El ángel pistolero
La segunda mitad de la década de los sesenta y la primera de los setenta estuvo perfumada con el Spaghetti Western, una puesta en escena del» far west» de los Estados Unidos en los paisajes de Almería. Aparecieron los cowboys que hablaban italiano y debían imitar un tono muy lejano al de su natal Mediterráneo. Uno de los pistoleros más famosos de esa época fulgurante fue «Ringo» y el actor que mejor lo interpretó en Europa fue Giuliano Gemma. En «Una pistola para Ringo» el protagonista era apodado como cara de ángel y, pese a que Gemma fuera un hombre atractivo para las mujeres, tenía algo en su rostro, una tragedia silenciosa y tierna que lo alejó de los diablos conquistadores del cine de aquél entonces. El Spaghetti Western un género angelical y la sonrisa de Giuliano, uno de sus iconos, da fe de ello. El frenesí generado a partir de «Una pistola para Ringo» y «El retorno de Ringo», ambas realizadas en 1965 y dirigidas por Duccio Tessari, condujo a que Giuliano Gemma, en 1967, fuera invitado a un show emitido por la cadena Italia RAI; ese día el pistolero bailó con la cantante Rita Pavone, lució su estatura colosal y se vistió con un traje inglés que hizo desmayar a las furcias que querían sentarse encima de sus genitales pero él, como buen ángel, no se dio por aludido.
Un western de redención: El día de la ira
El miembro fantasma hizo de Lee Van Cleef el pistolero más rápido del oeste. La ausencia de la falange de su dedo corazón brilla en «El bueno, el malo y el feo» al igual que la divergencia de los colores de sus ojos (uno azul y el otro verde). Lee Van Cleef tiene muchas caras y no por los artificios actorales sino por la naturaleza, como si hubiera nacido en uno de esos pueblos enclavados en España hechos para la nostalgia norteamericana. Alguna tragedia precedió a ese Van Cleef que entra a los pueblos en una carroza, mirando hacia todas las ventanas pendiente de que alguien, apoyando una escopeta en el alféizar, le infiera un disparo en el entrecejo. Los vaqueros pueden morir en una película y revivir en la siguiente, todos tienen en común un dolor que los condujo a disparar y a cazar humanos, en «El día de la ira» Lee Van Cleef le enseña a Giuliano Gemma a cobrar las humillaciones que le hicieron en su pueblo por ser pobre. Esta película, sin embargo, no se queda en la venganza- uno de los ejes del western europeo- sino que hay una redención y un final colmado de esa ternura que brota de una tristeza podrida y que indica que nuestro ángel de la guarda puede ser un asesino: