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Encuentro de Escritores y Editores “La imaginación: entre la ciencia y la ficción”

encuentro

El 11 y 12 de septiembre desde las 5:00 p.m. en el Centro de Eventos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, se llevará a cabo el Encuentro de Escritores y Editores.  En su versión 2013 este evento quiere unir en un encuentro los aspectos de la escritura de la ciencia ficción y de leer ciencia,  a través del título “La imaginación: entre la ciencia y la ficción”. Para ello contará con la presencia de reconocidos científicos, escritores y editores, algunos dedicados al género como lo son Angélica Gorodischer, Luis Pestarini, Julieta Fierro Grossman y José Gordon. Por el lado de Colombia, se lamenta la ausencia de figuras representantes del género, en escritura por lo menos que no se haya tenido en cuenta reconocidos escritores del género a nivel internacional como los son Antonio Mora Vélez, Orlando Mejía Rivera o Campo Ricardo Burgos, y en cambio se haya convocado a personas con poca o nula participación en el género, como lo son Miguel Mendoza Luna -autor de novelas de asesinos pero de ninguna de Ciencia Ficción- o Antonio García Ángel – cuya única incursión en el género ha sido la de un prólogo bastante de escuela de una antología ya previamente reseñada:  Sueñan los androides con alpacas eléctricas–  En cuanto editorial, en Colombia, se ha invitado a Felipe González de Laguna Libros,  quien tuvo el acierto y olfato comercial al publicar los tres libros de la prehistoria de la Ciencia Ficción, pero cuya investigación sobre estos libros fue muy precaria – me lo dijo cuando se lo pregunté en el lanzamiento de estos libros: Creímos que era una buena fórmula comercial y googleamos-, y lo poco acertado que tuvo fue debido a la labor del historiador del género en el Caribe, Albio Martínez, a quien en pocas ocasiones le han dado el debido crédito o invitado a este tipo de eventos.  Revistas/editoriales como Cosmocápsula y Mil Inviernos que hemos estado activas en cuanto difusión del género en Colombia, no fuimos ni siquiera tenidas en cuenta. Tampoco eventos tan reconocidos internacionalmente como Fractal, ni la editorial de la corporación Fractal que han publicado escritores de la talla de Kij Johnson o John Kessel participan en este encuentro.  Esperamos que exista una mejor investigación y organización de la BLAA para futuros eventos, en donde realmente se promuevan los escritores, editores, organizaciones y científicos que están haciendo cosas interesantes alrededor de la Ciencia Ficción en Colombia. Por otra parte, celebramos que traigan personalidades extranjeras como Pestarini, Gorodischer, Fierro Grossman y Gordon, cuyas columnas en la revista Muy Interesante siempre fueron muy inspiradoras.

Link sobre el encuentro: http://www.banrepcultural.org/escritores-y-editores 

El escritor realizado, por Humberto Dib

EL ESCRITOR REALIZADO

HUMBERTO DIB*

Después de muchos años de recorrer editoriales y agentes literarios sin ningún éxito, creyó que había llegado el momento de reconocer su fracaso, pero el escritor no quería morir sin dejar su huella en el mundo artístico, no era justo que su nombre terminase -ignoto- en las necrológicas del diario de su pueblucho. No, su suicidio tendría que ser un manifiesto descomunal, cargado de simbolismo dramático, como así también la carta de despedida, la cual debería ser brillante, trágica, conmovedora. Suicidio y nota de despedida: eso sí que sería recordado. Comenzó con la tarea que consideró más fácil. Escribió cuatrocientas setenta y dos cartas en un año y tres meses de febril actividad, pero, a pesar de la excelente calidad de las mismas, ninguna le pareció que estaba a la altura de sus sentimientos o de su nivel como narrador. Una mano amiga le allanó el camino: a hurtadillas le sustrajo el material y lo llevó a decenas de editoriales. Tusquets, Anagrama y Alfaguara en seguida se interesaron por el trabajo. La puja la ganó Anagrama que publicó el libro de inmediato. En poco menos de cinco meses, El escritor realizado -así se llamó la obra- llegó a las cinco reediciones y vendió más de cuatrocientos mil ejemplares. Superaba así las últimas producciones de Martin Amis, Roberto Calasso y Michel Houellebecq, todas juntas. Sin embargo, el escritor aceptó el éxito con una frialdad pasmosa. Un año después murió de manera extraña, ya siendo famoso y reconocido mundialmente, pero no dejó ninguna carta de despedida. Si fue suicidio o no, hasta ahora la policía no tiene elementos para determinarlo.

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