Microficción aeropagita
Ganador del I concurso de cuento ciudad de Chinacota, 2042.
CONFESIONES DE MESA
(CUENTO COSTUMBRISTA ANÓNIMO)
En esta noche de arreboles, sucedió lo que a continuación referimos:
Estaba Peruchi Lozano en la mesa, departiendo una cena con mami.
Mami pregunta:
– Oiga mijito, ¿por qué a ustedes todas las mujeres lo dejan?
– Ay mami, es que aquí entre nos, yo no sé hacer el amor. ¿Me enseña?
– Listo, papito. Pero no vaya a imaginar que lo voy a hacer con usted, porque eso sería un incesto que ni Dios perdonaría, ni con su papá.
– ¿Por qué no con papi?
– A ese señor se le parará primero el corazón que el pinguoñoño.
– ¿Y entonces, cómo aprenderé?
– Yo tengo un potro de treinta años que me le monto todos los días. Usted es solo un poco menor que él. Pero mijo, tiene que cuidarse, porque mire ese barrigonón que tiene. En cambio él, es una tablita. Duro y plano. Y si le digo duro es porque es bien duro.
-Pero ¿no te da remordimiento hacerle eso a papi?
– Si su papi también tiene un amante.
– ¿Quién es? Me imagino que una mujerzota.
– Nada de eso, sospecho que es el mismo que yo me como, pero ninguno de los dos se atreve a decírmelo. Lo pasaríamos rico los tres. Imagínese a ese muchacho haciéndonos la puntada del sastre.
FIN.
Hernán Hoyos, entrevistado
Les presentamos esta charla con Hernán Hoyos, el padre de la sexoficción y cronista de las desdichas sexuales de la especie humana. En esta ocasión habla sobre el humor y la sonrisa, a la que siempre coquetea porque sabe que serán muchos los momentos reservados para el llanto. Si desean saber más sobre este escritor pueden leer la entrevista que le hicimos en milinviernos.
El autor intelectual de Charlie Hebdo es un best-seller
Exclusiva Mil Inviernos
Atrapado autor intelectual de masacre en París.
Don Michel Houellebecq decidió tirarlo todo a la hoguera, incluido el Islam y Charlie Hebdo, después de una noche fogosa con dos marroquíes que le enseñaron que hay sexo más arrobador que el que él refería en sus partículas elementales.
En esa noche en donde el homosexualismo estuvo a pedir de boca, don Michel supo que para hacerse notar como algo más que un escandalizador de pueblerinos (producto de exportación número 1 de Francia) necesitaba pasar de la teoría a la praxis, es decir, de un mero charlatán a un profeta de los nuevos tiempos de anti-islamismo cool.
Jamás el mundo ha sido testigo de una campaña de autopromoción de las magnitudes hechas por don Michel. No en balde los asesinatos han ido en directa proporción con el volumen de ventas de su libraco y del pasquín envuelto en toda esta situación bochornosa. En Siria, Samir, un viejo amante de Michel ha confesado a Al-Jazeera, que el odio del escritor por el Islam tiene el placer loco que esos «jinns» han dado a mi cola.
Ahora se ha descubierto que el desamor de las Partículas elementales, tiene un lugar de origen: Alepo, la ciudad donde nació Samir, el amante que desgarró el recto del enfant-terrible de más de 60 años, que ahora se publicita como un ser deprimido cuando su cara no refleja sino la desesperación de no encontrar muchacho sunita o chiita que cumpla sus demandas buco-genitales.
¿A dónde parará este mundo loco? ¿Habremos de posternarnos todos ante la islamofobia de los maricas? Es hora de que el exterminio deje de ser excluyente. Aplique la igualdad, la fraternidad y la libertad. Sigamos los senderos del sida, no respetemos color de piel ni credo. Y por favor, démosle algún huérfano que haya escapado del estado Islámico a don Michel, porque dicen las malas lenguas que lamieron sus sobacos que la próxima novela será sobre sicarios paisas que dominarán el mundo junto a los islámicos y revivirán por medio de mitos vudús a Saladino.
Se me paró el negocio
Los libros de Hernán Hoyos irán cobrando más lectores a medida que el prurito de la crítica y el establecimiento literario del siglo XX empiece a caer con sus ilustres muertos. En esta entrada, Daniel Zapata hace una reseña de «Se me paró el negocio»:
99 días de masturbación en CholoTube
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TESTIMONIO EXCLUSIVO PARA MIL INVIERNOS
!!
(El autor ha solicitado que lo mantengamos en el más férreo anonimato, por lo que lo mencionaremos como el Cholotuber)
El saxo suena y llegué al día 99 de mi experimento forzado. Todo comenzó con mi divorcio y los ataques de ansiedad que no mermaron pese a que mis uñas sangraban y mis carracas dolían más que después de una noche de cocaína.
Siempre he escuchado que la masturbación es el remedio más rápido para calmar las angustias, el problema es la resaca posterior a la eyaculada. Porque implica dos efectos a saber:
- Incremento exponencial de la ansiedad.
- Olvido de la sensación masturbatoria y por tanto un fuerte apetito de repetir el acto.
Por estos dos efectos el ciclo se puede repetir varias veces al día hasta terminar uno como un cadáver con los calzones almidonados.
Suelo ir al psiquiatra una vez a la semana, pero me da vergüenza decirle que a mis 33 años me masturbo como un chiquilín de 12. Este es un secreto que solo puede delatarse por el tamaño de mi antebrazo derecho, tan parecido al de Popeye el Marino.
Siguiendo el consejo de un amigo ingeniero de sistemas y hacktivista que lucha porque volvamos a vivir desconectados, me presté a un experimento sin parangón. Sabía de chiquillos que duraban 99 días sin usar su cuenta de face, lo mío era más radical: 99 días a punta de la célebre red social peruana cholotube.com
Un encuentro con el artífice de la sexoficción (segunda entrega)
Hernán Hoyos escribió, desde fines de los cincuenta, más de cuarenta novelas. Hoy día las autoreedita y él mismo sale a dejar ejemplares en consignación en distintas librerías y quioscos del centro de Cali (Colombia). Acá puede leerse la primera entrega.
- Hernán Hoyos frente a la catedral primada, antes de nuestro primer encuentro.
La masturbación es el objetivo último y vergonzante de la pornografía coital; en los portales de internet aparece, a un costado, publicidad que dice, como un regaño: “Deja de masturbarte y ten sexo de verdad”; a la culpabilidad del consumidor del vídeo se sumará la potenciación de su soledad, acercándolo a un anacoreta. Porque el objetivo del pornógrafo apunta a la aprobación sustentada en el placer solitario, es que la etiqueta de pornógrafo adjudicada a Hernán Hoyos por su amigo José Pardo Llada apenas apareció “Crónicas sexuales”, es un malentendido intencionado que sirvió para que la sociedad caleña de los sesenta comenzara a comprar el libro. Hoyos ha bautizado a su escritura con otro nombre:
-La llamé sexoficcion y creo que tengo derecho porque convertí los problemas sexuales en temas literarios. La sexualidad es el más importante de los instintos porque gracias a ella se perpetúa la especie. Si los hijos no se pudieran concebir por el acto sexual se acabaría la población humana.
A diferencia de los angelicales destellos de Henry Miller o la crueldad de Apollinaire, Hoyos toma a la sexualidad como un objeto sometido a su visión casi científica, semejando la labor de un microhistoriador de la vida sexual o un notario que consigna los escarceos genitales de cientos de personas. Este propósito de testimoniar se consolidó a sus 32 años, cuando decidió arrendar un apartamento en el que colocó una mesa grande con cuatro máquinas de escribir y, en cada una de ellas, urdía un libro diferente.
Fue en ese lugar donde sostuvo algunas reuniones con Sor Terrible, la mujer que habría de protagonizar una novela homónima basada en lo que ella le relató. La primera vez que se vieron Hernán trató de seducirla:
-La hice sentar al lado mío. Yo no sabía que era lesbiana y le metí la mano. Cuando toqué el clítoris de ella, me di cuenta que era de este tamaño. -Hoyos estiró su dedo índice derecho para indicar las dimensiones- Era a la vez hombre y mujer. Era Sor Terrible. No me puedo arrepentir de eso porque fue un documento más.
Desde ese momento, Hernán trabó amistad con Sor Terrible aunque hace un par de años no ha sabido nada de ella. La última vez que se la encontró fue en unas cabinas telefónicas. Después de charlar un rato, ella le mostró la foto de una mujer de más de cincuenta años y de su hijo de dieciocho: Sor Terrible se acostaba con los dos.
Un encuentro con el artífice de la sexoficción (Primera entrega)
Hernán Hoyos escribió, desde fines de los cincuenta, más de cuarenta novelas. Hoy día las autoreedita y él mismo sale a dejar ejemplares en consignacion en distintas librerías y quioscos del centro de Cali (Colombia).
- Hernán Hoyos en la plaza San Francisco de Cali
Es una ametralladora de tus depresiones
Luis Aeropajita
Un remordimiento despierta a Hernán Hoyos en sus noches y, antes de volver a dormir, se traza el propósito de soñar un encuentro con su amigo, “El gordo” Lucio Ramos, uno de los protagonistas del libro Memorias fisiológicas: cierra los ojos y los dos hablan. Ese episodio no es algo real; Hoyos descree de cualquier mundo que trascienda lo físico y de que haya alguna manera de conjurar los espíritus o llamarlos, es más, piensa que ni siquiera existen: morimos y volvemos a ser carne de la tierra.
Su remordimiento nació desde que se topó a Ramos en el puente España, en el centro de Cali; Hernán paseaba con sus hijos, aún niños por aquél entonces. Se cruzaron y Hoyos pasó de largo y sólo volteó la mirada cuando Ramos le dijo:
-Hernán, me has hecho mucho daño.
Hoyos creyó que se refería al vino que le había aconsejado comprar un par de meses antes, a sabiendas de que Luciano padecía de una úlcera gástrica. Tiempo después entendió que el daño aludido por “El gordo” era la ingratitud injustificada.
-En qué te he hecho daño, amigo mío- me exclama Hernán, tratando de revivir ese último encuentro en el puente España, buscando un instante de reinvindicación donde pueda encontrarse con ese gordo que falleció poco tiempo después.
Otro gran amigo muerto de Hernán fue Maxwell, su traductor al inglés. Hoyos se marchó con él a Wisconssin y allí pudo evidenciar la afición por la cerveza del norteamericano :
-Él vivía con su mujer. Fuimos a traducir mis libros y la revista Knight publicó tres cuentos míos. Él era un traductor impresionantemente riguroso. El editor de la revista mandó los tres cheques pero yo estaba muy aburrido en ese país y como aquí llevaba una vida de parranda y de risas, entonces me vine para acá. Maxwell se bebió en cerveza los 300 dólares. En esa época, un dólar servía para un almuerzo… yo fui a varios supermercados con Maxwell y un almuerzo decente valía un dólar. Entonces se bebió los 300 dólares pero me los fue pagando, eso sí. Y después era incapaz de trabajar; como traductor era un verraco pero era incapaz de trabajar entonces lo mantenía la mujer. Era un soñador, inventaba negocios que después no podía realizar pero para traducir era extraordinario.
Un aborto relatado por el padre de la Sexoficción
A continuación un pasaje de la novela «Protectores de doncellas» del escritor caleño Hernán Hoyos, el padre de la Sexoficción:
La vieja les abrió la puerta con mirada complaciente.
– Buenas tardes, joven- dijo a Julio y pasó un brazo sobre los hombros de Cristina.
– ¿Trajo la bata de baño?
– Sí, señora- dijo Cristina levantando el maletín plástico.
El padre de la Sexo Ficción
«Hernán Hoyos, un escritor de mala reputación » es un documental sobre un escritor de Cali que, en la década de los sesenta, escribió una gran cantidad de libros que fueron calificados como pornográficos, descalificándose una obra que no precisó de becas ni de lanzamientos pomposos o prólogos de funcionarios culturales para ser leída. A lo largo de los treinta minutos del documental, aparecen las distintas posiciones respecto a la obra de Hoyos y se pone de manifiesto el credo estético de la «alta literatura colombiana».
Hernán Hoyos, Un escritor de mala reputación from Carlos Fernando Rodriguez on Vimeo.