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Sogas y moscas. Un poema de Mari Cris

Sogas y moscas.

barbijo
Una mosca me vino a buscar, ya le dije que no puedo salir pero insiste.
Una vez a la semana busco pastillas en un hospital,
y me siento en la galería a ver caer la tarde.
Pienso en paisajes que conocí y que no sé pintar,
pienso en el vacío existencial de esta tarde.
En la señora que sale a comprar con la cara tapada,
en los gritos de los niños  en las casas vecinas.
Pienso en esa gente que está aprendiendo a vivir en familia
y en las que romantizan las miserias de la soledad.
Pienso en las mujeres que “aparecen” muertas,
y en las que se ahorcan en la comisaría de un pueblo.
Pienso en las sirenas que se escuchan por la noche,
en las luces azules que iluminan  las caras del desvelo.
Pienso en que todavía me quedan puchos.
Todavía me quedan libros.
Todavía me quedan amigos.
Pienso que hoy tampoco voy a usar la soga…
Echo una vez más a esa mosca insistente y vuelvo a la cama.
Mari Cris

 

Selección de poemas de Jhonny Méndez

ABRIR SENDAS PARA CAMBIAR VIDAS

y llenarlas de luz. Aún cuando amo la oscuridad,

y las decisiones, las más malas y oscuras resultan particularmente precipitadas,

venidas de la nada

destructoras de todo lo que lleva y contiene un sentido

entre tantos rostros no puedo hallarme y es mejor que si tienes un propósito te alejes de mí

porque suelo confundirlos, entrepelarlos y lanzarlos al suelo

buscando un autorretrato para ver si hoy me veo menos miserable

sin aprender que en el mundo no hay nadie con esa facultad.

18/10/16.22

Des quebrado

I

Puede que los muy pensadores tengan acciones muy retrasadas

Malena lava sus melenas y corren al fondo  del desagüe a bordo de sus cabellos, las mejores ideas de sus desvelos pasados

oxigenado todo en el olvido saca y mete la cabeza en el lavamanos, como se hace con las bolsitas de té

estrellándose con un portal para acomodarse el hombro, el derecho, el más cansado

Luego el izquierdo, (¡la llaga!) éste con más cuidado

ya equilirado, el paso no tiembla tanto

el calor vuelve a las partes congeladas,

a las que no aguantaron y se durmieron

paulatinamente,

desde el este, por el piso, la invasión toma las paredes

las nieblas nocturnas se evaporan hacia abajo, precipitadas, en huida

los seres nocturnos ocupan el mayor de sus resguardos

el imperio del sonido se ampara en la diversidad despertante (que incrementa)

suenan los calefones, las regaderas, las calderas,

despierta mundo es hora de comer

despierta hombre es hora de salir, puede que tus desvelos no valgan nada en el afuera,

solo le resta velocidad a tu yo circundante, puede que tu yo caminante no valga nada del afuera.

Más sí arrastra su sombra hasta dejarla libre por la noche

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Borgito. Por Leandro Alva

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Al principio, me pareció un gag de Peter Capusotto. Muchas veces uno piensa que a este país lo inventó el ex CHA CHA CHA. Pero no. Lo inventó gente con mucha menos onda.

A Capu ya lo había escuchado haciendo muy buenas imitaciones de la voz del viejo, sobre todo en la radio, y me había cagado de risa. Me acuerdo mucho de un programa, en el que se contaba una anécdota; resulta que Borges y Bioy habían salido de joda a un boliche de cumbia y cómo él era ciego aprovechaba para “tocar upites” y mirar para otro lado haciéndose el boludo. Luego confesaba que, en uno de estos reductos de música tropical, lo asaltó la inspiración para escribir la letra de “El Bombón Asesino”. Todo parecía un delirio insuperable. Hasta ahora.

Porque hace unas semanas apareció un cartel cuya intención era engalanar los muros de una estación de subte de la línea C con motivo de cumplirse tres décadas de la muerte de Georgie. Cito textual, no se rían: “con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad.” Al parecer, este bolo de cursilería y autoayuda pertenece a una “poeta” norteamericana que no voy a mencionar por aquí. Lo cierto es que cualquiera que haya leído un par de poemas del chicatón anglófilo puede darse cuenta que el tipo era incapaz de incurrir en tan reblandecido parrafeo (lo de feo es adrede).

Así las cosas, quedó evidenciada (una vez más) la brutalidad y la negligencia de la muchachada PRO. Se ve que agarraron al primer alfeñique que se les cruzó y le dijeron “buscate una frase de Borges para poner en el subte, que hoy se cumplen 30 años de su muerte”. Y el alfeñique cumplió los deseos de su jefecito y mandó lo primero que encontró en Google. Es raro que no haya hecho imprimir el archipedorro poema “Instantes”, pero bueh… qué le vamos a hacer? todo no se pude… Cierto es que el cartel duró poco, hasta el momento en que se dieron cuenta de la cagada que se habían mandado con el afán de mostrar una cultura que no detentan, pero las fotos comenzaron a circular en las redes sociales y las citas apócrifas del viejo vate se multiplicaron ad infinitum. Hay que decir que fue muy divertido leer las frases atribuídas a Borges durante las siguientes 48hs. Desde confesiones de zoofilia hasta incursiones en villas para pegar faso, el anciano picarón confesaba todas sus fechorías. Se transformó en putañero, pornógrafo, drogón, apoyador de subte, peronista, amante del fútbol, tiragomas etc etc etc.

Por eso digo que todo esto parece urdido por la mente febril de Capusotto en la misma despensa de la pizzería “Los hijos de puta”, porque la metida de gamba es demasiado evidente como para tomarse el asunto en serio. Pero no, ya nos estamos acostumbrando a que los muchachos se superen con una frecuencia que mete vértigo. Al mismo tiempo, sospecho que las cenizas de Borges se mean de tanto carcajearse bajo el humus ginebrino (Bols o Llave, no importa) y Kodama ya quiere clavarle un juicio al gobierno de la ciudad de Buenos Aires por algo así como “plagio involuntario calificado con agravante pelotudez manifiesta”. Vamos a ver si se lleva un manguito la ponja.

Lo que sí me animo a afirmar, a partir de una experiencia de primera mano, es que una vez yo tenía diarrea y me tuve que introducir a los pedos en el biorsi de la estación Constitución. Estaba a punto de desgraciarme, pero llegué justito. Me bajé los lonpa, me senté en el trono y saqué mi viejo ejemplar de “El orto, el mismo” para amenizar la descarga. En un momento de respiro alcé la mirada y logré deletrear claramente, grabado con un cortaplumas en la puerta del baño, la celebérrima frase “Puto el que lee”, con la inconfundible rúbrica de J.L.B. Y otra vez me cagué, literalmente, de risa.

El día que me enamoré de un escritor de sci fi

 

 

Tyron-en-plan-sexy

Yo no sé por qué estoy angustiado si ya sé que voy a perder. Hoy tienes tu charla y yo iré disfrazado como el mago de los magos, por primera vez en mi vida pude ser lo que siempre quise: Harry Potter. Mis anteojos contra el estrabismo no pueden ocultar mis ojos llenos de resaca. Han sido cinco días de alcohol y anfetas al máximo, y hasta mi memoria está pasando su cuenta de cobro. Hay momentos en que me da miedo verte, de hecho creo que me enamoré del temor y del temor a la ansiedad hay un leve suspiro que se signa con lo que siempre he hecho: masturbarme. Masturbarme mucho. Mucho me masturbo. No sé de dónde, me salen tantas ganas de masturbarme, a todo momento, en cada lugar. La masturbación es como Dios, puede estar debajo de una piedra.

He visto que hablas de la poesía de un pretendido poeta homosexual. ¿Serás tú mismo un marica que escribe de maricas? ¿Los encularás o te colocarás como la esfinge egipcia esperando que alguien te monte y te diga en la oreja que eres una perra? ¿Cómo será tu hogar? ¿Tendrás esposa o esposo? ¿Cuáles son tus gestos de orgasmo? Te veo hablar, mover tus labios carnosos y los supongo jugueteando con mis orificios, nasales, auditivos, y por supuesto, en el ano.

Debo confesarte que yo no sé mucho de ciencia ficción. Más allá de algunas series que vi en mi infancia. Me parece un género para retardados mentales, y a ti te considero un retardado, pero bien sabes que no hay vergas más potentes que las de los mongólicos, y por eso me apeteces. Te noto acalorado, tus cachetes colorados denotan tu timidez, vamos que las travesuras pueden comenzar después.

No soporto verte allá parado y fugitivo de mí, la punta de mi pene se ha humedecido mucho y tengo que ir al baño a masturbarme porque la masturbación es como Dios y hasta en los inodoros puedo imaginarte. No sé qué tantas estupideces hablas y porqué no te detienes en mi cosplay de Harry, ¿es que no te parece sexy? ¿ o es que no soy lo suficiente steampunk para ti, marica?

 

El otro año vendré como una monja, puta, me prosternaré y te oraré y cada pelo de tu ano significará un padre nuestro, en suma tu culo será mi rosario. Pero esto debe sonarte muy poco ciencia ficción, pues sí, no sé nada de esos viajes espaciales pero sé lo que es el amor y yo te amo.

 

A mares, un poemario infantil sobre la playa, escrito por María Jesús Jabato

Por:  Manuel García Pérez

 @ManuelGarciaOri

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Llega a mis manos un nuevo poemario de Faktoría K de libros (Kalandraka), A mares, escrito por María Jesús Sábato e ilustrado con acuarelas por Rocío Martínez. A diferencia de otros textos literarios infantiles que he comentado anteriormente, este trabajo se caracteriza por su aparente sencillez. Destaco aparente porque parece que la autora resuelve cada poema de una forma trivial, meramente lúdica, con importantes concesiones a la rima consonante, pero su intención no es otra que la de crear un corpus de canciones donde se cohesiona efizcamente fábula con musicalidad: “En un cochazo elegante/ por detrás y por delante/ va el tiburón. Hace sonar la bocina/ cuando dobla las esquinas /del mar Menor./ Como es rico y presumido/ dicen que es un buen partido,/ ¡ay, qué emoción!”(pág. 24) . La leve intensidad de las acuarelas de Rocío Martínez son suficientemente descriptivas porque inciden en ese tono cuentístico que recrea cada poemilla de María Jesús Jabato.

Lo que caracteriza a este poemario es que, detrás de ese aparto formal, hay breves anécdotas, microcuentos y chistecillos que establecen una sincera complicidad con el lector. La virtud de esta clase de libros es que, aunque estén dirigidos a los niños, su lectura también embauca a los adultos, pues recuperamos, sin ser conscientes de ese hecho, una nostálgica visión del juego con las palabras que tantas veces aprendimos en la escuela y dentro de la familia.

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Carta a un joven cacorro

Esta carta forma parte de una serie de respuestas de Julián Andrés Marsella Mahecha a la numerosa correspondencia que recibe  a diario de aspirantes al mundo del parnaso literario, cultural y académico.  

 

A Brandon que se llevó mis poemas y mis fresas con crema

Para  Brandon Arvey

 

Algunos dicen que marica es el que se deja encular
y otros, como yo, decimos que marica es el que encula y jamás será enculado;
pues un potente pene que entra a tu débil cola
implica la abstración de la valentía.
Y tú te llevaste mis poemas, mis fresas con crema para vender,

y me dejaste el hambre,
hambre de ti,
hambre de fresas

Hambre
¡Es intolerable y muy macho!

Me jodiste, Brandon Arvey
y ya no tengo a un Elkin que me auxilie
con puñaladas para tu abdomen duro
como tu penca

Ahora siento que hurtaste mi corazón
otrora corazón de piedra, corazón.

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Tributo de la Asociación de Escritores de la Costa a quienes ya no están.

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Ya no están en carne y hueso pero perdurarán en la memoria de quienes mantienen vivas las letras del Caribe. Este será el motivo del nuevo encuentro de la Asociación de Escritores de la Costa . Se llevará a cabo el nueve de abril;  se recitarán, en voz del mismo autor, Antonio Mora Vélez, los poemas que conforman el libro «Los jinetes del recuerdos».

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Navidad en Pléiades

Pléiades

Freixedo apuntaló la última sonrisa

Freixedo apuntaló la última sonrisa

Nuestro habitual colaborador para las fiestas decembrinas, nos ha enviado su más reciente iluminación, en la que el tema navideño se conjuga con la actual situación bélica interplanetaria que asola este lado del Multiverso. Disfruten pues este cuento navideño al mejor estilo Dickeano, por Dickens,  por los Dicks del pasado, de la actualidad y del futuro.

cantata navideña

NAVIDAD EN PLÉIADES

POR JULIÁN ANDRÉS MARSELLA MAHECHA 

Dedicado al Salvador que nos ayudó a defendernos de los Dioses.

Freixedo apuntaló la última sonrisa
los dioses marcianos
han dictado los últimos siglos
y las tornasoladas galaxias
guardan silencio para con su desbocado deseo de vivir
asesinando

He visto con vista fija en la fijeza
un brillo de natalicio en la espuma de las estrellas
a niños deseosos por revolcarse en los meandros del juego originario
meandros de meados meados
y la espumaraja de los orígenes
cagarrutas de cagados cagados
se convierte en la mitocondria por sobre la que cabalgan tantos deseos
fatuos

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 12 poemas de Federico García Lorca. Ilustrados por Gabriel Pacheco. Editorial Kalandraka.

Por:  Manuel García Pérez

 @ManuelGarciaOri

 

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  Las ediciones de Kalandraka siempre han destacado por su manierismo a la hora de encuadernar y de ilustrar sus textos dirigidos a los niños. Creo que este nuevo trabajo editorial que ahora nos presenta Kalandraka justifica la exquisitez de su oficio al otorgarle a los versos de Lorca una dimensión fantástica y paradójica, más allá de lo literario, porque las ilustraciones de Gabriel Pacheco dotan a los poemas de una lectura mucho más profunda.

El ritmo popular, las repeticiones y los estribillos de esos poemas y canciones infantiles que Lorca componía, heredero del acervo cultural que el folclore andaluz le proporcionaba, han inspirado unas ilustraciones con una reveladora influecia modernista, aludiendo a metáforas sutiles que los versos de Lorca reflejan con tanta delicadeza. Las influencias de Erik Johansson, Ofran Amit o de Tyson Grumm parecen estar en estos trabajos de Gabriel Pachecho cuyas texturas y colores destacan por su melancólicas figuras y por unos especios grises y apagados que contrastan con la belleza de las figuras y sus objetos, con la nostalgia y la fragilidad que desprenden poemas como Paisaje o Cancioncilla sevillana.

Por primera vez se reivindica un valor transcendental a estos poemas de Lorca que, aparentemente sencillos, demuestran la técnica eficaz y la hondura del poeta andaluz. Los poemas infantiles de García Lorca no son una obra menor y es precisamente la sensibilidad pictórica de Pacheco la que rescata ese valor enigmático, premonitorio y triste de los versos. Como si se tratara de mosaicos e iconos bizantinos, esas pinturas aportan su propio lenguaje, encierran su propia moraleja, consagran su personal acertijo a los poemas, logrando que pintura y palabra sean un solo lenguaje, un armónico conjunto de sensaciones que nos interroga sobre la infancia como un espacio en el que la inocencia también tiene su frágil consistencia en niños que son susceptibles a lo que sucede en el mundo, pues no deja de ser una vivencia premonitoria del dolor y la muerte.

Juan L. Ortiz lee algunos de sus poemas por sobre los ladridos

Juan L

Cada verso revive con su lectura, se transforma y empieza a toparse con frondosidades que, antes, ni siquiera existían. Con los poemas siempre hay un nuevo encuentro, no pueden reducirse en una sóla red de significaciones, sino que se expanden y, quizá con más claridad que la narrativa, precisan, para completarse, del contexto del lector, de su mirada, su estado de ánimo. Este es el caso de Juan L. Ortiz, un poeta del interior argentino que, para escritores como Juan José Saer, fue el más grande de su país durante el siglo XX. Una figura de la que se han desprendido cientos de poetas argentinos y de quien, poco a poco, se podrá ir rastreando la explosión que significó y las huellas que ha ido dejando para crecer a medida que nos alejamos y cobramos cierta sensatez con el penúltimo siglo de nuestra era. En la grabación que a continuación presentamos, Juanele lee, cambia, altera y explica algunos de sus poemas; como ocurre con «No, no la temas», que también trasncribimos para que se puedan apreciar los cambios operados, además, en la lectura del poeta, emerge el ladrido de un perro que le da una atmósfera más difuminada a cada una de las palabras disparadas:

 

 

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