Sobre los animales suicidas
Matarse por miedo a morir algunos entendidos lo adjudican a la capacidad de raciocinio, como lo escribe Bibi, una mujer de «Los suicidas», la novela de Antonio Di Benedetto:
En portería Marcela consignó, de manera no específica para mí: «Volveré a las 4». Por el pasillo circula el jefe, que no reclama la serie ni me concede atención.En mi mesa hay un sobre con una inscripción a mano: «Saludos, Blanquita». Pero nada, adentro, de Piel Blanca, sino los apuntes de Bibi:
El perro se echa sobre la tumba de su amo y se deja morir.
El escorpión se clava su propia ponzoña y perece. Con el privilegio de fecundar a la abeja reina, el zángano entrega la vida.