Claves del futuro en Synth Britannia
Si se pudiera marcar una fecha que dividió definitivamente dos de las grandes vertientes de la música pop británica, esta fecha sería 1975, cuando la gira de Kraftwerk en Liverpool coincidió con la gira «Wings Over England» de (los ex Beatles) The Wings. De las guitarras, el pelo largo, los jeans y flores; surgía otra propuesta desde el brazo germánico, con trajes de corbata, pelo corto y sintetizadores que podían reemplazar toda la parafernalia circense de una banda de rock.
Era el inicio de una nueva era del futuro.
La llegada de la música de sintetizador entró a Inglaterra impulsada por fenómenos como La Naranja Mecánica, la música de Dr. Who (compuesta por Delia Derbyshire) y la influencia literaria de J. G. Ballard, que reformuló las clásicas premisas de la Ciencia Ficción para explorar un género desde el surrealismo y las obsesiones oscuras.
El impacto de la temprana obra de Ballard en bandas como The Normal, The Human League, llegaría a extenderse a bandas como Joy Division o Gary Numan. Esta nueva perspectiva diagnosticaba una nueva sensibilidad respecto al futuro del que ni la música electrónica ni la ciencia ficción podrían desprenderse.
Se trataba, en palabras del mismo Ballard, de «soñar el sonido del futuro con la inhóspita y cruda Gran Bretaña como telón de fondo». Los sonidos deberían ser nuevos para una nueva gente. Muchas bandas industriales tomaron como lema «Música Industrial para Gente Industrial».
Hoy que la música de sintetizador es una de las mayores expresiones de la cultura popular inglesa, vale la pena revisar el documental de la BBC «Synth Britannia». Recomiendo para su observación metódica, tratar de comprender este movimiento como una rama del futuro que se avecinaba en medio de las armonías que querían expresar en las máquinas la muerte del afecto humano.