Diario del coronavirus desde el conurbano sur de Buenos Aires #6. Por Leandro Alva
Esta tarde me enteré que hoy se celebra el día mundial de la poesía, fecha instituída por decisión de la Unesco para celebrar la diversidad lingüística y bla bla bla… Hace un rato también me enteré de que hoy fue el día en el que se registraron mayor cantidad de contagios en Argentina, sobre todo en los centros urbanos con más densidad de población.
Aprovechando este asunto de la reclusión obligatoria, mucha gente se dedicó a viralizar poesía en redes sociales o a cantar baladas con dudosa afinación. Supongo que de alguna manera la poesía y la música nos reconfortan un poco frente a la angustia omnipresente, y eso les da un carácter sumamente valioso, pero he visto algunos casos bastante particulares; hablo de personajes que leen sus propios poemas y creen que van a cambiar el mundo con sus “ensueños arrebolados de miel virginal”, eso también hay que decirlo. Bueno, algo de culpa también me cabe: confieso que yo mismo edité tres libros de poesía, mas hoy no tuve muchas ganas de buscar el palito de selfie para declamar nada y ofrecerlo a la virtualidad.
Aquí seguimos en cuarentena y las únicas actividades que me ocuparon el día fueron la lectura, un rato de juegos con mi perro y una charla con mi hermano a través de una pared (vive a la vuelta de casa y nuestros fondos limitan). Para ser justo, debo decir que también me entregó una bolsa de pan “fatto in casa” por arriba de la tapia. Gracias, hermano y vecino generoso.
Mientras tanto la tele sigue con sus pronósticos apocalípticos, pero al mismo tiempo aconsejan no entrar en pánico, así que es mejor apagarla o ver una peli. Hoy leí que hay varias páginas porno en internet que están a punto de colapsar por la exuberante demanda de contenidos. En tu cara, Mauro Viale. De esta manera se apilan los días de una cuarentena que podría llegar a extenderse, porque la mano viene brava y no hay poesía ni porno que mitigue un virus coronado. Así que paciencia.
Marco Valerio Marcial fue un poeta latino que nació en el año 40 de la era cristiana, a pocos kilómetros de la actual Calatayud, en lo que ahora es España. Por eso, en el día mundial de la poesía, me despido con uno de sus célebres epigramas:
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Nunca recitas, Mamerco
y quieres que te consideren poeta.
Pretende lo que prefieras
pero no recites jamás.
No puedo dejar de imaginar cual emoji hubiera elegido Marcial para acompañar estas líneas.
Hasta la próxima.
Leandro Alva, Temperley, 21 de marzo de 2020.
sigo con deleite tus crónicas, yo también estoy en la zona crítica