Al límite con el Dr. Hunter S. Thompson
Para escribir sobre Hunter S. Thompson necesitas escuchar The Rolling Stones, para absorber el ethos de su época. El vértigo de una generación que sabía se estaba hundiendo en la decadencia. Lo que empezó como una inconformidad contra el sistema finalmente los arrastró a la decepción absoluta de ver sus propias vidas destruidas. Sabían que lo que el mundo les ofrecía No Era la Salida, pero entendieron dolorosamente que No Había Salida. Los más inteligentes pronto vieron que el ideal hippie era una Gilipollez. Quienes quisieron ir más allá de la orgía y la farsa de las flores se encontraron con la locura, la oscuridad y la soledad más absoluta de haber traspasado una frontera imperdonable. Los otros, quienes vieron en la contracultura un pasatiempo liviano de juventud, fundaron prósperas empresas capitalistas, se insertaron al circuito artístico, llevaron bandas de rock con la seriedad de administradores, escribieron libros de new wave para amas de casa.
Sobre los primeros, los que fueron hasta el límite, escribió estas palabras Hunter S. Thompson en Hell’s Angels: The Strange and Terrible Saga of the Outlaw Motorcycle Gangs:
El límite… no hay una forma honesta para explicarlo porque las únicas personas que realmente saben en donde está son los que lo han pasado. Los otros – los vivientes – son los que jugaron su suerte hasta donde ellos sentían que podían manejarla, y luego retrocedieron, o se calmaron, o hicieron lo que tenía que hacer cuando llegó el momento de elegir entre el Ahora y Después.
Inspirado en estas palabras, y en la estética del libro Gonzo: La historia gráfica de Hunter S. Thompson el artista Piotr Kabat realizó este corto animado:
fuente: brain pickings
La rutina diaria de Hunter S. Thompson
via boing boing
Esta nota de periódico salió en el libro Hunter: The Strange and Savage Life of Hunter S. Thompson de E. Jean Carroll y sirve como retrato de la vida sórdida que llevó el creador del periodismo gonzo. No obstante, esta extraña rutina no debe confundir a los lectores desprevenidos de Hunter S. Thompson, pues si bien no se trata de un esquema cotidiano ejemplar, esto no desmerita el genio y el trabajo del gran escritor norteamericano. En palabras de Alan Rinzler, editor de Thompson, para el prólogo de Gonzo, la historia gráfica de Hunter S. Thompson, de Will Bingley y Anthony Hope-Smith.
Si solo conoces a Hunter como el Tío Duke, el personaje que aparece en la tira de prensa Doonesbury; si le has visto en persona o en un video borracho, vomitando, y cayéndose durante una supuesta conferencia pública (muy bien pagada); o si has leído sus pueriles fantasías adultas sobre trabajar en un estudio de cine porno, o cualquiera de los artículos regurgitados, mediocres y repetitivos, y de los libros y recopilaciones que permitió que se publicaran y republicaran durante los 30 últimos años de su vida; o si has comprado las biografías sensacionalistas y en gran medida imprecisas escritas después de su trágico suicidio, nunca sabrás que Hunter en su momento cumbre fue de hecho un escritor muy serio y trabajador a quien le importaba mucho cada palabra elegida, y que sufría con cada frase y su contenido, con las diversas capas de significado, el ritmo, la voz inimitable, el humor y el impacto feroz que debían tener.
Hunter podría haber sido el campeón de los pesos pesados de las letras norteamericanas.