Ficcionar según Michel Foucault
Me parece que existe la posibilidad de hacer funcionar la ficción en la verdad; de inducir efectos de verdad con un discurso de ficción, y hacer de tal suerte que el discurso de verdad suscite «fabrique» algo que no existe todavía, es decir, «ficcione». Se «ficciona» historia a partir de una realidad política que se hace verdadera se «ficciona» una política que no existe todavía a partir de una realidad histórica.
Michel Foucault en M. Morey, «”Érase una vez…”: M. Foucault y el problema del sentido de la historia» en R. Máiz (comp.), Discurso, Poder, Sujeto: Lecturas sobre Michel Foucault, Santiago de Compostela, Universidad de Santiago, 1987, pp. 52-53.
Vía: Diana Carolina López
La angelicalidad de los vampiros
Si bien es cierto que es imposible comprobar o refutar la idea de que Abraham Stoker era un vampiro, lo que se puede asegurar es que el artífice de Drácula era ciertamente un vampiro ángel y fileno. A manera de homenaje a este autor irlandés, que le dedicó su más celebrada novela a su querido amigo Hommy-Beg, traemos cuatro adaptaciones al mundo de los dibujos animados de condes vampíricos. Antes de Twilight, Entrevista con el Vampiro, y Blade, existió el amor que arrasó en las ilustraciones que gente seguramente muy triste imprimía en sus criaturitas adictas a la sangre y la noche.
La noche
Como joven silencio,
como verde o laurel;
como la sombra de un tigre hermoso que surte de la selva;
como alegre retención de los rayos del sol en el plano del agua;
como la viva burbuja que un pez dorado inscribe en el azul del cielo.
Como la imposible rama en que una golondrina no detiene su vuelo…El día me encuentra
Vicente Aleixandre
1- Vampiros cachondos en La Habana
A imagem e o salto
Por Fábio Ramalho
Há um pequeno texto de Jacques Rancière que, se não pode ser considerado representativo de sua obra, por outro lado mostra-se valioso para a discussão sobre política na qual o autor está inserido. Trata-se de uma intervenção realizada na ocasião dos vinte anos da morte de Michel Foucault (The difficult legacy of Michel Foucault, junho de 2004, consultado aqui na edição em língua inglesa do livro Chroniques des temps consensuels). O curto argumento ali presente importa para nós porque Rancière, sem a dose de reverência ou descrédito que costuma prevalecer nesse tipo de efeméride, procura discutir em que medida o pensamento e a ação se encontram relacionados na obra do filósofo francês falecido em 1984. Se a herança de Foucault apresenta problemas para aqueles que pretendem fazer um balanço de seu trabalho e colocar à prova a sua atualidade é justamente porque, como afirma Rancière, não há linhas fáceis de continuidade conectando essas duas instâncias. Nada nos assegura que o pensamento conduz à ação, ou que os fatos e gestos da vida constituem matéria suficiente para tornar o mundo imediatamente legível ao pensamento (não, pelo menos, de maneira transparente ou inequívoca). Algo se interpõe entre os dois, e essa lacuna nos obriga a problematizar noções por vezes tão caras à tradição política e a certos discursos articulados no campo da estética, como, por exemplo, a ideia de conscientização.