Tag Archive | Philip Dick

EL CULMEN DE LA IGNOMINIA, por Zeuxis Vargas

ANDRÉS FELIPE ESCOVAR O EL CULMEN DE LA IGNOMINIA 

Por: Zeuxis Vargas

 

FELIPE ESCOVAR

 

Literatura policefálica, literatura de la estética Trash y literatura híbrida como dispositivos transgresores de la cultura.

Hacer literatura es obsesionarse por procurar universos. Es entregarse a una tarea que sólo es satisfactoria, mientras se realiza, para la pobre criatura que letra a letra, palabra a palabra, tramita con su imaginación la ambición de contar o decir algo innovador.

Claro está, que esta labor, completamente solitaria requiere ciertos conocimientos, lecturas y vida. Algunos optan por una vinculación a las tradiciones, se amordazan a los estilos, técnicas más reconocidas e historias justas para aquellos otros que consideran leerán sus obras. En este sentido, escribir constituye crear un público, cada texto apunta hacia la sensibilidad y los gustos de ciertos lectores y el futuro de esa literatura, su reconocimiento o su olvido dependerán cien por ciento de la generosidad de quienes pongan sus ojos con atención en las letras publicadas.

En Colombia, la literatura parece estar medida por las buenas costumbres y por el uso adecuado de ficciones que se ajustan a la escritura usual, o sea, aquella que narra historias probables, verosímiles, asequibles o sutilmente innovadoras. En resumen, la literatura nacional hasta hace pocas décadas le importaba muy poco, pero muy poco, experimentar con los costados más raros o inverosímiles de la escritura. Así que sin miedo alguno, cualquiera puede decir que Colombia es un país de literatura realista: dramas de la vida real o basados en situaciones históricas, tramas psicológicas, historias románticas o detectivescas, escritos cómicos y textos epistolares, estructuras biográficas o seudobiografías, crónicas noveladas, argumentos picarescos o satíricos y en muy contadas ocasiones, discursos aleg
óricos, son parte del material que se encuentra en la estantería nacional.

La ciencia ficción, el misterio, los argumentos distópicos, utópicos, ucrónicos, de fantasía y hasta góticos, que se desarrollaron con entusiasmo en Estados Unidos, España, Argentina, Gran Bretaña o Rusia, no lograron seducir a los escritores colombianos, que siendo buenos lectores de las mejores obras mundiales, contadas veces se aventuraron a experimentar con esta clase de visiones.

Contamos con algunos precursores, dos o tres nombres que se arriesgaron por historias sorprendentes y raras. Pero este campo arado parcialmente por un Fuenmayor, un Lizarazo, o un Sliger, no logró impactar con el mismo furor que lo hicieron Mary Shelley, Julio Verne o H. G. Wells en Europa; Lovecraft, Burroughs, Howard, Leiber o Bloch, en Estados Unidos; Tsiolkovski, Malinovsky o Zamyatin en Rusia.

Así que a diferencia de la ciencia ficción mundial que puede dividirse en períodos, tales como clásica, de oro, intermedia, tardía y contemporánea, o con otras clasificaciones, según el gusto histórico, y con representantes magníficos para cada uno de los conjuntos, en Colombia, hacer esta clase de distinción histórica sería en sí misma una quimera.

Pero para ser complacientes con aquellos que se sienten entrañablemente atraídos por esta clase de sistematizaciones, podríamos decir que el grupo pionero o grupo clásico mencionado, dio origen, casi 50 años después, al periodo de la ciencia ficción reconocida realmente como de origen colombiano. Quien inaugura esta etapa es German Espinosa y lo siguen, quizás, los escritores más reconocidos hasta la fecha de este género, ya que René Rebetez y Antonio Mora Vélez, son los padres, de todo lo que vendría después. Los dos escritores son, por así decirlo, los embajadores. Ellos hicieron posible la visibilización de un género y se constituyeron muchas veces en los jurados indiscutibles para valorar las nuevas obras de ciencia ficción colombiana.

Quienes han intentado realizar un archivo histórico de la Ciencia Ficción en Colombia han denominado a la ola que publicó a finales del siglo XX, como la generación de Cambio de siglo, la cual señalan, nace justo a partir del Primer concurso de cuento de ciencia ficción, iniciado en 1997, donde justamente Rebetez y Antonio Mora Vélez, fueron los jurados. Esa camada de escritores, que ahora si podemos decir, con agrado, pasan de cinco, se unen inevitablemente con los escritores del siglo XXI, o sea, con aquellos jóvenes nacidos en los 80 y los 90.

Hay un lazo común que une a los escritores de fin de siglo con los del siglo XXI, ese lazo es la tecnología. Los primeros, vivieron el nacimiento del internet y se acomodaron con facilidad a la globalización y el neoliberalismo, comprendiendo las razones y sin razones de la era digital, de la cual, ellos mismos fueron protagonistas y testigos; los segundos, por su lado, nacieron con aquellos dispositivos y ese mundo en red, en sus manos, son hijos naturales de la informática y por lo tanto tuvieron desde niños el privilegio de reforzar con más rapidez sus habilidades y destrezas para comprender los nuevos senderos y lenguajes por los que la era digital evoluciona.
Así que hablamos de una conglomeración literaria de la misma estirpe, algo así como una familia de primos que consiguen hablar el mismo idioma con las mismas reglas naturales que los códigos sociales les dictan.

De esa última camada de escritores es que proviene Andres Felipe Escovar, un joven catedrático de la universidad del Rosario, que a finales de la primera década del siglo XX, comenzó a generar una literatura cooperativa. O sea, aquella que se hace a dos, tres o cuatro manos y que conlleva el desvanecimiento del autor. Borges y Bioy Casares lograron escribir de esta manera y sin esfumar al autor idearon la brillante estrategia de propiciar, para su arreglo mutuo, la creación de un autor etéreo. Bustos Domecq, es ese autor irreal o fantástico que firma las obras escritas a dos manos por dos de los más grandes escritores de la Argentina. Quiero creer que este ejercicio fue la chispa que dio pie para que Cermeño, Marsella y Escovar, les diera por hacer una literatura policefálica exitosa, a diferencia de este fenómeno dado en la naturaleza, en todas las especies, y donde aquellas criaturas que nacen con esta condición mueren precozmente, la literatura policefálica, ha proveído al mundo con grandes obras nada defectuosas. Lo más llamativo es que esta clase de obras parecen desbrozar un nuevo camino, una clase de género neófito capaz de convertirse en un paradigma literario.

Así que si este experimento en un futuro se posiciona como una rama indiscutible para crear literatura, Escovar y Cermeño serían los pioneros nacionales. Solamente, con el hecho de ser el iniciador de la literatura policefálica, le bastaría a Escovar para ganarse un lugar en la historia de las letras nacionales. Más allá de este logro, es necesario reconocer dos circunstancias extras que hacen de la escritura de Andrés Felipe, un acontecimiento favorable para la literatura nacional.

La primera tiene que ver con el hecho de que junto a Cermeño, Escovar es también precursor de aquello que podríamos denominar como literatura extravagante, grotesca dura o literatura de la estética Trash. Esta clase de estilo que se dio una vez en la literatura estadounidense con Flannery O’Connor, y sus personajes a los que les faltan piernas, ojos o son asesinos seriales con remordimientos morales y que logra su punto álgido con Denis Hale Johnson, en su libro de cuentos Hijo de Jesús, también tuvo lugar en Europa con las historias surrealistas de Boris Vian, pero donde más tuvo proliferación fue en el cine con películas de culto tales como Freaks; Pink Flamingos; Guinea Pig: Mermaid in a Manhole; Nekromantik; Gummo, o algunas películas de Lynch y del primer cine de Jodorowsky.
La estética Trash, en sí misma es una trasgresión al gusto, o lo que podríamos reflexionar como una búsqueda de intencionalidades estéticas que permiten subvertir lo normal y normalizar aquello denominado socialmente como asqueroso, grotesco, extraño, perturbador o fenomenal. Así que la estética trash es algo que va más allá del camp o el kitsch, ya que filosofa sobre lo anormal o lo repugnante como categorías sociales que pueden ser superadas para ser observadas y analizadas como expresiones transgresoras de la cultura que al ser normalizadas comienzan a tener un mundo propio, un universo fenoménico interiorizado a la naturaleza de seres que ya no serían excluidos sino diversos y tolerados.

Este monumental ejercicio, que en la literatura logró proporciones polémicas con El fiord de Osvaldo Lamborghini, con Las tripas de Chuck Palahniuk o con Larva de Julián Ríos. Consiguió su representación en Colombia con el libro policefálico de Cermeño y Escovar titulado The Lola Verga’s big band.

Ya tenemos dos aspectos por los que Escovar es no sólo uno de los grandes escritores colombianos, sino a su vez uno de los renovadores de la literatura colombiana. Pasemos pues a discutir el último aspecto.

Su más reciente novela se titula Aniquila las estrellas por mí. Esta Opera prima, ya que es su primera obra en solitario, es un punto importante como publicación histórica para la ciencia ficción en Colombia. La obra trabaja, desde la estética trash, ya comentada, las posibles realidades de situaciones históricas que por ser disparatadas no dejaron de ser reales y reflexiona desde una trama de ciencia ficción suave, aquella posibilidad prevista por Philip K. Dick, donde, en el futuro, los seres humanos estaríamos bajo una sociedad vigilada mental y oracularmente.

A diferencia de El informe de la ironía, que cuenta con las fuerza policiaca Precrimen y los precognitivos, El mundo de Escovar en Aniquila las estrellas por mí, cuenta con una agencia policial que tiene a su servicio los verificadores de imaginerías, o sea, aquellos funcionarios que escudriñan los recuerdos de los muertos.

Este argumento que fue utilizado en la película La memoria de los muertos, protagonizada por Robin Williams, se ve modificado en la obra de Escovar, ya que, al contrario del filme donde la grabación mental sirve para perpetuar y mantener el recuerdo de los muertos, en Escovar, sirve como medida de control y coacción. Este sistema de poder, de ojo que mira hasta en los recuerdos de los muertos para criminalizar y mantener el orden social, abre la posibilidad de un mundo oneroso, aprehensivo y asfixiante que no da cabida a ningún tipo de libertad.

La novela es, entonces, un testimonio de una dimensión posible que por sí sola ya nos sumerge en una atmósfera agotadora y neurótica. Sin embargo, es la forma en la que está escrita esta obra lo que permite descubrir la circunstancia final que hace de la literatura de Escovar, un referente inevitable de importancia histórica para las letras de la ciencia ficción colombiana. Se trata pues, de una obra escrita bajo la hibridación técnica, estilo netamente postmoderno y que sigue siendo reconocido por el Ulises de Joyce, Los reconocimientos de Gaddis, El plantador de tabaco de Barth o, últimamente, por las obras de Vila-Matas y Javier Cercas.

Esta clase de literatura fronteriza, que mezcla ensayo, informes, epístolas, drama, poemas o imágenes, logró su última y más evolucionada forma con La casa de hojas de Mark Z. Danielewski.

La obra de Escovar es uno de los primeros híbridos de ciencia ficción, escritos en el siglo XXI en Colombia. Así que con esta última circunstancia, se puede decir que la literatura lograda por Andrés Felipe, hasta el momento sería el culmen de la ignominia, entendiendo ignominia, en este caso, como la afrenta indiscutible que un joven escritor ha logrado para con la tradicional y ya casi reseca literatura colombiana.

Un aplauso grande pues, para este escritor que con tres saltos de fe revolucionarios ha logrado oxigenar las letras nacionales. Si no lo han leído, ¿Qué esperan?

Zeuxis Vargas, 2020

 

LA MAYOR CONSPIRACIÓN. Charla en 8va@fliabogota

Mil Inviernos estuvo presente en la 8va feria de libro independiente y autogestionada. Además de poner a disposición del público la novela THE LOLA VERGA’S BIG BAND, a través de dos librerías independientes amigas, también participó en el evento por medio de una charla. La charla fue espontánea pero guiada por un libreto que se puede leer como un ejercicio que se puede reproducir en el futuro, a partir de las preguntas que se sugieren al final.

 

Introducción por Andrés Felipe Escovar (@eskrraga) :

El divorciado y el abducido incurren en el anhelo del retorno de la visita. No importa que la misma se dé para diseccionarlos, despedazarlos y abrir sus cuerpos en aras de alguna disposición metafísica que los haya hecho comportarse como se comportaron.

El abducido y el divorciado se preguntan si acaso todo fue una alucinación o una treta para hacerlos crédulos. Claman por algún respingo de la realidad que les indique que ella anda por ahí, succionando la vida de sus huesos, y les dicte recuerdos de hechos imposibles.

La realidad les inocula una infección de viajes intergalácticos embarazados de amor.

La sinapsis entre el fenómeno ovni y fenómeno amor es el miedo a la soledad y el abandono. Estos propician nostalgias ajenas  a los estatutos dictados por los científicos más acendrados en sus certezas de evidencias, causas y efectos.

Nada  volverá a ser igual luego del amor o de un avistamiento Ovni: el firmamento y los genitales cambian para siempre.

Disfruten pues de este entremés en donde Luis Cermeño expuso, con la seguridad de Samael Aun Weor, todo ese entramado que nos deja más que cabezones a los divorciados y abducidos. Sea este el momento propicio para iniciar una nueva navidad de siempre.

LA MAYOR CONSPIRACIÓN DEL UNIVERSO CONOCIDO

Por: Luis Cermeño

 

Hoy hablaré sobre la mayor conspiración del Universo Conocido, dentro del marco de la Teoría de la Conspiración.

Para las élites culturales, la teoría de conspiración es una histeria colectiva de las clases medias. Para los racionalistas, una forma mítica a la que recurre la gente para tratar de darle sentido a un mundo complejo con unas relaciones de poder insondables y unas epistemologías enrevesadas que urgen una explicación más sencilla, aunque caiga en el terreno de lo fantástico y lo absurdo.

Ambas aproximaciones a la teoría de la conspiración, me temo, son ciertas. Como también son ciertas las palabras de Joseph Heller: “solo porque seas paranoico no significa que no te estén persiguiendo”. Tampoco es falso el mensaje que me salió el otro día en una galleta de la suerte china: “La teoría, en la práctica, es otra”.

Esta será, pues, una conversación en el terreno de la pragmática de la conspiración. Y para el caso, se enfocará en los dos fenómenos más trascendentales de la existencia humana en los límites de esta realidad: El fenómeno OVNI y el concepto universal del AMOR.

Siguiendo el largo camino trazado por “escritores malditos” como Andreas Faber-Kaiser y Salvador Freixedo, se considera que el fenómeno OVNI es el suceso más importante en toda la historia de la Humanidad. Pues éste comprende a a cabalidad tanto el origen de las religiones como las tramas políticas y de poder de todos los tiempos; a través del fenómeno OVNI se entiende el magnífico acontecimiento de la vida esparcida en todas las galaxias, se explica tanto el origen –modificación- de la especie Humana como su propósito y hasta el mismo núcleo de la naturaleza de la realidad se pone en cuestión.

Read More…

Kubrick y Aldiss, un desencuentro en la ciencia ficción

Teddy, el osito androide de Kubrick

La historia está llena de amistades que se forjan a partir de intereses comunes y que luego, debido a las personalidades o circunstancias, derivan en rupturas amargas. Una relación de esta naturaleza es la que inspiró la película «Un método peligroso» de David Cronenberg, basada en el encuentro entre Sigmund Freud y Carl Jung. También la ciencia ficción ha conocido estas relaciones, que empiezan como un genuino interés por el otro y terminan en lamentables  desencuentros. Este fue el caso del escritor de ciencia ficción Brian Aldiss y el director de cine Stanley Kubrick, a quien Aldiss alguna vez calificó como «el más grande cineasta de ciencia ficción de nuestra era». 

El encuentro se produce a mediados de los 70 cuando Kubrick llama a Aldiss interesado por su trabajo, pero también deseando volver a rodar algo del género de ciencia ficción después de Barry Lydon. Se conocen, comparten ideas,  pasiones y finalmente encuentran un objetivo en el que los dos puedan sacar lo máximo de su genio: sería la adaptación a cine de un cuento corto de Aldiss llamado: «los superjuguetes duran todo el verano»

Kubrick compra los derechos del cuento y emprenden una adaptación que nunca llegaría a suceder: Inteligencia Artificial, cinta que terminó por dirigirla Steven Spielberg y estrenarla al público en el simbólico año de 2001.

Compartimos íntegramente la versión de la historia de Aldiss, escrita en el prólogo del libro: «Los superjuguetes duran todo el verano y otras historias del futuro».  Una versión distinta, y con mayor distancia, se puede encontrar en el texto de otro escritor británico de ciencia ficción, Ian Watson (a quien casualmente Aldiss odiaba), a quien Kubrick quiso encomendar la tarea de la adaptación del cuento al encontrarse frustrado por los pocos avances logrados con Aldiss: El fontanero de Kubrick.

Este es un texto del que ningún aficionado a la ciencia ficción, ni al cine,  debería prescindir (pues está lleno de comentarios sobre el género, el cine, el método de Kubrick, la inteligencia artificial, la naturaleza del genio, la independencia, los androides y una probable anticipación de la caída del muro).

INTENTAR COMPLACER

Por Brian Aldiss

Read More…

La Colombia de Philip K. Dick

«La invasión divina» de Philip K. Dick, tiene todos los elementos característicos de la genialidad del escritor de Berkeley – y vale resaltar que cuando digo de Berkeley no me refiero exclusivamente a la ciudad en donde vivió Dick  sino también queriendo trazar un paralelo con el obispo Berkeley, el primero filósofo empirista en demostrar por la lógica que vivimos en una ilusión perceptiva-. En esta novela encontramos su pasión por la buena música, su paranoia política-cósmica, su amor por la belleza femenina, su fluidez dentro del género de CiFi, su erudición teológica y su maestría narrativa.

Esta novela pertenece a un nuevo sub género de la Ciencia Ficción, o la Ficción,  al que ya anteriormente nos hemos referido, que algunos autores proponen llamar Teo Ficción  y que actualmente parece gozar de una gran acogida: desde el microcuento de Antonio Mora Vélez Historia Profunda, pasando por Grace Immaculate de Gregory Benford  hasta la última aventura ficcional  de Kevin Kelly.

En «La invasión divina» Philip K. Dick creía, como muchos autores de Ciencia Ficción, entre ellos Aldous Huxley, que Latinoamérica sería una región apoderada por el Partido Comunista. En este contexto, Colombia era un país estratégico que se disputaba el Partido Comunista y la Iglesia Católica.

Nicholas Bulkowsky, vestido con su uniforme rojo del ejército, se preparaba para dar un discurso a una multitud de fieles seguidores del Partido reunida en la plaza principal de Bogotá, Colombia, donde últimamente los esfuerzos de reclutamiento habían tenido un gran éxito. Si el Partido lograba atraer a Colombia al terreno antifascista, la desastrosa pérdida de Cuba quedaría más o menos compensada.

Read More…

El campo de concentración de Thomas M. Disch

Pretende que eres humano. Y sonríe. No mandes más que una oración a donde estén esperando: La vida vale la pena. Y todo es perdonado en la comedia que todavía vivimos.

Una sextina para Susan Sontag.

Finalizó la crisis depresiva con el sabor del plomo en  la boca. Tras la perdida de su compañero sentimental, Charles Naylor, el autor de ciencia ficción y poeta Thomas M. Disch publicó su último libro The Word of God, en el que ascendía al nivel de Dios y luchaba contra el maligno encarnado en figuras como Philip K. Dick, Mel Gibson, Santa Clauss, L. Ron Hubbard y la Eternidad. Poco tiempo después de publicado este libro, en plena fiesta nacionalista del 4 de julio, uno de los más radicales escritores de ciencia ficción culminó su vida a los 68 años disparándose con una escopeta.

Autor de una importante obra, se destacan los libros: Los Genocidas, que narra una terrible invasión a la tierra; Campo de Concentración, un libro escrito en dos partes, la primera epistolar, y la segunda en forma de aforismos, fragmentos y cuentos, sobre un experimento militar impuesto a los reclusos que los desarrollaba como genios; 334, novela en la que al parecer predijo el posible desahucio en el que se encontraba a la hora de morir; y En alas de la canción, novela con la cual ganó el Premio John W. Campbell Memorial. Read More…

La tostadora valiente, una película basada en Thomas M. Disch

Hace 4 años(2008), mientras en USA se celebraba el día de la independencia, Thomas M. Disch se mataba con una escopeta en su apartamento en Manhattan. Se le asoció al movimiento New Wave de Ciencia Ficción, junto a Philip K. Dick, pero mientras Dick alcanzó el púlpito de la fama con una adaptación de una de sus novelas oscuras, dirigida  por Ridley Scott, el relato más famoso de Disch fue uno dirigido al público infantil: The brave little toaster, adaptado al cine por Disney. Empero esta película tiene los elementos trágicos que marcaron la obra de Disch, entre ellos, un aire acondicionado que al darse cuenta de su condición miserable en el mundo, atrapado eternamente en un muro, enloquece y se suicida, causando un gran desasosiego en la tostadorcita valiente y amigos.

Por motivo del cuarto aniversario de muerte de este gran novelista norteamericano, compartimos la película animada:

La penúltima verdad de Philip K. Dick. Un documental de argentinos en inglés.


El documental «The penultimate truth» (2007) – nombre inspirado en la historia homónima- es una exploración a fondo sobre la mítica figura del autor de ciencia ficción Philip K. Dick. Dirigido por el argentino Emiliano Larre y escrito por Patricio Vega (guionista de series detectivescas en USA), contó con la asesoría del escritor y especialista del género Pablo Cappana. El documental fue lanzado en el año 2007 en Argentina y ha sido presentado en canales latinoamericanos como Infinito.

La realización recoge entrevistas  a Philip Dick, a 3 de sus cinco ex-esposas, a su hija y a los escritores-amigos del autor de Berkeley, Ray Nelson, K. W. Jeter, Dan O’Bannon y Tim Powers.

Entropía y exégesis en Philip K Dick

Esta nota forma parte de una serie de notas y observaciones que hará Mil Inviernos sobre el libro THE EXEGESIS de Philip K. Dick.

 

Uno de los temas que apasionaron al escritor norteamericano de ciencia ficción, Philip K Dick, fue la entropía;  este concepto físico lo abordó en muchas historias de su prolífera  producción, entre las que se destaca, Mundo Contrareloj; también sirvió como soporte para el material que agrupó en La Exégesis.  Sobre la Entropía, el escritor y científico Gregory Benford recuerda  en un reciente artículo –Philip Dick en OC– el interés que Dick manifestaba. Read More…

A los treinta años de Blade Runner

A Equis Wilches lo despertaba, a las dos de la madrugada, un pensamiento: Atacar a su esposa con un hacha. Su mujer ensangrentada, envuelta en las sábanas que dos meses antes le obsequiaron unos amigos, terminaría arrojada en un riachuelo por el que sería arrastrada hasta llegar al mar. Su mujer a la deriva en el océano hasta hacerse comida de algún carnicero marino. Wilches no quería matarla, era algo que le dictaban de alguna parte; tenía insertado un programa en su cerebro que le ordenaba aniquilar a quienes vivían bajo su mismo techo. Equis, al asumirse como máquina, no tuvo más remedio que fugarse del potencial asesinato que cometería. Huyó con un computador portátil y una copia pirata de «Blade Runner», su película favorita.

Read More…

Hackers parauniversales

¿Te ha pasado alguna vez que estás frente a alguien, o que observas a alguien, y al siguiente instante desaparece entre la multitud como por arte de magia? ¿Que, sin explicártelo, aparece alguien desde un lugar que es como si saliera de la nada? Piensas que fue una falla de tu atención pero sinceramente no te lo crees porque sabes que tu atención siempre estuvo allí. Son descuidos de la mente, piensas, pero sabes que son formas que tienes de mentirte a ti mismo, al no querer indagar sobre lo que a todas luces es un fenómeno muy extraño. La mente es perezosa y prefiere no proseguir en lo que sabe le costaría mucho, tal vez más de lo que está dispuesta a admitir. O tal vez razonas, como en la novela de Isaac Asimov, Los Propios Dioses,  cuando el Doctor Bronovski le contesta al Doctor Lamont: “Una insolubilidad no es un problema.

Al igual que los alquimistas se pueden considerar los padres ilegítimos de ciencias como la química y la botánica, también ciertas prácticas de la brujería se podrían considerar maestras de la física y la informática; saberes que son apenas las puntas del iceberg de una nueva ciencia a punto de florecer: el diseño y programación de realidades. En el cuento Los sueños de la casa de la bruja de H.P. Lovecraft, un estudiante aficionado a las matemáticas descubre a través de sus ignominiosas investigaciones una nueva geometría que le permite tener acceso a ciertos ángulos inexplorados de la realidad. Esta recreación literaria de Lovecraft podría estar sugiriendo algo mucho más profundo, esto es, que muchísima gente a nivel empírico ha logrado un conocimiento sanctasanctórum de los abismos más grotescos de las dimensiones.

 «No hubiera podido decir lo que esperaba encontrar allí, pero sabía que deseaba estar en aquel edificio donde alguna circunstancia había dado, más o menos repentinamente, a una vulgar anciana del siglo xvii, un atisbo de profundidades matemáticas tal vez más atrevidas que las más modernas elucubraciones de Planck, Heisenberg, Einstein y de Sitter.» Lovecraft

Si es verdad, como Phillip K. Dick afirmaba, que «Vivimos en una realidad programada por computador, y la única pista que tenemos de esto es cuando cambia alguna variable» , podría existir gente capaz de manipular estas variables y, a través de arcanos saberes, habría podido tener acceso y modificar lo que sería el código informático de la realidad. Estos serían los hackers dimensionales que, al igual que sus contrapartes en la informática, tendrían la capacidad de crear túneles, generar distorsiones, desarrollar virus y sacar provecho de la información que se considera legítima de este mundo.

Hoy les podemos llamar Hackers paradimensionales. En otro tiempo se les llamó ángeles o demonios. También han sido denominados extraterrestres – cuando podrían ser algo mucho más terrible: extrauniversales-. Hubo quien llamó a Dante Alighieri “un viajero del tiempo”; pues una de las genialidades de la Commedia radica en que excede los límites del tiempo del poeta. Otro compañero de viajes temporales, muchos siglos después, fue Arthur Rimbaud que, con dos libros de adolescencia, “Iluminaciones” y “Una temporada en el Infierno”, superó a todos los poetas de su generación, adelantándose a su época, para abandonarlo todo años más tarde, dedicándose a la trata de esclavos en el África.

 Prueba este experimento: en medio de una agitada multitud, fíjate en algún individuo, puede tener aspecto desagradable, incluso peligroso, en un segundo estará fumando un cigarro, al siguiente estará comiendo algo desde su gorra, al tercero te observará y en un parpadeo desaparecerá para siempre. Ese sujeto pudo haber sido Elias, el profeta; Ahasverus, el errante; Rimbaud, Alighieri, Verne, Saint Exúperi, Adán o Philip Dick. Ellos están acechando las proximidades del mundo: son las voces que acompasan  el carnaval de los fabulosos freaks que abandonan el pueblo.