La ficción inmobiliaria de Italo Calvino
«La especulación inmobiliaria» de Italo Calvino data de una fecha específica desde su inicio hasta su conclusión, que se manifiesta de forma clara al final: 5 de abril de 1956 – 12 de julio de 1957. Por lo tanto, se sitúa en un tiempo específico de la historia — la Italia que se reconstruía de la Post-Guerra— y un espacio exacto aunque nunca mencionado: La Riviera al norte de Italia, en el pueblo ***. ¿Y por qué nunca se menciona el pueblo? Por dos razones, no simples, pero comprensibles: Uno nunca menciona a quien ama, y tampoco nunca menciona a quien odia, pero tampoco menciona a quien teme. Por esta misma razón, fracasan los que gritan y grafitean: ¡Yo amo a Fulana!; pero por esta misma razón, a algunos políticos detestables se les refiere como los innombrables y ya, sin necesidad de mención alguna, todos saben de qué innombrable se trata y por qué no se le nombra. Pero como amor y odio suelen ir juntos, suponemos que el narrador, en este caso, prefirió dejar el nombre en blanco, como quien firma un cheque en blanco, y dejarlo a la imaginación, o falta de imaginación, del lector, y en su caso más próximo, los lectores de Italia, en concreto, los de la Riviera de Italia, y su mala consciencia.
Ya hablamos de tiempo y espacio, como si eso importara, porque el comentario de muchos lectores, haciendo un barrido rápido por Internet, es que a pesar de que la obra se empezara en 1956 y terminara en 1957, sigue siendo vigente y es universal; es decir, que la temática que aborda es la misma ahora como en ese entonces, aquí como allá; y la temática no va más lejos que la del título que precisa en ponernos de una vez en el meollo del asunto: la especulación inmobiliaria. ¿Ha cambiado mucho esta actividad desde ese entonces? En seguida, hablaremos del tipo de personajes que aparecen en la obra.
La película de rascacielos que imaginó Ballard
La película en cuestión (High Rise) no es la que en este momento está en el vértigo de las críticas, la adaptación de la novela de Ballard dirigida por Ben Wheatley, con la actuación de Tom Hiddleston y Jeremy Irons, interpretando a Anthony Royal.
Presento, en su lugar, la interpretación animada de Mike Bonsall, de la novela Rascacielos, a partir de varias herramientas digitales y un metódico seguimiento de personajes y locaciones en el brillante escenario de Ballard, en el que el Edificio es ese monstruo frankesteinano que transfigura y desborda al ser humano.
Considero que, a pesar de su aparente sencillez y poco emocionante esbozo, el documento acierta al presentar la visión del documentalista, Richard Wilder, como cumpliendo el sueño de éste sobre una toma aérea general que se fuera acercando hasta llegar a un solo apartamento revelándolo como una celda de una estructura penitenciaria.
Observó desde el balcón los rascacielos vecinos, enormes y carcelarios. El material de estos edificios, tanto visual como sociológico, era prácticamente ilimitado. Filmarían los exteriores desde un helicóptero, y desde el bloque más cercano, a cuatrocientos metros. Ya alcanzaba a imaginar un prolongado zoom de sesenta segundos, avanzando con lentitud hacia todo el edificio hasta encuadrar en primer plano un solo apartamento, una celda de este hormiguero de pesadilla.
Esta animación se presentó en National Arts Festival en Sudáfrica, 2014.
El próximo gran género: la Ficción Inmobiliaria
Si algo viene moldeando la forma del futuro estos años ha sido la ciencia ficción y el mundo del sector inmobiliario.
En la ciencia ficción ya llevo un recorrido mayor de 15 años, pero en el mercado inmobiliario hasta ahora me empiezo a desempeñar. Estudios del sector arrojan unos resultados totalmente inesperados, presentando así una nueva perspectiva en el que los misterios inherentes al ser humano se cristalizan en lo que se consideran sus deseos de satisfacción de las necesidades y lujos que ofrece la vida doméstica moderna.
Un cielo sin nubes, mortecino como el aire sobre una cisterna fría, cubría los muros y terraplenes de cemento de los edificios en construcción.
Rascacielos. J. G. B (tarrito rojo)
FICCIÓN INMOBILIARIA es un proyecto del Museo de los Desplazados, que surge del colectivo Left Hand Rotation: consta (hasta el momento) de tres documentales en que se aborda, de modo colateral, los espacios urbanos como un ambiente que recrea los paisajes de las películas para generar una reflexión macro en torno a las inquietudes inmobiliarias en la vida moderna.
Ficción Inmobiliaria I:
En este collage de ficciones en las que la ciudad y sus habitantes son los protagonistas se esconde el registro de los conflictos urbanos asociados al modelo socioeconómico de una época. De igual manera, sus desenlaces proyectan un abanico de soluciones sólo limitadas por la imaginación.
Quizás podamos apreciar el cine de ficción por sus revelaciones documentales, y otorgar nuevas resonancias y significados a este sugerente orden narrativo.
Ficción Inmobiliaria II:
La secuela de Ficción Inmobiliaria continua recopilando materiales encontrados en películas de ficción donde las problemáticas asociadas a la cuestión de la vivienda (especulación inmobiliaria, procesos de gentrificación y consecuencias de la globalización en la ciudad contemporánea) aparecen en la trama principal o con cierta relevancia en su línea narrativa.