Alexia, un corto de terror para compartir en Facebook
Facebook, o «El face» como le dicen los golondrinos, es un estupendo vehículo para hacer de nosotros mismos nuestro propio medio. Entonces no solo sirve para compartir kreepypastas, vídeos de Pitbull y fotos del equipo sueco de Bikini. También podemos compartir realizaciones de terror y «sci-fi» de emergentes artistas latinoamericanos.
Este es un terrorífico corto del realizador argentino Andrés Borghi, en el que se aleja de los géneros de comedia y acción (de los que es familiar) para entrar al lado oscuro de las redes sociales y nuestras pesadillas en esas largas noches en que no tenemos otra cosa que hacer que estalkear a nuestros contactos desaparecidos.
Camuflaje fashion para la guerra del reconocimiento facial
Estamos siendo constantemente vigilados. Ya no es ni siquiera una cuestión de paranoia. O, tal vez, citando a William Burroughs: «a veces la paranoia es solamente tener todos los datos». Y la tecnología ha evolucionado y seguirá haciéndolo para mantenerte vigilado. No es que las cámaras económicas estén ayudando a los aficionados a enfocar mejor los rostros de los fotografiados, o que facebook te ahorre el trabajo de poner el punteador en cada cara para taggearla: las empresas tienen a su favor toda la tecnología para identificarte gracias a los dispositivos autómatas de reconocimiento facial. Esto va más allá de si decides entrar a facebook o no (no importa, facebook sabe quién eres gracias a tus amigos), si eres bueno o malo, siguiendo la falacia de «quien no tiene nada que esconder nada tiene que temer». Para evitar este tipo de razonamientos es bueno asistir a esos cursos de humanidades que tanto programador desestima arrogantemente en sus conferencias. Cuestionarse la relatividad de lo bueno o malo, los procesos históricos de las sociedades, y si queremos ser unos verdugos-víctimas de nuestro tiempo o, mejor, deseamos las herramientas para por lo menos resistir a su tiranía.
FUTURO PARTIDO: Mil Inviernos en la Semana Retrofuturista #jretrofut
El telégrafo, el internet del siglo XIX. Fuente: Wikimedia |
Texto tomado de: ‹‹SEMANA RETROFUTURISTA ››
#jretrofut. Colombia invitada. El día de las actividades online .13 de febrero, todo el día, la red
Como el año anterior, el jueves es retrofuturista en red. Del telégrafo a Internet. Durante el jueves 13 de febrero celebraremos y os animamos a participar en actividades online, estés en Barcelona, en cualquier otra ciudad de España, o incluso en América o en Oceanía.
Llenemos Twitter y Facebook de futuros que nunca fueron y de futuros que serán el día 13 de febrero. De imágenes Steampunk y Dieselpunk, de microcuentos en catalán, castellano o el idioma que prefieras, de noticias sobre futuros, de videos de futuros obsoletos y pronósticos de tecnologías que nunca llegaron, o sí llegaron. De recomendaciones de libros, series o películas situadas en el futuro. Puedes acompañarlo del hashtag #jretrofut. El futuro forma parte de nuestra cultura.
Este año estamos honrados de poder contar como invitado a la plataforma de divulgación de cultura y ciencia-ficción Mil Inviernos, una de las más icónicas de Latinoamérica, representado por Luis Cermeño y Andrés Felipe Escovar, desde Colombia. Nos presentarán una conferencia online inédita que por título tendrá «Futuro partido», con nuestra intención de delinear una línea que vaya más allá del imaginario popular, para reflexionar sobre nuestro propio futuro.
Un adelanto de la charla:
La anticipación de los medios sociales por J. G. Ballard
Dentro de la prolífica obra del autor inglés de ciencia ficción James Graham «J. G.» Ballard, se encuentran los escritos como periodista cultural con los que colaboró a lo largo de cinco décadas en variadas publicaciones como: The Daily Telegraph, Playboy, the Guardian, Time Out, New Worlds, The Times y Vogue. En esta última revista, Vogue, en el año de 1977 escribió un ensayo llamado «El futuro del futuro» (The future of the future) en el que, dando muestras de un sentido acucioso de las transformaciones de los medios, anticipa el advenimiento del entretenimiento en medios sociales y de los usuarios en prosumidores.
Todo esto, por supuesto, será mero papel tapiz electrónico, el trasfondo del programa central en el que cada uno de nosotros será tanto estrella como jugador de respaldo. Cada una de nuestras acciones durante el día, entre el espectro entero de la vida doméstica, será instantáneamente grabado en una video-cassetera. En la tarde nos sentaremos a analizar los materiales inéditos, seleccionados por un computador entrenado a elegir solo nuestros mejores perfiles, nuestros diálogos más audaces, nuestras expresiones de mayor afecto filmadas a través de los filtros más amables, y luego tejer estos juntos dentro de una recreación aumentada del día. Sin importar nuestro lugar jerárquico en la familia, cada uno de nosotros dentro de la privacidad de nuestros cuartos será la estrella en una saga doméstica en continuo desarrollo, con padres, esposos, esposas e hijos degradados a un apropiado rol de apoyo.
Dios es gay con Kurt Cobain
A los 19 años, Kurt Cobain era arrestado por hacer un graffití que decía: Dios es gay. Le gustaba fastidiar al mejor estilo de los actuales trolls de internet. El fastidio fue su forma de vida, hasta montar el número de fastidiarse a sí mismo en público. Disfrutaba como un macaco de hacer muecas ante los lentes de las cámaras. La maldición de Cobain fue haber sido tomado en serio cuando ni él mismo se quiso tomar realmente en serio. Hasta el fastidio le fastidiaba. En alguna ocasión Cobain afirmó: «No soy gay, pero quisiera serlo para fastidiar a los homofóbicos.» Dios pensó lo mismo cuando vio el mensaje del muchacho en las paredes. Fervoroso de la teología quiso conocer a Kurt y lo invitó a una reunión con William Burroughs, en donde los tres hablaron a su manera: Cobain desgarrando la guitarra, Burroughs con su voz de Yonqui leyendo un poema y Dios con su silencio. Un encuentro de tres maricas: Dios, Kurt Cobain y William Burroughs. Fastidiaron y fastidiaron hasta que los tres, fastidiados, se terminaron matando a su manera: Cobain tragándose una bala de escopeta, William Burroughs de un paro cardíaco como el viejo aburrido que era y Dios desintegrándose con el Universo. Esto es un hecho científico.
Ficción que rinde cuenta del terror histórico: un encuentro con Los Once.
William Faulkner decía: «La ficción en ocasiones es el mejor hecho». Siguiendo este pensamiento, el colectivo de ilustradores Sharpball ha apostado por crear LOS ONCE, una Novela Gráfica de memoria colectiva colombiana por Crowdfunding alrededor de La Toma del Palacio, del año 1985.
Los Once está conformado por tres artistas: José Luis Jiménez, Miguel Jiménez y Andrés Cruz. Recientemente se integró al grupo Laura Ubaté Gonzáles, como manager.
Cuando nos encontramos en la estación de servicio, tuve la misma impresión con Miguel que la que luego tendría con Laura. Una suerte de reminiscencia. No me sentía muy bien de salud y me preguntaba si mi cerebro se estaba poniendo demasiado flojo y no quería asimilar la información nueva, procesándola como información antigua; es un poco la explicación que desde las neurociencias dan a fenómenos como el Deja Vu. Bueno, resulta que a Miguel lo había conocido en otra época de mi vida, gracias a una amiga en común, a la que en la Universidad llamábamos La Guapa.
El paisaje envanecido de las nueva generación de la ciberguerra.
Adiós SOPA y PIPA. Como recientemente lo declaró Cory Doctorow, la guerra del copyright fue solo el inicio. Y no solo nos despediremos de la nefasta avanzada de los proyectos de ley que pretendieron matar el Internet tal y como lo conocimos, sino que también nos despedimos de una tecnología que hizo de nuestra experiencia de navegación una cultura, la tecnología P2P, representada principalmente por Megaupload.
La pesquisa judicial hacia los empleados de Megaupload más allá de afectar a los presuntos perjudicados por piratería, empresas que demostraron su gran influencia política-económica en el congreso, perjudicó una práctica cultural alternativa que posibilitaba la transmisión de contenidos sin necesidad de la intermediación de la industria. Artistas de todo el mundo expresaron su voz de rechazo ante la medida, entre ellos Patricio Dalgo del Ecuador, quien en su página de facebook comentó: «yo subía mi producción para libre descarga alli, esto es una mierda… me cago en los derechos de autor, sus autores, sus propietarios, sus beneficiarios, sus monopolizadores, sus acólitos, su censura, su pago por ver, por escuchar, por hablar, por compartir.»
Las voces de rechazo no pasaron desapercibidas, el siguiente gráfico demuestra dramáticamente el cambio de postura de los miembros del Congreso de USA respecto los proyectos SOPA y PIPA, con diferencia de un solo día, antes y después del gran «apagón» o «black-out» de muchas de las poderosas compañías de la red en protesta a estas reformas:
Tomado de: Graphic Sociology.
Esta fue una semana bastante movida en términos del mainstream en cuanto se jugó el futuro de la red y se demostró la posibilidad real de acción de Internet para hacer derrocar una propuesta del congreso o permitirla. Razón por la cual, empresas con una ética poco transparente y unas políticas de privacidad cuestionables, como Facebook o Google, posaron con tiernas muecas de rebeldía y resistencia contra SOPA y PIPA; más coherente fue el CEO de Twitter, quien declaró que el apagón de Wikipedia le resultaba «tonto».
Un día después del famoso apagón, cuando se cerró definitivamente Megaupload, el grupo de hackers conocido como Anonymus emprendió una agresiva campaña para cerrar páginas oficiales de USA, como empresas pro-SOPA; luego siguieron los ataques a otras compañías como Sony, Visa, Mastercard, Monsanto, y las página gubernamentales de Francia y Polonia. Ese jueves se presentaron fallas operativas en Latinoamérica que impidieron el ingreso por la red a páginas como Facebook, Twitter, Yahoo y Hotmail. Las teorías de conspiración no se hicieron esperar, pero la versión oficial fue que se trató de una falla técnica de Telefónica en en la red de su proveedor internacional de Internet (TIWS).
Y sin embargo, la ciberguerra no acaba ahí, tal vez porque no empieza ahí; o citando a Marcel Duchamp «No hay solución porque no hay problema»; precisamente porque el hecho de que se haya caído la propuesta de SOPA y PIPA no quiere decir que el futuro de la red no esté en riesgo o que la censura y la regulación coercitiva por parte de los gobiernos poderosos esté dando marcha atrás. Es bueno no engañarnos con paliativos ni cuentos de hadas con silicona.
Si para algo sirvió toda esta zapatiesta de SOPA y PIPA fue para cubrir hábilmente la batalla que empieza a abrirse camino a pasos de bebé con elefantiasis en Oriente Medio. Los hackers Sauditas roban las contraseñas de las tarjetas de crédito de los Israelitas, y estos no temerán responder, aún más cuando estos sugieren que las contraseñas robadas son en realidad de ciudadanos norteamericanos.
Este es el paisaje envanecido de la nueva generación de la ciberguerra. Nuestra libertad no está en riesgo, puesto que la libertad no es algo que nosotros poseamos per-se, o un derecho que el gobierno nos regale. La libertad no se puede reducir a proclamas y consignas románticas, sino que existe a medida que se ejerce.
A veces un escritor se rebaja, harto de soledad, dejando que su voz se mezcle con la multitud. Que grite con los suyos si quiere -mientras pueda-, si lo hace por cansancio, por asco de sí mismo, sólo hay veneno en él, pero les comunica ese veneno a los demás: ¡miedo a la libertad! ¡necesidad de servidumbre! Su verdadera tarea es la opuesta: cuando revela a la soledad de todos una parte intangible que nadie someterá nunca. A su esencia le corresponde un sólo fin político: el escritor no puede sino comprometerse en la lucha por la libertad anunciando esa parte libre de nosotros mismos que no pueden definir fórmulas, sino solamente la emoción y la poesía de obras desgarradoras. Incluso más que luchar por ella, debe ejercer la libertad, encarnar por lo menos la libertad en lo que dice. A menudo también su libertad lo destruye: es lo que lo hace más fuerte.
(Bataille, Georges. ¿Es útil la literatura? Combat, 12-XI-1944, artículo de La literatura como lujo, Cátedra, 1993.)