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Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

 

Cataluña es España

07/06/2023. Barcelona

 

La xenofobia y el racismo es la emulsión que los partidos de derechas necesitaban para retomar el control del país y unificar el reino de España, en las últimas elecciones quedó demostrada la eficacia del vínculo ideológico que subyace a la diferencia lingüista.

Lo comprobé hace unos días, a partir de un comentario que hice en una red social que promueve el uso del catalán, en la que se afirmaba que todos los extranjeros eran «güiris», termino que creía equivalente al «gringo» que usamos en Latinoamérica para llamar a todo turista de lengua no latina —entiéndase «latina», por lengua romance—.  Al parecer, según los comentarios que respondieron a mi inquietud, el calificativo depende de los prejuicios del interlocutor, para quien puedes ser «latino», «sudaca», «pancho» o «güiri» según tu color de piel y nivel adquisitivo.

Así es que todos somos extranjeros en España, ombligo del mundo hispanohablante, al parecer. Extranjeros somos todos en Cataluña, desde lo hispanohablantes nacidos en la península ibérica, hasta los mal llamados latinos —aquí usan el término «latino» para referirse a los latinoamericanos, pasando por alto que todas las lenguas cooficiales de España, salvo el Euskera, provienen del latín, y saltándose otros hecho histórico: a los hablantes del latín, es decir, a los ciudadanos del imperio romano, del que también hizo parte este territorio, se los llamaba latinos—. El caso es que se armó la gorda cuando puse en duda esa lógica que de un plumazo mete en la misma bolsa a anglosajones,  a hablantes europeos de lenguas romance, a «panchos» — latinoamericanos de origen indígena—, y a los «sudacas».

Básicamente, entre los que defienden el uso del catalán a ultranza, eres poca cosa si no hablas su idioma, una lógica idéntica a la que aplican los mustios guardianes de la pureza del castellano, que dedican la postrimería de sus vida a modificar acentos y leyes gramaticales, y para quienes solo hay una forma correcta de hablar el español.

Si el único factor diferenciador entre Cataluña es España es su lengua, el independentismo ya perdió la batalla. Una lengua no separa a los que comparten ideología, porque son las ideas subyacentes los verdaderos aglutinantes, nos lo enseñó la Segunda Guerra Mundial: tres dictadores, tres países, tres lenguas distintas, idénticas taras ideológicas y raciales.  Así que, estimados catalanes, trabajen la tolerancia, especialmente hacía los extranjeros que no hablan catalán, y bájenle a la xenofobia, porque desdeñar al que no sabe su idioma los hace tan tiranos como el reino monolingüista del que desean separarse.

 

Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Relaciones chatarra

10/04/2023

Una pareja de turistas árabes discute en la terraza de un café del centro de la ciudad. Viéndolos me pregunto qué es eso que nos lleva a sostener este tipo de relaciones, con lo buena que es la soltería. ¿A qué se debe esa obsesiva búsqueda de compañía?, ¿es mera necesidad física del contacto sexual?, ¿es el instinto de preservación de la especie el que nos lleva a esto? Esa pareja de recién casados me hizo pensar en lo parecido que son los enamoradizos a los adictos, que alternan drogas para conseguir la Dopamina que esconde la experiencia novedosa.

¿Cómo apreciar la compañía de alguien, o incluso mejor, cómo saber si ese vínculo es especial, si los sujetos en cuestión no han experimentado la desintoxicación física y emocional que ofrece la soledad? Quizás deberíamos normalizar la abstinencia emocional, para apreciar plenamente a la siguiente persona que venga a hacernos compañía.

Si la comida chatarra es todo alimento carente de valor nutricional que se prepara y consume con rapidez, ¿por qué no disponemos de un término equivalente para  definir las relaciones superfluas, fugaces y sin sustancia? Esta lujuria insaciable de los tiempos que corren termina por socavar la autoestima, y los casos de depresión, ansiedad, suicidio, abuso de sustancias, siguen multiplicándose. Nunca antes había sido tan fácil estar soltero y feliz, y sin embargo, las redes sociales venden una fantasía insostenible de felicidad y belleza, que empuja a la validación externa, aumenta el vacío entre aquellos que estando solos se sienten presionados a buscar compañía.

Hagan el ejercicio de salir a una calle concurrida y sean testigos del desfile de rostros amargados que se miran con sorna; el conciudadano dejó de ser la posibilidad de una historia compartida para convertirse en un objeto, conveniente solo si es atractivo. ¿Para qué ser amable, o sonreírle a un desconocido?, dirán algunos, lo importante en la Era de los ilusos es tomarse fotos rodeado de lujo y exotismo, para compartirlas luego en las redes sociales junto con una cita de algún autor que nunca leíste, preferiblemente en inglés,  y así demostrarle a los que te odian que eres tan falsamente cosmopolita como ellos.

Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Hablemos de desarraigo 

05/03/2023

En mi casa soy la oveja negra, el rojo radicalizado que desea una Colombia en paz y con justicia social. En Barranquilla soy un inadaptado, un tipo demasiado callado para el gusto popular, un caso atípico que se desmarcó de la chabacanería imperante. En Colombia soy un costeño, la ralea dentro de las castas del regionalismo de aquel país clasista, racista y obcecadamente violento.

En algunos sitios de mi país, aunque aquí en Barcelona también me ha pasado, me confunden con un venezolano, y es entendible la confusión, porque hablo rápido y con acento caribeño.

En Italia es un poco distinto, allá soy un americano, porque en el mapa aquella masa continental viene siendo una misma cosa. La denominación también les sirve para diferenciar a los nativos —que viven, piensan, aman, discuten y sueñan en italiano— de tipos como yo, que aprendimos en casa los rudimentos de la lengua. Entonces, en la tierra de mi padre soy un italiano rebajado con agua, y en  mi país, un colombiano desarraigado, más latinoamericano que otra cosa, porque aunque en Europa circule como Pedro por su casa, lo cierto es que pienso y siento como un latinoamericano hijo de las migraciones,  un «hijo de los barcos», como dicen en el Cono Sur.

Emigrar te hace extrañar las comodidades de tu casa, pero volver a Colombia no termina de parecer buena idea, la violencia política, la intolerancia mezquina, el terror psicológico generado por las armas de comunicación masiva de los grupos económicos —y las mafias regionales— hacen imposible la convivencia. Si pudiera, trasladaría la vida cultural de esta ciudad a mi rincón del Caribe, pero lamentablemente, por condiciones sociopolíticas y socioculturales, sería más fácil reproducir acá el bienestar que encontraba en allá en mis cuatro paredes. Lo cual es fácil de decir pero difícil de materializar, comenzando porque en Latinoamérica hay muchos problemas, pero no atraviesan por la crisis alimentaria de la sobrepoblada Europa, donde la carne solo se la pueden permitir los políticos, y el resto de la población sobrevive con una dieta cada vez más costosa consistente en carbohidratos, lácteos, productor de mar, huevo, legumbres, pollo, azúcar, cafeína, y mucho alcohol y tabaco. Lo que me ha hecho pensar en que quizás el veganismo —y ni hablemos de la Entomofagia que ya hace parte de la agenda mediática— este siendo usado para disimular la crisis. Mientras tanto, en la periferia de las ciudades, los jabalíes se reproducen como conejos y atacan a los humanos, con la falta que hace la proteína, pienso cuando veo esas noticias.

Iberoamérica está en mora con Ramon Vinyes i Cluet. Por Francesco Vitola

 

Barcelona. Martes 28 de febrero. 2023.

 

El «sabio catalán» de Cien años de soledad dejó escrita una basta obra que a la fecha no se ha editado, ni traducido al español, ¿a qué se debe esto?

El tema surge en el Ateneu barcelonés, donde charlé con Ramon Felipó, reconocido abogado e investigador, quien al enterarse de mi procedencia mencionó a Ramon Vinyes i Cluet, berdagués como él, que a principios del siglo XX se exilió en Barraquilla. Felipó se alegró al saber que uno de sus coterráneos aún gozaba de prestigio en Latinoamérica, sobre todo teniendo en cuenta que «su obra no ha sido traducida al castellano». La obra en cuestión son volúmenes que acumulan polvo en los archivos municipales de Berga, y que está conformada por cuentos, —aquí me referiré solo a una veintena de ellos, los que han sido publicados, pero hay muchos más inéditos—, sesenta obras teatrales aproximadamente, la mayoría también inéditas, así como ensayos, conferencias, diarios personales y poesías. Todo escrito en catalán, salvo por un cuento dedicado a «Gabito».

 

Tots els contes

 

Puesto en circulación por Columna Edicions, S.A. en el año 2000, reúne dos libros previamente publicados, A la boca del núvols, ganador de los Juegos Florales de Bogotá, en 1945, conformado por doce cuentos —publicado originalmente en 1946 por Editorial Catalonia de México, reeditado por Brugera en 1984—, y Entre sambes i bananes —siete cuentos que originalmente habrían hecho parte del primer libro, pero que fueron excluidos por los organizadores del certamen para evitar posibles polémicas— publicado simultáneamente en catalán y en castellano, en 1984 por Editorial Brugera de España, y en Colombia por la Editorial Norma, al año siguiente. Este segundo libro incluye el único texto originalmente escrito en español, un divertimento dedicado a «Gabito», titulado «El caballo en la alcoba».

 

A la boca dels núvols

 

«El Noi de Bagá» es la historia de un exiliado, de un desterrado que ha recorrido las Américas desde los Andes hasta el Caribe, y que en su periplo lo ha encontrado y perdido todo, incluso las ganas de volver a su tierra. «El gos de Mlle. Mantineau» esta ambientado en París, y cuenta las excentricidades de señorita y su mascota, Polka, que posee la capacidad de reconocer a los poetas. «L´assassinat de Jacobé Wharton» está ambientado en Boston, y es un relato policial en el que se investiga la misteriosa muerte de un enigmático individuo. «Records, a l´alba» se siente como un texto autobiográfico en el que el autor recrea unos eventos que lo marcarían, y que no es otra cosa que el haber sido tildado de «gorgorino» por su profesor de retórica del colegio, cuando él aún ni sabia quién era Góngora. «El profesor negre i la filosofía del jo» permite adentrarnos en uno de los círculos en los que se movía el profesor Vinyes, en este caso, un grupo intelectuales y académicos barranquilleros. Las descripciones de la urbe tropical, y el consabido whisky en las reuniones sociales, envuelven un infructuoso debate filosófico del que el protagonista no ve la hora de zafarse. «El llac d´Atitlán» es un hipotético diálogo con el poeta guatemalteco Zabulón Meléndez. «La mulata Penélope» es otro de los cuentos en el que Vinyes nos permite asomarnos a la vida de las élites barranquilleras, ahora ambientado en un prestigioso burdel en el que se codea con políticos conservadores. El exceso de whisky lleva a que la situación se sale de control. ¿Fue este político el mismo que luego mandaría quemar su librería, motivo por el que tuvo que devolverse a Europa durante una temporada? «Un interviu» recrea una entrevista en la que el autor despliega un diálogo entre dos intelectuales que discuten de la temas en boga. «El pastisser Hess» recuenta la vida de de otro inmigrante exiliado que ha recorrido el mundo y que termina en una ciudad caribeña. «Molt ben casat a Amèrica!» refiere la experiencia de un compatriota catalán exiliado en Maracaibo, y de su desafortunado destino tropical. «L´Albí» esta ambientado en un pueblo catalán cercano a los Pirineos, en el que un albino, al parecer perteneciente a una familia de nobles, y con algún tipo de deficiencia mental, aterroriza a los supersticiosos pobladores que tejen hipótesis mágicas para explicar su existencia y justificar su muerte. «L´ home de les quatre ombres» nos presenta a un hombre con cuatro sombras, y su cotización en el mercado amoroso gracias a esa particularidad.

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Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Crónicas bananeras

13/10/2022. Cada 7 de diciembre se recuerda la ominosa «masacre de las bananeras» ocurrida en 1928, y financiada por la United Fruit Company, hoy Chiquita. Se estima que aquel infame día fueron masacrados entre 1.000 y 2.000 trabajadores que protestaban exigiendo mejores condiciones laborales.

Durante décadas se ha intentado borrar ese suceso de la memoria colectiva colombiana, y de no haber sido porque García Márquez o Cepeda Samudio hablaron de ello en sus libros Cien años de soledad y La casa grande, quizás el suceso no habría trascendido de unos titulares escuetos en los diarios capitalinos de una república bananera. Desde que se eliminó la cátedra de Historia de las escuelas colombianas, la masacre de 1928 quedó relegada a libros descatalogados —con excepción de los antes mencionados— al tiempo que era minimizada por otras matanzas que la violencia del narcotráfico introdujo y volvió rutinarias.

Teniendo eso como contexto abordé la lectura el admirable libro de Roberto Herrscher. La estructura del libro es ingeniosa, entrecruza anotaciones propias del trabajo de campo, entrevistas a los antiguos empleados de las bananeras, datos historiográficos e incontables referencias bibliográficas, dando como resultado un reportaje novelado muy entretenido. Es una obra impredecible que remata con un giro hacia aspectos humanos que vinculan al autor con los personajes, logrando así que el lector conecte con el texto a nivel emocional.

Escrito de lo general a lo particular, el libro es a un tiempo reportaje novelado y libro de referencia, y por tanto, un documento valioso que ahonda en la historia de las compañías transnacionales que colonizaron y desarrollaron comercialmente a Centroamérica y el Caribe. Crónicas bananeras será un clásico del periodismo narrativo latinoamericano, lo amerita por permitirnos comprender la complejidad de nuestras «repúblicas bananeras».

La parte salvaje de Ferran Guallar

Por Francesco Vitola

Ferran Guallar ha escrito una novela trepidante en la que desnuda la divergente naturaleza humana, que pretendiendo ser civilizada es realmente gobernada por los bajos instintos.

La editorial barcelonesa Navona ofrece versiones de este relato cinematográfico tanto en catalán como en español, pensando sin duda en los lectores de novedades de Iberoamérica; pronto también circulará una traducción al francés, permitiendo así que La parte salvaje regrese a las colonias francesas donde se gestó el libro.

 

 

Leyendo tu libro no pude evitar sentir que estaba ante un título perdido de Bukowski, Henry Miller, o quizás ante una obra desconocida de un Kapuscinski dipsómano, ¿qué lecturas precedieron o influenciaron la escritura de esta historia?

 

Acertaste. Los tres autores que mencionas son referentes para mí. Kapuscinski, el que más, pese a que su obra es ensayística. Su recorrido vital y geográfico no podría dejarme indiferente en ningún escenario posible. Ryszard se aproxima literariamente a personajes reales y a sus (frecuentemente) terribles circunstancias con un estilo objetivo, no melodramático, pero escogiéndolos bien para generar imágenes y emociones poderosas en el lector. Bukowski, otro con apellido polaco, me escandalizó de joven, pero adoré su estilo desnudo (el estilo, no que yo lo leyera desnudo), nunca mejor dicho. Sin embargo, creo que mi estilo (si tengo uno) es más denso y, sin duda, no tan desinhibido como otro de mis favoritos, Miller.

Aparte de estos tres, mis lecturas siempre han sido variadas, abundando en la divulgación científica con autores como Jared Diamond, Desmond Morris, Richard Dawkins o Yuval Harari. Al leer La parte salvaje creo que queda claro mi interés en las grandes cuestiones: qué somos, quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, por qué, por qué y por qué. Fuera de este tipo de obras, mis novelas favoritas de todos los tiempos pasan por culebrones decimonónicos como Madame Bovary, y por una tetralogía moderna, El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell. De los contemporáneos, nunca me canso de Palaniuk, Auster, Saunders, Foster Wallace, McEwan o, en otra onda, Sánchez-Piñol. Dicho esto, de los ausentes, Rodoreda y Woolf siguen alucinándome. Para terminar una lista sin fin, como novelas aisladas, adoro: Stoner, de John Williams, para mí la novela perfecta; Sin novedad en el frente, de Erich Maria Remarque; y El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, ¡otro polaco!

Como te decía, ecléctico.

 

De dónde nace la idea de escribir haciendo un paralelo entre la animalidad humana y la humanidad” de los primates.

 

De la observación continuada de un grupo de chimpancés. Los objetivos del programa que fundé en África del Oeste eran la conservación, la investigación y la educación ambiental sobre esta especie en peligro de extinción. Para conservar el bosque, su hábitat, era necesario conocer a fondo las dinámicas ecológicas del territorio y las de sus habitantes, de ahí ese seguimiento diario. El líder, el alfa del grupo principal que investigábamos fue haciéndose mayor y, en un momento dado, un grupo vecino se vio con fuerzas para atacarlo y destronarlo. Quedó herido pero vivo, vagando en solitario durante meses, quizás años, por los bosques cercanos a la aldea donde residíamos, como si buscase nuestra protección. Esa imagen del líder en decadencia primero y luego destronado coincidió con una fase vital en la que empecé a sentir el cansancio de los años acumulados y sus consecuencias en la capacidad de liderar. Así, la observación también se giró hacia mi propio equipo y los habitantes de la aldea.

Esa fue la semilla que originó La parte salvaje y a partir de la cual desarrollé una estructura basada en paralelismos entre homínidos de diferentes especies, los chimpancés y los humanos. Cada capítulo arranca con una nota de campo pseudocientífica donde se acaban planteando cuestiones como: ¿se enamoran los chimpancés?

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Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Terapias de sangre, dolor y tinta

15/7/2022. Barcelona. El interminable infierno veraniego trae consigo malos recuerdos del sopor caribeño, sobre todo julio y agosto han resultado imposibles para escribir. Pareciera que esta ciudad no está diseñada para soportar el verano, con excepción de los enfriados cuartos de hotel. Por lo menos el calor no ha sido un obstáculo para leer, explorar música nueva, pintar abstracciones y organizar archivos fotográficos. También me permitió retomar las postergadas sesiones terapéuticas de sangre, dolor y tinta, en la que se aplican los mismos principio del Jiu-jitsu: mientras estás en ello te olvidas del mundo exterior, y cuando acabas, las angustias y problemas resultan insignificantes. Tanto la lucha a muerte en el Jiu-jitsu, como las agujas rompiendo e inyectando tinta en la epidermis, te hacen apreciar la vida. Y los que se atrevan a tildarnos de sádicos o masoquistas quizás deberían pensar en los dolores emocionales que producen los desengaños amorosos, porque ¿acaso no es masoquismo colectivo el que millones de personas estén obsesionadas con la idea de saltar de un amor a otro? Si me permiten revirar, me parece más masoquista no afrontar las verdades que revelan la soledad, el silencio, o las terapias de sangre, dolor y tinta.

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Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Casualidades de la vida

02/07/2022. Barcelona. El ciclo se cierra, hace casi un año atravesé el océano con este libro en la maleta, y ahora, por casualidades de la vida, termino de leerlo a unos pasos de donde comenzó a escribirse, en el Pasaje de las Manufacturas, que conecta a la modernidad con la antigüedad, al Ensanche con el Borne. Barcelona. Libro de los pasajes recorre la memoria histórica de una ciudad en constante cambio, desde el Barcino romano hasta la babilónica Barcelona actual.

No es el primer libro de Carrión que me deja una buena impresión, Librerías también es memorable, y aunque sean libros de distinta naturaleza, uno con una visión global, el otro desde una óptica más local, ambos funcionan como catálogos de una memoria que él se propone perpetuar. Ambos títulos son además buenos compañeros de viaje, con ellos a la mano las ciudades resultan paisajes menos hostiles e indescifrables, más familiares. Tengo pendiente la lectura de sus libros-museo (Membrana, Todos los museos son novelas de ciencia ficción), pero en la presentación de ellos pudo apreciarse su habilidad para borrar las fronteras entre los géneros literarios, ni que decir de entre realidad y ficción. La obra de Carrión es interesante y pasará a la Historia como un innovador.

 

Y como los lectores saltamos de una intuición a otra, en ese afán desmedido por intentar conocernos mejor, o de entender el mundo y los tiempos que nos han tocado vivir, termino la revisión de este breve texto mientras leo Homenaje a Cataluña de George Orwell, otro libro indispensable para conocer el pasado de esta ciudad que teniendo el potencial de ser la París del Mediterráneo ha terminando convertida en una Disney para borrachos.

Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Jubilación prematura

3/6/2022. Domingo. Barcelona. Hoy doy por jubiladas mis rodillas. En adelante solo las usaré en paseos vespertinos, y a lo sumo, en eventuales recorridos turísticos. Las jubilo luego de haber llegado hasta la entrada del parque de diversiones en el monte Tibidado (512m). La semana anterior había subido al castillo de Montjuic (173m), exigiéndole a mi rodilla-matraca que me llevara, no solo hasta el fuerte, sino también a conocer sus recovecos. Las molestias en la rodilla izquierda eran tolerables, y en vista de que tres días después ya estaba recuperado —descontando el persistente sonido como de molinillo de pimienta— decidí que era buen momento para intentar subir al Tibidabo, reto que intenté fallidamente durante un invierno, hace casi 20 años.

Sobre el ascenso no hay mucho que decir, salvo que primero hubo cientos de escalones de piedra, seguido de cientos de metros por caminos de tierra aplanada, y unos cuantos metros a campo traviesa. Aunque la cima fue imposible de alcanzar porque los terrenos que ocupa el parque son propiedad privada, el hecho de llegar hasta la entrada del lugar se sintió como un pequeño triunfo ante la tediosa monotonía. Pero fue una emoción fugaz como un subidón de nicotina, ya que una vez alcanzado ese punto solo quedaba descender, lo que hice sin preámbulos para evitar el enfriamiento de las articulaciones. Desando extender la liberación de hormonas del bienestar decidí aventurarme por uno de los tantos senderos creados por la fauna del Parque Natural de Collserola; a eso de media hora de estar perdido en el monte la trocha súbitamente caía en picada tres metros y pasaba frente a la boca de lo que parecía una cueva cubierta por una ramada. Ahí entendí el terror que deben sentir quienes se extravían en el monte, sobre todo si van heridos, con hipotermia, o deshidratados. Pensé en que a esa hora era menos factible encontrarse a una fiera salvaje que a un psicópata, y por alguna razón eso me tranquilizó. La rodilla producía un dolor punzante, pero en ese momento la fricción de los meniscos era el menor de mis problemas.

De vuelta en el camino autorizado todo volvió a la sosa normalidad, el resto del descenso transcurrió sin novedades hasta que descubrí algo espantoso: la cruda escala de lajas verdes como escamas de dragón no tenía barandas. Y no tenía opción, esa era la ruta más rápida. El sol estaba cocinándome el cráneo y la nuca, el agua se había terminado, y la migraña por insolación avanzaba agresivamente ignorando el paracetamol de un gramo que me había tomado recién salido del foso.

Mientras tanto, a mis espaldas pasaban los fanáticos del trekking dando saltitos gráciles, casi levitando como al compás del concierto para clarinetes de Mozart que yo escuchaba.

Con la sonrisa resignada del que se sabe decrépito bajé los escalones, uno a uno, poniendo primero el pie derecho, el lado de la rodilla buena, pasito a pasito, como un bebé que aprende a bajar escaleras.

Episodios cotidianos. Por Francesco Vitola

Métodos para romper el hielo

 

7/06/2022. Barcelona. Romper el hielo es el principal obstáculo a la hora de conocer nuevas personas, aquí un breve manual para remediarlo:

 

  1. Hazle una pregunta no demasiado personal, lo suficiente para atrapar su interés En lo posible, que surja de la observación de la persona. Evita hacer preguntas que se puedan responder con monosílabos. En cambio, pregunta, por ejemplo: «¿de dónde eres?»; «¿cómo te llamas?»
  2. Ser espontáneo. Di lo que piensas, trata de sacarle una sonrisa.
  3. No huyas de la situación si se ha puesto tensa luego de tu aproximación, es normal hacer ajustes para sintonizar.
  4. Ten iniciativa, da el primer paso. Desarrolla un sistema sutil para iniciar conversaciones.
  5. Vive tu vida, pero ayuda a quien lo necesite, lo demás vendrá por añadidura.
  6. Halagos simples, sin exageraciones.
  7. Atrae, no busques. «Mostrar tu hambre» puede ser interpretado como desesperación. Con frecuencia lo mejor es tomar una aproximación indirecta y desinteresada. No busques, pero reconoce los hallazgos.
  8. Valórate, no te conformes. Apunta alto, igual vas a hacer el ridículo.
  9. Relájate, todos buscamos una compañía amena con la que pasar un rato agradable, pero no te afanes por nada ni por nadie.
  10. No idealices. Si lo de las interacciones sociales se te da mal —ni hablemos de la conquista—, ¿por qué seguir invirtiéndole tanto tiempo? Es preferible tener paz interior a andar creyendo que una persona te llevará al nirvana.
  11. Olvídate de la fantasía del amor. Cultiva una relación sentimental, si es caso, a partir del sexo o la amistad.
  12. La ley del mínimo esfuerzo no es mala, es justo lo que necesitamos aplicar aquí.
  13. Nada de lo dicho servirá si no le interesas, no seas pesado.