Diario del tour de Francia sin estar en Francia ni con los ganadores. Día 2
- El último del día (Jasper De Buyst)
- El último de la general: Yevgeniy Fedorov
En la bifurcación de los tiempos se cifra la comprensión y el disfrute de un show como el ciclismo de carretera. Alguien que vea por primera vez una competencia por etapas, no entenderá por qué el que gana la refriega del día no coincide con el ganador absoluto y, por eso, haya un desfile de ganadores en el podio -mucho menos ampuloso que el de los automovilistas-. Al aburrimiento que le puede generar ver una hilera de personas licradas, se sumará la sensación de que es más difícil no recibir una distinción que tenerla.
Son dos tiempos que, al no coincidir, se desdoblan hasta forjar dos mundos: el de la etapa y el de la gran vuelta. Así, cada corredor se disgrega; por un lado está el que debe adaptarse a las estrategias de quienes pugnan por ganar en la prueba del día y, por otro, el de la clasificación general, que saldrá de la sumatoria del tiempo que emplea un humano durante 21 días para recorrer miles de kilómetros. Alguien, con ampulosidad, puede escribir que todo ciclista es un Jano; desarrollará una crónica basada en el símil entre la figura mítica y el ciclista de marras -casi siempre el ganador o el que estuvo a punto de ganar- a partir de adjetivos como «épico», con sus variantes genéricas, espaciales y temporales.
Hoy ya tenemos a dos últimos -y ellos, tan unianos, no tendrán oportunidad de vérselas con un doppelganger, al menos en las horas que dividen a una etapa de la siguiente-: el del día ha sido Jasper de Buyst, que llegó más de veinte minutos después que el ganador y pertenece al mismo equipo del que llegó último ayer (Lotto Dstny); el de la clasificación general se llama Yevegenyi Fedorov, a casi cuarenta y dos minutos de quien tiene la camiseta amarilla (Adam Yates).