Bella Durmiente. CUENTO DE LUIS BOLAÑOS
El gran escritor colombiano, residente en Lima-Perú, Luis Bolaños, nos ofrece un estupendo cuento de ciencia ficción para empezar el año:
BELLA DURMIENTE
Mientras contemplo la orgía de tonalidades rojizas en que se derrumba el horizonte, me voy preparando para la entrevista. Desde el ventanal del florido piso 109 de mi arcología se pueden admirar aterradores atardeceres que parece desangraran al cielo y nos dejaran huérfanos de sol.

Arcología en Cosanti, estudio del visionario del concepto de arquitectura de ambiente bioclimático Paolo Soleri http://arcosanti.org/visit/cosanti/
¡Buenas tardes! saludo al recién llegado que acaba de conducir Mariev a mi oficina. Con cierta reluctancia me replica y casi de inmediato exige que le garantice resultados a su pedido de búsqueda y recuperación de persona, le explicó que recién durante el diálogo, mientras voy conociendo los intríngulis del caso, decidiré si lo tomo o lo dejo, de inmediato se dobla, su pecho se hunde, los hombros se abaten, un gemido se estrangula en sus delgados labios.
Para tranquilizarlo le digo que le contaré una historia:
A su ingreso por aduana le entregaron holodatos (hologramas que se ramifican a pedido para explorar historia, procesos productivos, mecanismos sociales) e imagiláminas (grabaciones múltiples que abarcan desde geomorfología hasta botánica, pasando por la forma como ha ido coagulando en organismos e instituciones nuestra sociedad). No son suficientes, requiere de un testimonio nativo para aquilatarlos, pero entregan una idea
No somos condenados ni expulsados, escapamos del Imperio como ocurrió en demasiados sitios con aquellos instrumentos que pudimos utilizar, en torno a nuestra luna se arracimaban neurobajeles en decadencia, cuyo costo de desguace era mayor que el beneficio, claro que se canibalizaban con frecuencia porque no habían sido dados de baja, pero mantenían su declinación amojonada, aún podían navegar.
Casi todos los habitantes del planeta decidimos partir en ellas tras triunfar el alzamiento contra las tropas imperiales acantonados para garantizar prepotencia y vigilancia sobre el portal; tras derrotarlos la flotilla surcó hacia el cosmos con período de caducidad ya vencido, para cuando arribamos por accidente a las inmediaciones del mundo que desde entonces sería refugio y guarida ya se estaba manifestando la decadencia en horadaciones sobre la piel exterior, inesperados flujos de geles putrefactos, pasillos que se derrumbaban, secciones que enloquecían o paredes que se abombaban reventando en putrefactos aluviones de ingredientes y constituyentes, domos que se ablandaban y chorreaban, arcos y dinteles que cedían. Y lo peor, cámaras de criogenización des-congelándose.
Por los vetustos procedimientos almacenados-extendidos en la carne de los neurobajeles y expuestos en las pantallas: detener la descomposición, salvar vidas y encontrar la mejor manera de ligar ambos propósitos, animó su feedback para ofrecernos otra oportunidad de salvamento; sabíamos que pesaba sobre el sistema donde emergimos una interdicción con una amplia zona de exclusión que no se ligaba con la rebelión por ser muy anterior, igual decidimos desembarcar, era la única opción ante las circunstancias. Aún agonizando los neurobajeles morían por nosotros, los humanos.
En principio, soy un inductor social que se ocupa de identificar personas en contextos acotados para promover actividades de cambio “domesticado” como dicen los Althussers[1]. Como extensión tangencial pero significativa, me encargo de buscar, encontrar y devolver a su micronicho (familia, clan, empresa-célula, panal, matriz-estirpe, cuna-modelo, rama-laxa o tronco-horda de las distintas manifestaciones organizadas de las tribus urbanas [2]) al biofardo.[3]
En ocasiones algún sujeto certificado[4] o una institución solera[5] me solicita una explicación ya sea al lema global de mi oficina de investigación: “La complejidad no debe ser –en cualesquiera circunstancias o procesos- un motivo para la inacción” o a la consigna específica que aparece en el borde de la propaganda: “Explorar sin conseguir obliga a la reiteración”.
Para ambos pedidos me remonto en mi ontogenia y relato mi primer caso de “buscado-devuelto”, el mismo que le voy a relatar. En su beneficio, como acabo de señalar con algunas ampliaciones, porque averigüé que aún no cumple ni siquiera una órbita de permanencia (equivalente a una traslación alrededor del sol que nos ilumina) y que de repente no ha extraído las consecuencias de su viseolectura, con frecuencia formal:
Nuestro planeta se denomina Perihelio (por ser el más cercano a la estrella-madre que nos albergó cuando arribamos en las neurobajeles TUF: Transbordadoras Ultracósmicas Familiares, enormes naves que llevan una cápsula interior protegida donde viajamos como protovida criogenizada y cuya proa es una boca atiborrada de tubos recolectores de hidrógeno que rellenan el espacio entre la capa aislante de la semilla vital que nos acoge y la cubierta exterior, inmensa armazón de paneles o toldos entrecruzados de dureza indescriptible y bajo el cual se quema el hidrógeno recolectado para impulsarla, motivo de una larga pluma ígnea en la redondeada popa).

By Don Davis (Donald Davis’ official site.) [Public domain], via Wikimedia Commons
Cuando estamos despiertos durante el periplo funcionamos como en las naves generacionales clásicas con intrigas, asonadas y errores que conducen a catástrofes, en nuestro caso tras el riesgo inminente del colapso aterrizamos en los transbordadores sin problemas y tras algunas peripecias que se comentan en los materiales educativos “Historias para Olvidar” nos instalamos (discusiones sobre la cadencia de descriogenización, porcentajes por grupos etarios, enfrentamientos en ocasiones muy vehementes quizás motivados por el miedo, encuentros con los objetos y edificaciones abandonadas por los antiguos moradores, experiencias similares ocurridas en otras fugas). Dedico tiempo a explicarlo porque usted y su familia arribaron en otro tipo de transporte en un contexto diferente.
Tras un corto período de comprobación territorial instauramos dominio y terminamos por construir una megaurbe-capital, rodeada de miniurbes que nunca conurbarían (dentro de un momento comprenderá porqué), se transformó en el lugar con mayor velocidad de cambio e innovación social pero cuya tasa de reemplazo se desplaza en correspondencia a su ley de población original pero absurda: disminución acelerada de habitantes jóvenes por desintegración acelerada de marcos conductuales que conducen a hiperviolencia, los mismos que requieren ser sustituidos por rituales -que pueden tener sentido o no- pero que fueron diseñados por los bisoños de las primeras generaciones y marcan una ruta de maduración con cierta eficacia, recordemos que además en la actualidad ya las cavernas de criogenización están vacías, los neurobajeles momificados y no hay pioneros que despertar.
Sus características las fuimos descubriendo de a pocos, asentamiento de una especie desaparecida que dejo más misterios que respuestas, con un pequeño continente central sobre el ecuador rodeado de continentes colosales, atiborrado de ruinas, en especial el punto donde decidimos plantar el centro administrativo situado en la misma dilatada bahía donde parece afincaron con preferencia, aquellos a quienes denominamos Keplers.
La vida fue un soplo para Oscar Niemeyer
Ayer murió Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho, mejor conocido como Oscar Niemeyer, dejando un gran legado en el mundo arquitectónico. Niemeyer diseñó catedrales católicas (a pesar de ser ateo), oficinas de congreso, museos, librerías, centros culturales e incluso elaboró el plano de la ciudad Brasilia. Su estilo se caracterizó por las formas abstractas y el uso de curvas, que en algún momento lo acercó a la arcología y lo que, sin lugar a dudas, le dio a su obra un carácter de ciencia ficción. En esta entrada dedicada a la arquitectura de ciencia ficción hablamos sobre el Museo de Niterói, una de sus obras más famosas.
No estoy atraído por las curvas rectas o la línea recta, duras e inflexibles, creadas por el hombre. Estoy atraído por la curva sensual, que fluye libre. Las curvas que encuentro en las montañas de mi país, en la sinuosidad de sus ríos, en las olas del océano, y sobre el cuerpo de la mujer amada. Las curvas componen el Universo entero, el Universo curvo de Einstein.
Oscar Niemeyer
Swedenborg, el testigo del cielo y el infierno
Emanuel Swedenborg (Estocolmo, 1688- Londres, 1772) se dedicó a la ciencia durante gran parte de su vida, visualizó aparatos que volarían y otros que habrían de surcar las profundidades del océano. Después comenzó a intuir que en sus sueños había susurros de Dios y, para descifrar los mensajes, se dedicó a escribir lo que soñaba hasta hacer un volumen llamado «El libro de los sueños».
Lo que comenzó a ocurrir en las oscuridad de los párpados, se trasladó a la vigilia en 1745. Ocurrió en Londres y el mismo Swedenborg lo cuenta:
… un día almorcé tarde en una bodega…Tenía hambre y comí con apetito. Hacia el final de la comida noté que se me nublaban los ojos, todo empezó a oscurecerse, y vi el suelo cubierto de los reptiles más espantosos, de serpientes, ranas y bichos semejantes. Me extrañé, pues estaba plenamente consciente y en posesión de mis facultades mentales. Al final, la oscuridad se impuso. Pero se partió de pronto, y vi a un hombre sentado en el rincón del cuarto. Como me encontraba solo, me asustó su frase: «No comas tanto». Volví a verlo todo de negro, pero con la misma rapidez se aclaró todo… Un susto tan inesperado propició una rápida vuelta a casa…Regresé, pues, pero en la noche se me apareció el mismo hombre, aunque esta vez no me asusté. Dijo que era Dios nuestro Señor… que me había elegido para explicar a los hombres el contenido espiritual de las Sagradas Escrituras… Para convencerme, esa misma noche se me abrieron el mundo de los espíritus, el cielo y el infierno, donde reconocí a muchas personas del mismo rango: a parti de aquel día renuncié a la erudición mundana y trabajé en asuntos espirituales… Desde entonces, el Señor me ha abierto a menudo los ojos carnales, de suerte que podía ver la otra vida en pleno día y hablar con ángeles y espíritus en estado consciente». (Jaspers: 161-162: 2001)
Arquitectura de Ciencia Ficción
Una mujer con cara de camello visualizó aeronaves espaciales encalladas en la tierra. Su nombre es Zaha Hadid y nació en la ahora devastada Bagdag. Ella no vive en la capital Iraquí; hace muchos años, después de haber estudiado matemática, se fue a Londres, ciudad en la que inició su brillante carrera como arquitecta. Diseñó un museo ambulante llamado Chanel Contemporary Art Container que podría ser el escenario de alguna space opera.
Un pupilo de la anglo-iraquí es Ma Yansong. En su proyecto del museo Xiamen, aparecen naves espaciales de alienígenas que se suspenden pocos metros encima del suelo y ,en cualquier momento, de su interior, bajarán organismos que buscan conquistar el planeta y someter a los humanos.
Otra nave espacial, esta vez similar a un platillo volador, es el Museo Niterói de Río de Janeiro, diseñado por Oscar Niemeyer. La construcción mira hacia las costas de la metrópoli brasilera y semeja una aeronave. En su interior los hipotéticos tripulantes descubren que los terrícolas aún se visten con ropas rudimentarias que, a duras penas, les cubren sus pequeños genitales.
La arcología ha sido una de las materias más estudiadas cuando se aborda la ciencia ficción en la arquitectura; tan especulativa y de ideas como la literatura misma, cuenta con dibujos de grandes edificios que son ciudades; en su interior hay parques, oficinas, viviendas, colegios y demás lugares necesarios para que un habitante no precise salir de ellos jamás, ni siquiera cuando esté muerto porque también contarán con cementerios y plantas de reciclaje de cadáveres.
El cruce entre la ficción científica y la arquitectura tiene distintas formas de ser abordado: ya sea con un análisis de la arquitectura en las obras de ciencia ficción o el de la influencia de la ciencia ficción en la arquitectura. En este segundo caso, se hace uso de lo que ha sido incorporado en los imaginarios: las construcciones con resonancias curvas, como las de Gaudí, a las que se le agregan materiales insospechados, generan en el observador la sensación de estar plantado frente al futuro porque, directamente y casi sin que medie algún raciocinio, se relaciona a este género narrativo en sus distintos lenguajes (cinematográfico, literario, entre otros) con tiempos venideros o lejanos pero posteriores a nuestra muerte, inclusive.
De entrada, no se asimila una obra hecha en madera desvencijada como imantada de la ciencia ficción, así se explique que dicha obra alude al momento posterior a la última y casi definitiva eclosión nuclear. Las construcciones que entendemos inspiradas en la ciencia ficción son una muestra de lo que comprendemos como este género, y pueden decirnos más de nuestro presente que una crónica aparecida en un diario o una noticia de actualidad internacional.