El tour de la peste: diario del tour de Francia sin estar en Francia y sin Covid (por ahora). Día cinco.

GAP-PRIVAS

Ganador de la etapa: Wout van Aert (Bélgica)

Líder de la clasificación general: Adam Yates (GBR)

En Imola se mató Airton Senna hace veintiséis años y en Imola se hará el mundial este año. El detalle no es menor y se convertirá en el centro en torno al que gravitarán las notas llenas de nostalgia; no queda sino el pasado: el espectáculo del ciclismo de hoy día sólo atrae porque boquea como un moribundo al que nadie ayuda. Ya han empezado a anunciar que dicho certamen, el mundial, será un laboratorio más para poner a prueba diferentes medidas de protección frente al Covid.

Hoy en la etapa ni siquiera se dio la consabida fuga de mentiras. Quizá fue un arresto de sinceridad de los ciclistas y, por primera vez, quisieron decir que todo esto es el punto culminante del fingimiento de la heroicidad. La mayor parte de la transmisión fue ocupada por un pelotón extendido a lo ancho de la carretera, con lo que se puso en evidencia la decisión de que hoy se tragaran la distancia sin que ocurriera nada más.

Lo único que quedó, a falta de menos de cuarenta kilómetros, fue la esperanza de la aparición del viento: quizá se deba trasladar el tour al caribe en época de huracanes. Algunos pronosticaron que ese sería el momento de una explosión entre los corredores que pasaban y, a 34 kilómetros de la llegada, se dio la primera noticia: una caída de Kuss, el gregario estelar de Roglic. Luego Ineos intentó dominar al pelotón pero Carapaz pinchó y debieron mermar la velocidad. Finalmente, a escasos metros del último puerto montañoso puntuable de la jornada, el líder de esta modalidad, Cosnefroy, salió para ganar los puntos y nadie le compitió; esta fue la imagen que retrató lo ocurrido: ¿qué le puede importar a un ciclista una carrera si estamos en medio de una plaga que ahora normalizan por decreto?

Dicen que a menos de diez kilómetros el viento golpeó y que Ineos intentó atacar. Es más, hay quienes afirman que este ha sido el mejor momento del tour porque se vio un “intento”. Jumbo se acercó a la punta del grupo e hizo su propio trazado, ninguneando al otrora poderoso equipo inglés; luego, todo desembocó en un triunfo para Van Aert -efectivo de la escuadra holandesa y uno de esos ciclistas que sirven para aquellos seguidores que se ufanan de no limitarse a las grandes vueltas: en ciclismo también hay “capas sociales del conocimiento” y los más despreciados son los que apenas ven las etapas montañosas y los últimos metros de cualquier jornada, como si no fuera una proeza soportar capítulos como los de hoy-.

Lo que no ocurrió dentro de la carrera, pasó en la reunión de los comisarios. Alaphilippe, por recibir vituallas en los últimos kilómetros, fue sancionado con veinte segundos y el nuevo líder es el británico Adam Yates. Ya se sabe que Roglic, segundo en la clasificación general, es el verdadero líder y que este fin de semana podrá tomar más distancia con respecto a sus rivales, mientras su compañero Doumolin espera por el cansancio del esloveno.

Ya los franceses no aguardan por un final abrupto a causa de la pandemia. Sus ilusiones se concentran en Pinot, que aún se queja por los dolores de su caída y se prepara para hacer cara de sufrimiento en las montañas venideras.

Quise escribir que hoy no pasó nada, pero pasó mucho. Quizá todo: por primera vez, se ha visto que en el pelotón hay ritmos acordados; el ciclismo contemporáneo debe juzgarse por su coreografía y no por la competencia propiamente dicha.

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