Una bestia llamada Glenn Gould
Thomas Bernhard en «El malogrado» habla de la sonda expansiva de Glenn Gould, aquel monstruoso pianista que, con su poder, destruyó la vida de otro músico menos talentoso y fue el puntillazo final para el narrador de lo que discurre en ese párrafo de más de cien páginas. Lo escrito por Bernhard no puede ser trazado como un paralelo o una actualización de la historia de Antonio Salieri. Glenn Gould es una bella catástrofe; su aparición y paso cruel generan efectos colaterales entre los que está «El malogrado».
Acá pueden apreciar la manera como trabajaba Gould, mientras de su boca salían las notas, en un trance donde ni las teclas ni su voz eran suficientes para abrazar lo hecho por Bach: