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DESCARGA NAVIDEÑA SCI FI: NUEVOS CUENTOS PARA ALGERNON

 

Yendo a las profundidades de las mejores narrativas fantásticas del año, el célebre blog Cuentos para Algernon (uno de los mejores del género) nos brinda por octava vez la compilación navideña con autores de talla mundial.

En palabras de Mariano Villarreal González:

Con Marcheto sí que nos ha tocado la lotería

 

Así que juéguele al chance y encuentre su cuento.

 

Concierto a dos voces, de Melanie Tem y Steve Rasnic Tem
Monos, de Ken Liu
Recetas a tutiplén, de Naomi Kritzer
Las flores de la prisión de Aulit, de Nancy Kress (relato ganador de los premios Nebula y Sturgeon)
Tiro a la cabeza, de Julian Mortimer Smith
Volver a cruzar la Estigia, de Ian R. MacLeod
Los mascarones del último imperio, de Mark Valentine
Amor de pago único, de Aliya Whiteley
Un planteamiento programático de la conquista de la felicidad perfecta, de Tim Pratt
Hablar con los muertos, de Sarah Pinsker
Empatía bizantina, de Ken Liu
Un módico precio por el trino de un pájaro cantor, de K. J. Parker (relato ganador del premio Mundial de Fantasía)

 

https://cuentosparaalgernon.wordpress.com/

 

Descargar Cuentos para Algernon: Año VIII

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Hipertextos: un libro de Salomón Verhelst para libre descarga

La Corporación Universitaria del Caribe (CECAR) ha editado volúmenes que ahora son de libre descarga . Entre ellos está el trabajo de Salomón Verhelst Montenegro (Acá encontrarán el libro) . A continuación les presentamos el prólogo de su libro «Hipertextos», escrito por Sergio Macías Brevis:

Me enviaron desde Colombia unos relatos que me han sorprendido, tanto por sus contenidos profundos, como por el estilo vigoroso, sin la ornamentación barroca o egregia a la que estamos acostumbrados en Latinoamérica. El autor es el joven poeta Salomón Verhelst Montenegro, nacido en la bella ciudad de Cartagena, en 1981, con estudios en Filosofía y Cooperación Internacional para el Desarrollo y que se desempeña como académico en Sincelejo, Sucre, en la Corporación Universitaria del Caribe —CECAR—. Quien escriba en Colombia tiene una gran responsabilidad, si recordamos solo algunos de sus más notables literatos, como José Eustasio Rivera, José Asunción Silva, Jorge Isaacs, Álvaro Mutis, Juan Gossaín, el extraordinario Gabriel García Márquez, Eduardo Carranza, este último de gran participación creadora en Madrid. Lo mejor es que dejemos estos nombres hasta aquí, porque la lista sería más larga y, además, excelsa. Por ello, no es fácil comentar una obra de actualidad en un país de eminentes creadores. Sin embargo, me atrevo afirmar que la obra Hipertextos de Verhelst es trascendente por ser entretenida, culta, con narraciones como si fueran antiguas, pero expuestas en una curiosa modernidad. Esto es, como si la forma fuese exquisitamente del pasado, sublimando el pensamiento, sin obviar el presente. Por el contrario, los temas producen un interés tal, que no se dejan de leer.

Ya en el primer relato el autor mezcla lo dramático con el humor. A la pobreza la tipifica tan perjudicial como la suerte de ser negro y, además, si la persona es poeta, sobre todo en aquellos años de 1886, mejor es darse por desgraciado. A primera vista, quizá, la narración o las narraciones a reglón seguido producen en el lector un pequeño reparo, por no dar descanso o respiro, pero lo curioso es que no causa cansancio al no dar tregua. También hay que reconocer que se trata de una opinión subjetiva, porque me gustan caprichosamente los textos con espacios. De manera que la impresión de ver páginas llenas me provoca un efecto un poco extenuante. Sin embargo, todo esto queda de lado, porque el hilo conductor es rápido y animado. Critica a una sociedad egoísta y desigual. Por ejemplo, cuando se da el hecho de que reconocen al personaje sus méritos líricos, pero, ya ha pasado el momento oportuno y no tiene sentido homenajearlo. El protagonista ha muerto con el dolor de sentir de que el color de su piel le ha castigado.

El autor no se deja llevar solamente por su imaginario, sino que fustiga a la historia, al medio y al racismo. Aunque abusa un poco de lo histórico y de ciertos personajes, tiene la valía de resaltar las raíces latinoamericanas y de su Colombia. Entra en el contexto indígena y en la civilización o incivilización cristiana, y cuando toca lo bíblico interpreta a su manera ciertos protagonistas y las manifestaciones de estos, a través, por ejemplo, de la risa o del llanto, del dolor o de la miseria. Se adentra en la existencia del ser. Hace metafísica sobre lo que se piensa o se ha pensado históricamente. Sobre la fuerza y la debilidad del individuo.

Digamos que el imaginario no puede prescindir de la memoria histórica. Quizás, el autor se esfuerza en hallar tratados o manuscritos antiguos para encontrar apoyo en el desarrollo de sus temas, a partir de afirmaciones y negaciones, que conducen a la suspensión del juicio. Son contradicciones que en todo caso cautivan al lector. Lo antiguo lo convierte en nuevo. Tampoco escapa el maltrato a la mujer o el crimen de Caín. Son narraciones cultas con mucha imaginación. Aparece un lenguaje, más bien para instruir al lector, sin dejarle mucho para que decida.

No podemos, por razones obvias, referirnos a cada uno de los relatos, aunque muchos nos llaman la atención, por su vehemencia o por colocar un asunto que no desaparece de la memoria como tema central, como por ejemplo en Bartolomé y nosotros. Creemos que está bien señalar la deuda histórica del Imperio español en tiempos de la conquista, pero, como en otros autores, aquí falta la imputación a la indolencia de nuestros regímenes políticos que, una vez lograda la independencia, nada han hecho por los aborígenes, manteniéndolos por cientos de años marginados, y eso ya no es culpa de los españoles, sino de la casta política que ha manejado el poder en Iberoamérica. Da la impresión de que falta completar con ello el veraz y bien escrito texto, que muestra un repertorio poco cristiano y una civilización impuesta por la ambición, no solo religiosa, sino por llevarse el oro.

El autor tiene la ventaja de saber describir lugares y personajes, eso sí, apoyándose, como hemos afirmado, en lo que decían los antiguos o haciéndolos aparecer de esa manera. Son, en definitiva, relatos para lectores cultos, con citas de textos que no aburren, como tampoco las referencias a obras literarias históricas o bíblicas, sino, por el contrario, gustan. Quizás se excede en forzar estampas afines, semejantes, pero que son notables en la descripción y en la trama. Son relatos valiosos. Se nota una cierta influencia de Ricardo Palma y Borges. Las narraciones manifiestan cómo debe ser la vida según tal o cual protagonista y, además, expresa lo fundamentalmente religioso que es el pueblo, todo ello con una gran riqueza de conocimientos.

Hermoso —y no menos gracioso— es el hipertexto sobre los feos, en el que hace resaltar la fealdad física de sus personajes: Rafael Pombo y el Sileno Sócrates. Con el primero, da rienda suelta a sus valoraciones sobre lo corporal, pero más a las virtudes interiores, como si esa gran cualidad de poeta que posee Pombo bastara para quitar, a todo el que lo viere, la repugnancia que provoca, por no haber nacido a imagen y semejanza de Dios. En todo caso, el primer engañado es el autor, pues siempre lo imaginó “angelical y hermoso”. Lo interesante de la narración es que plantea el cómo dilucidar la belleza.

Mucho dicen por ahí, y también por allá, que los escritores son grandes mentirosos y, para confirmarlo, el autor en su relato ¡Por qué no vivir en Bogotá!, mezcla al personaje con la apreciación que hace de la política, la corrupción, la masonería, el cansancio de ver la pobreza, la débil indiada escarnecida, los incultos y el aburrimiento de estar inmerso en la selva. Pero el asunto radica en que pareciera verdad que irse a vivir a Bogotá es como entrar en el infierno debido a una gran cantidad de razones negativas. Será cierto o no, poco generoso e indiferente, pero argumentos no le faltan para desvelar el infortunio. El lector podrá confirmar o desmentir las explicaciones que lo llevarán a tomar una decisión o renunciar a ella.

He elegido, por razones obvias, solo algunos textos que me han parecido tan interesantes como el resto, pero es para explicar que el autor no cambia de estilo. Incluso, el contenido lo mantiene apegado a los antecedentes que da, a través de unos relatos que no escapan a la sabiduría del pasado, buscando, claro está, cualquier pretexto para introducir al lector en su labor del conocimiento. Así, en Un manuscrito en Mompox, plantea el significado de la amistad por medio de tres elementos que son, más que suficientes, para que esta se dé con su protagonista, Manuel Raad, un descendiente libanés. Ambos tienen las mismas aficiones. Por de pronto, el abuelo había impregnado al árabe de sus gustos por el quibbe crudo y la berenjena, y dejado como legado su biblioteca.

La virtud o defecto del personaje árabe es que siempre que entra a debatir un tema, este abunda en numerosas citas. Lo curioso es que esta situación se da en el lejano pueblo de Mompox, donde los cristianos católicos instauraron sus congregaciones, y las familias de nobles españoles obtienen provecho de esas buenas tierras habitadas por indígenas naturales, que son los que las trabajan y que, además, deben pagar impuestos en la Aduana Real. Si existe esta Aduana es porque el pueblo está en una ubicación privilegiada, ya que se conecta con otros lugares con los que puede realizar un gran comercio, a pesar de que, de vez en cuando, sufre de inundaciones, plaga de mosquitos y caimanes que devoran todo lo que encuentran. Estas calamidades producen las huidas de los ciudadanos del pueblo, lo que le permitió al árabe encontrar en un convento, un manuscrito, en el cual se indica cómo armar a un caballero, y que lo utiliza en ese momento para dotar a su amigo de tal categoría. Pero la ceremonia se interrumpe “cortésmente, para matarle un mosquito”, que se posó sobre el oficiante, mientras se oye en el fondo el Ángelus Dómini nuntiávit Maríae. Fue, de esta manera, como empezó la amistad con Manuel Raad. Historia tan íntima como es la devoción por el afecto.

Como hemos afirmado anteriormente, el narrador se sirve de muchos personajes que pertenecen al ámbito político o cultural, pero que, de ninguna manera, desmerecen el ayer y el mañana en sus tramas vitales y animadas, dándole una autenticidad como escritor en un lenguaje sobrio y preciso, y que, sin duda, tenemos para mucho tiempo. En el cultivo de su forma y contenido está su trascendencia.

Sergio Macías Brevis Madrid, primavera, 2019

Revista Próxima pone a disposición todos sus números para descarga libre

La revista trimestral PRÓXIMA, dedicada a la difusión del género fantástico y la ciencia ficción producida en castellano,  ha liberado su catálogo y saltado del impreso al digital desde el primero número hasta el 32. Allí se pueden encontrar los volúmenes número 22 y 24, en los que uno de nuestros editores   participó con humildad y corazón alegre, y cuyo pago posterior fue no ser incluido dentro de sus antologías, como si no fuera colombiano (lo que no dejar de hacerle hace un favor).

 

Pues de esta manera nos unimos a la celebración del décimo aniversario de esta publicación, porque quien guarda rencor es como la persona que se bebe un veneno esperando que el otro muera. Por esta razón ambientamos este festejo con la canción adecuada a los romances jodidos:


 

Este es pues el enlace que han dispuesto para

DESCARGAS

 

 

 

 

 

Para libre descarga: RELATOS PIONEROS DE CIENCIA FICCIÓN LATINOAMERICANA

Vía: Jorge Valentín Miño:

Relatospioneros.jpg

La editorial El perro y la rana de Venezuela acaba de publicar «Relatos pioneros de la ciencia ficción latinoamericana», del compilador Daniel Arella. Aparecen cuentos de : Amado Nervo, Rubén Dario, Clemente Palma, Leopoldo Lugones, José Asusncion Silva, Eugenio Larco, Vivente Huidobro, Horacio Quiroga, Eduardo Ladislao Holmberg, Pablo Palacio, Juan José Arreola, Alejandro Jodorowsky, Julio Garmendia, Felisberto Hernandez, Hector Velarde, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares y Carlos Octavio Bunge. 

Relatos pioneros de la ciencia ficción latinoamericana se presenta en un momento de imperiosa necesidad de literatura que convoque al público joven, consciente de esto y de que la juventud es la principal consumidora de nuevas tecnologías la Fundación Editorial El perro y la rana pone a disposición de lectoras y lectores la compilación en su portal web.

Luis Enríquez

Enlace: RELATOS PIONEROS

Para descarga: http://www.elperroylarana.gob.ve/images/libros-pdfs/feria-ccs/relatos-pioneros.pdf 

Descarga sónica homenaje a los sonidos de horror del maestro Carpenter @radioaleta

crédito: retropromenade

crédito: retropromenade

Si, al igual que  quien  escribe estas líneas descarnadas, son amantes del buen horror de los años ochenta (el mejor terror de todas las épocas para algunos) he aquí un programa de Descarga Sónica Libre del profe Luis Fernando Medina, dedicado al maestro del terror ochentero John Carpenter:

Escuchar Descarga Sónica: UN RADIO DESCARGA SÓNICA

Descripción de programa: Atmósferas de sintetizador, suspenso cinemático y experimentación con un sabor a los años 80 hacen parte de esta Descarga sónica libre con la compilación del sello de internet “retropromenade” dedicada al director de cine y músico John Carpenter. Una selección de libre descarga de varias bandas que rinden homenaje al director de cine estadounidense quien al musicalizar sus propias películas, se convirtió en uno de los pioneros del sonido electrónico propio de los sintetizadores digitales primigenios de finales de los años 70 y los años 80.

Enlace para descarga de disco (tienen que enviar su correo electrónico y poner el precio que puedan aportar al disco, pueden poner desde 0.00 y por eso Luis F. Medina lo pone como descarga libre):

https://retropromenade.bandcamp.com/album/carpenter

Disfruten pues, criaturas del mal:

Luis Fernando Medina sobre el Derecho Máximo en la #semanadelaccesoabierto

Para la ‪#‎SemanaDelAccesoAbierto‬ presentamos parte del  ensayo «El derecho máximo: el espíritu de compartir en una sociedad en red», de Luis Fernando Medina Cardona (luscus9). Este ensayo fue uno de los ganadores del premio de ensayo del concurso “Respeto a los derechos de autor y a la propiedad intelectual” organizado por la Dirección Nacional de Bibliotecas (Sinab).

luscus99

En este ensayo se pone en evidencia las contradicciones del ejercicio académico con las prácticas culturales alrededor del compartir y el libre acceso que favorecen tecnologías ligadas a la informática (como el internet).

No obstante, los dispositivos empleados hoy en día en el ejercicio académico —en particular el computador como máquina universal de medios que sintetiza en una interfaz unificada prensa, radio, televisión, teléfono, entre otros— permiten que las operaciones de copiar y pegar puedan extenderse a otros soportes, como lo puede percibir cualquier usuario informático que navegue en la estructura de menús o iconos, donde podrá encontrar la misma opción de copiar y pegar adaptada a diversidad de tipos de archivos (texto, audio, video, etc.). La cuestión obvia es, si existen las mismas posibilidades para otros contenidos ¿qué pasa entonces con la citación y la referencia cuando se ejerce sobre algo que no sea texto? Aunque la lógica y las facilidades tecnológica podrían hacer fácil la inferencia de una respuesta, la realidad no está clara. Con antecedentes en la imagen con el collage de las vanguardias artísticas, con el tape music en la música contemporánea, o el sampling o muestreo en la música popular como el hip hop, o incluso, en la programación de computadores donde módulos completos son reutilizados, el ejercicio de recombinar pequeñas partes de un medio para generar algo nuevo está ya legitimado como una práctica cultural centenaria. Las preguntas se hacen más pertinentes si se considera que la creación y la investigación tienen de hecho, también en esta actualidad multimedial, otras formas de difusión distintas al privilegiado texto. ¿Qué pasa si un estudiante de música elabora una pieza usando pequeños fragmentos de otras composiciones? ¿o un estudiante de cine realiza una pieza de videoarte a partir de fragmentos de otras producciones audiovisuales? La evidencia muestra que, aunque se siga con juicio un sistema de citación de fuentes, el ordenamiento jurídico no permitiría estos usos. Inclusive, si un audiovisual muestra por accidente, por ejemplo, un afiche de una película podría estar en problemas. La academia, en cuanto espacio que considera la búsqueda del conocimiento como su principal propósito, debería tener garantizadas una serie de excepciones que protejan la creación cuando esta se concibe como herramienta fundamental del aprendizaje. Contrasta con este deseo la evidencia de casos en los que el acceso a la información se ve comprometido por lecturas que desconocen esta salvedad de los entornos universitarios, por ejemplo, el de la Universidad de los Andes, en Colombia, donde las películas adquiridas legalmente no podían ser prestadas a estudiantes (Ospina, 2011); o de bibliotecas en general, donde el libro de Gabriel García Márquez Memoria de mis putas tristes generó una controversia por una nota incluida por la editorial donde se prohibía el préstamo público (Melo, 2005). La comunidad académica debe respetar el derecho de autor pero ¿es siempre justo este cuando se protege de manera terca sin considerar los múltiples contextos?

Los invitamos a leer la integridad del texto  publicado (para descarga libre)  en el repositorio de la Universidad Nacional de Colombia:

 «El derecho máximo: el espíritu de compartir en una sociedad en red»