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Las encarnaciones de Clarice Lispector

Lispector

Barbara Lopes es una colaboradora de milinviernos que realiza traducciones del portugués al español y viceverza. En ocasiones anteriores nos presentó su trabajo sobre algunos apartes de Los siete locos de Roberto Arlt, Una gallina y Come m´hijo de Clarice Lispector. Ahora les presentamos una nueva traducción de la autora brasileña:

Encarnación involuntaria

A veces, cuando veo una persona que nunca vi y tengo algún tiempo para observarla, me encarno en ella y así doy un gran paso para conocerla. Y esa intrusión en una persona, cualquiera que ella sea nunca termina en su propia autoacusación: al encarnarme en ella comprendo sus motivos y la perdono. Preciso por prestar atención para no encarnarme en una vida peligrosa y atractiva, y que por eso mismo no quiera retornar a mí misma.

 Un día, en el avión… ¡ay, dios mío! – imploré- eso no, no quiero ser esa misionera.

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Una comida hecha por Clarice Lispector

Clarice Lispector

Barbara Lopes es una traductora que ya ha colaborado en milinviernos con el cuento «Una gallina» de Clarice Lispector y unos capítulos de «Los siete locos» de Roberto Arlt que tradujo al portugués. A continuación les presentamos el relato «Come, m´hijo»(1971) escrito por Clarice Gurcel Valiente:

 

Come, m´hijo

El mundo parece chato pero sé que no lo es. ¿Sabes por qué parece chato? Porque siempre que miramos el cielo está encima, nunca abajo, nunca está al lado. Yo sé que el mundo es redondo porque me lo dijeron, pero solo iba parecer redondo si miráramos y a veces el cielo estuviera allá, abajo. Yo sé que es redondo, pero para mí es chato, pero Ronaldo solo sabe que el mundo es redondo, para él parece chato.

– …

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El cuento avícola de Clarice Lispector

clarice-lispector

La traductora Barbara Lopes, quien en anteriores ocasiones nos ha entregado traducciones  de algunos pasajes de «Los siete locos» de Roberto Arlt al portugués, nos ha hecho llegar este nuevo trabajo en el que vierte al castellano el relato «Una gallina» de Clarice Lispector. Hay más traducciones de este escrito pero, como es bien sabido, cada nueva versión es una transformación del texto original y proporciona una lectura, hasta antes,  insospechada.

Una Gallina

Por Clarice Lispector

Era una gallina de domingo. Viva, todavía, porque no pasaba de las nueve de la mañana.

Parecía calma. Desde el sábado se había encogido en un rincón de la cocina. No miraba a nadie, nadie la miraba. Aun cuandocuando la escogieron palpando su intimidad con indiferencia, no supieron decir si era gorda o flaca. Nunca se advinaría en ella un anhelo.

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Os sete loucos (traducción de una novela de Roberto Arlt)

Como lo anunciamos días atrás, milinviernos estará presentando los avances de la traducción  al portugués que Barbara Lopes hace a los «Siete locos» de Roberto Arlt. Los dejamos con el segundo episodio y, si quieren leer el anterior, hagan click acá

 

Estados de consciência

 

Sabia que era um ladrão, mas essa categoria pouco lhe interessava. Talvez a palavra ladrão não estivesse de acordo com sua consciência. Havia outro sentimento e era um silêncio circular que entrava como um cilindro de aço em seu crânio, de tal maneira que silenciava tudo o que não se referisse ao seu pesar.

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Os sete loucos(El comienzo de la traducción de una novela de Arlt)

«Los siete locos» es una de las novelas centrales de la literatura argentina, la irradiación de su influencia ya sobrepasó la fronteras de su país de origen y es revisitado por lectores de distintas lenguas. La labor de traducción es incierta, no se sabe si el agotamiento habrá de exterminar un proceso o si el traductor culminará con esa extraña y silenciosa labor. Nos complacemos en presentarles e primre aparte de «Los siete locos» en portugués, traducido por Barbara Lopes quien aún se encuentra trabajando en este libro y nos irá entregando los resultados a medida que avance en su empresa.

A surpresa

Ao abrir a porta da delegacia, com seus vitrais japoneses, Endorsain teve vontade de retroceder, mas já era tarde.

O diretor o aguardava. Um homem de baixa estatura, gordo, sua cabeça parecia a de um javali; cabelo grisalho, cortado à Humberto I e um olhar implacável filtrado pelas pupilas cinzas como as de um peixe. Gualdi, o contador, pequeno, magro, pegajoso, de olhos atentos e o subgerente – filho do cabeça de javali – um moço bonito, de 30 anos, cabelos grisalhos e aspecto cínico, sua voz é áspera e seu olhas é fixo, como o de seu pai. O diretor inclinado em cima de umas planilhas, o subgerente recostado numa poltrona balançando a perna sobre o encosto e o senhor Gualdi respeitosamente de pé, junto à mesa do escritório. Nenhum dos três personagens respondeu à saudação de Endorsain. Mentira, o subgerente levantou a cabeça.

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