Miedo y asco entre las sábanas
Dedicado a la Marleen Dietrich del Guayas
Investigación sobre los pecados capitales. (Primera entrega)
Entre pecado capital y pecado capital hay muros agujereados; un ratoncito que ha abrevado en las mieles de la lujuria, puede repantigarse sobre el desierto campo de la pereza y soñar con banquetes cocinados por el cocinero de la gula. Gracias a esta investigación hecha por milinviernos, hemos concluido que los ratoncitos somos nosotros. Y cuando escribimos “nosotros”, nos referimos a los lectores de la entrada y a todos aquellos miembros de la humanidad que se consideran desdichados y carentes del ataque inhóspito de un autoasesinato (así es: el suicidio lo dejamos para proclamas adyacentes a una obra, ya sea artística, científica, económica, social, etc).
Este trabajo se materializará en siete entradas. Cada una de ellas corresponderá a alguno de los siete pecados capitales. El objetivo de este primer capítulo, más que el de evidenciar los engranajes de cada uno de los rigores de nuestros deseos, es el de atisbar, entre los escombros del desánimo, por qué un masturbardor se siente lujurioso.
Este primer tema es el que más convoca a milinviernos, junto a la ciencia ficción: las pajas. Aunque huelga aclarar que, como dice el poeta:
Entre las pajas y la ci fi no hay muchas diferencias:
El principio de identidad se extravía en los recovecos
de solitarias eyaculaciones
y un mesías que
con casco de astronauta
anuncia que el fin de los tiempos ocurrió ya
y somos la bocanada última del incendio
eructado por el inframundo.
El tema de la presente exposición, dada la escualidez de las fronteras entre pecados capitales, tiene dos focos a saber:
- La lujuria.
- La envidia.
Kafka, Van Gogh, una separación y el peor viaje en taxi de mi vida
POR ENRIQUE PAGELLA
Kafka decía en sus Diarios que no valía la pena salir al mundo. Creo que lo decía más o menos así: Siéntate, ya se ocupará el mundo de golpear a tu puerta.
No hay nada como una fugaz y esmerilada soledad cuando gozamos del circunspecto embrujo del equilibrio. Los genitales no nos laten. El miedo no nos impulsa a dar doble vuelta de llave en las puertas. No tenemos hambre ni pequeñas ambiciones. Los indestructibles reclamos no chillan desde el pecho. Los recuerdos no nos propinan ganchos al hígado y, a la vez, sentimos el desasosiego de no querer nada, de no crear el camino hacia algún futuro con un estúpido deseo. Un vacío laico, es decir sin misticismos, nos aísla para que notemos que la felicidad también es una metáfora.
Hace veintitres años me quedé de a pie en Belgrano. Eran las tres de la mañana y los colectivos y el tren ya no pasaban y todo indicaba que tendría que hacer tiempo en algún bar. Después de caminar una media hora encontré uno de mala muerte en el que me pedí una ginebra y una cerveza y me puse a leer las carta de Van Gogh a su hermano Theo.
En una mesa cercana una pareja de cincuentones gastados discutían enérgicamente, cosa que me molestaba porque me impedía la lectura de las magníficas cartas de Van Gogh. La disputa de pronto se espesó y el tipo se fue al baño. Ella, una rubia roída, aprovechó la soledad para acercarse a mi mesa y preguntarme si todavía era una mujer atractiva. Sorprendido, no atiné a responderle; me quedé mirando sus ojos azules. La rubia, molesta, insistió. Le urgía saber si yo la consideraba atractiva. Le dije que tenía lindos ojos. No fue una buena respuesta. La tipa se puso mal y comenzó a insultarme. Me dijo que era un pendejo cobarde y cuando creí que estaba por arrojárseme encima, apareció su hombre y la gresca adquirió dimensiones folletinescas. Me voy dos minutos y ya te buscás un pendejo, aseveró el tipo. El pendejo es tan cobarde como vos, replicó ella y le dio un sonoro cachetazo. Intervino entonces el mozo para separarlos, recibiendo a cambio un recto al mentón que la rubia ajada le había esquivado al veterano gris.
La tabla periódica de Douglas Coupland
#27: Amanecer # 28: Asterioide #45: Bv: Biodiversidad #46: Coca-Cola # 77: Js Joystick #Nc: Neocórtex
#2 Infierno #10 Extracto de entrevista #18 Ml Metal #36 Tb Terraplenado con basuras #54: V: LSD #86: Va: Vampiro
#64 Br: Brujo #65: Cy Concurso televisivo # 96: Ab: Altibajos #97: Hh Huso Horario
Tomado de Planeta Champú. Trad. Mariano Antolín Rato.
El tiempo gastado de Ingrid Chavez y David Sylvian
Time Spent es un video dirigido por David Sylvian y la poeta Ingrid Chavez en 1999, durante la época en que vivían en New Hampshire, junto a sus dos hijas, recién lanzado el álbum de Sylvian «Dead Bees on a Cake». Está grabado en 8mm, con una estética fiel a los videos de Sylvian, es decir, al estilo de Anton Corbijn; presenta escenas sosegadas de una vida familiar y, al tiempo que va contando la historia de la relación, hace un recorrido por el proceso musical del artista británico, acompañado por su mujer.
En el 2004 la pareja se divorció.