismas personas tranquilas para aniquilarlas: