Prácticas de gobernanza y control en el ciberespacio: Global governance and the spread of cyberspace controls de Ronald J. Deibert y Masachi Crete-Nishihata
Durante las manifestaciones ocurridas en Venezuela en las últimas dos semanas volvió a escucharse la queja de que el gobierno estaba ejerciendo censura haciendo que los operadores de servicio de Internet no permitieran a los usuarios de Twitter subir a la red fotos o videos. La reaparición de estas denuncias demuestra que los gobiernos nacionales tienen un control sobre lo que sucede en el ciberespacio. En el articulo Global governance and the spread of cyberspace controls Ronald J. Deibert y Masachi Crete-Nishihata explican las formas en que los gobiernos ejercen control sobre el ciberespacio, entendido como un campo de conexiones autorregulado, basado en principios de igualdad y neutralidad e inmune a los controles estatales. En este post resumo las principales formas que, según los autores, ejercen los gobiernos para controlar la información: las practicas coercitivas y las formas de regulación internacional que se están impulsando para convertir el ciberespacio en una extensión del territorio geográfico de los países.
El ciberespacio
El ciberespacio es un campo de conexiones y comunicaciones entre usuarios que pueden acceder al internet por medio de un computador. El término –que surgió en la literatura y el cine de ciencia ficción en la década de los ochenta– describe el lugar en el que se lleva a cabo la comunicación mediada por computador y el flujo de datos digitales entre computadoras interconectadas. El ciberespacio puede ser definido como una dimensión diferente y separada de los entornos de la naturaleza y la ciudad. El ciberespacio también se ha constituido como una experiencia social en la que los individuos alrededor del mundo interactúan, intercambian ideas, comparten información, emprenden negocios y proyectos de mercado y arte, juegan y se comprometen en discusiones políticas. El ciberespacio ha adquirido su forma actual gracias a las redes de ingenieros, usuarios y actores privados que han actuado como sus arquitectos.
El ciberespacio está regulado por dos principios fundamentales, los cuales fueron formulados en 1984 por Jerome H. Saltzer, David P. Reed y David D. Clark. Estos dos principios son el e2e y la network neutrality. El e2e o principio end-to-end, organiza la localización de las funciones en una red computarizada que comparte un protocolo básico común. Este principio afirma que “el acceso a y el uso de las aplicaciones en la red deberá ser no-discriminatorio, lo que significa que los usuarios al borde de la red deberán tener la posibilidad de controlar libremente las aplicaciones y los servicios y deberán tener la posibilidad de desarrollar nuevas aplicaciones para distribuir alrededor de la red mientras que ellos actúen de conformidad con el principio”. Este principio se ha constituido en un elemento central para el desarrollo tecnológico y para la innovación y va de la mano con el principio de la neutralidad de la red, uno de sus derivados. El principio de la neutralidad de la red es definido como “el derecho de los usuarios a acceder a contenido, servicios y aplicaciones en el internet sin interferencia de los operadores de internet o el gobierno” y el derecho que tienen los operadores de red a ser “razonablemente libres de responsabilidad por transmitir contenido y aplicaciones consideradas ilegales o como indeseables” (xxxx, xx). Estos principios se han constituido en la base del ciberespacio como un ambiente donde debería primar la igualdad de oportunidades y la neutralidad, independiente de regulaciones gubernamentales.
La amplitud del ciberespacio y su inclusión en la vida cotidiana de por lo menos un tercio de los seres humanos (para 2009 casi el 50% de la población colombiana ya tenía acceso a internet) ha hecho que se haya convertido en motivo de litigio entre quienes piensan que el ciberespacio debe mantenerse como un lugar independiente, inmune a los gobiernos y entre quienes piensan que es necesaria la intervención estatal para proteger, por ejemplo, los derechos de autor de la piratería. Una intervención estatal se justificaría por ejemplo, en el caso de que sea necesario proteger los derechos humanos que aplican al ciberespacio: el derecho a la privacidad, el derecho al libre ejercicio de la personalidad, el derecho a la expresión y la reunión política y a la protesta, entre otros. Sin embargo los recientes hechos de manifestación en Venezuela y las prácticas ejercidas por los gobiernos en otros países, demuestran que el control estatal no funciona siempre con motivos tan positivos como la defensa de los derechos humanos.
La tensión entre los principios fundamentales de autorregulación –el carácter independiente, la igualdad de acceso y control y la neutralidad— y la necesidad de los gobiernos nacionales por regular el ciberespacio para convertirlo en una extensión del territorio geográfico nacional se ha hecho evidente desde la década de los noventa. En 1996 en la Declaración de independencia del ciberespacio, John Perry Barlow –fundador de la Electronic Frontier Foundation (EFF)— criticó las ya notorias interferencias de los poderes políticos en el mundo del Internet y defendió la idea de un ciberespacio soberano, como respuesta al Telecommunications Act en los Estados Unidos.
Las formas de control del ciberespacio por parte de los gobiernos
Son varias las formas en que los gobiernos están intentando convertir el ciberespacio en un entorno regulado, no solo con fines tan positivos como la defensa de los derechos humanos sino como una forma de defender sus propios intereses y controlar a los grupos políticos de oposición. Estas formas de control pueden ser descritas como prácticas y también como iniciativas de regulación y normatividad.
La ONI (Open Net Innitiative), comenzó a observar en 2003 las maneras en que los estados controlan la información en el ciberespacio. La práctica más básica de control de la información y también la más observada es la filtración. La ONI reveló que más de cuarenta países ejercen esta práctica, la cual consiste en utilizar productos de filtrado comercial que bloquean páginas o muestran resultados de error cuando se intenta buscar o acceder a contenido en línea que es considerado como inapropiado por el estado. Estos productos también pueden llegar a dirigir al usuario a contenido y a resultados recomendados por los gobiernos. Según la ONI esta práctica no es solo ejercida por países con regímenes no democráticos, sino también por países democráticos industrializados.
La filtración de información no es la única forma de control de la información que han ejercido los gobiernos. Las protestas de este año en Venezuela, las manifestaciones de la primavera árabe en Egipto y Libia en 2011, las manifestaciones en Nepal en 2005, en Burma en 2007, en China en 2009 o durante la Revolución Verde en Irán revelaron las tácticas utilizadas por los gobiernos. En estos casos la censura consistía en suspender total o temporalmente el internet por periodos cortos de tiempo. Así mismo los gobiernos saboteaban la banda ancha y utilizaban protocolos para censurar contenidos y anular la anonimidad para controlar la oposición (344). Otro tipo de control por parte de ciertos estados es la táctica de obligar a los proveedores de servicios de internet a retener y archivar información de los usuarios para posteriormente entregarla a las agencias de aplicación de la ley e inteligencia sin supervisión judicial.
A parte de las prácticas de coerción, los gobiernos también han dedicado grandes esfuerzos a regular sobre el ciberespacio. De esta manera pretenden convertirlo en un ámbito controlado y una extensión del territorio geográfico nacional. Esta necesidad de crear normatividades se ha convertido en una práctica global, extendida a través de instituciones y foros internacionales y regionales de gobernanza del ciberespacio y la cooperación internacional.
A nivel internacional instituciones como en ICANN (Corporación Internacional Para Los Nombres y Números Asignados) la ITU (la Unión Internacional De Telecomunicaciones y el IGF (el Foro de Gobernanza de Internet) han pasado de ser foros de discusión de aspectos técnicos a convertirse en espacios cada vez más politizados. Por ejemplo, el IGF es un foro multilateral para el diálogo político sobre cuestiones de gobernanza del Internet. El IGF reúne a los interesados en el debate, representantes de los gobiernos, del sector privado o la sociedad civil, incluida la comunidad técnica y académica en igualdad de condiciones. Una de las características del IGF es que allí no se toman decisiones, sino que es un foro de discusión y debate. Sin embargo países como China y Rusia han aumentado su participación en estos foros para promover políticas internacionales que estén sincronizadas con sus políticas nacionales del control de la información. Así mismo, agencias militares y civiles de los Estados Unidos se han hecho más presentes en cuerpos y organismos de gobernanza del internet. Estos organizamos internacionales, encargados sobre todo en aspectos de coordinación técnica del Internet se han visto sujetos a presiones de los gobiernos, para crear políticas y normas respecto a la seguridad del Internet, escudándose en la lucha por la seguridad y en contra del terrorismo (347).
A nivel regional han surgido organizaciones con las que se busca crear bloques de poder más pequeños y más manejables. Estas organizaciones están conformadas por grupos de países con gobiernos con pensamiento e intenciones similares. Un ejemplo de este tipo de organizaciones regionales es la SCO, Shanghai Cooperation organization, una organización conformada por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, Afganistán, India, Irán, Mongolia, Pakistán, Bielorrusia, Sri Lanka, Turquía, Turkmenistán entre otros. Este tipo de organizaciones se encarga de ejercer un tipo de coordinación de políticas con una agenda definida sobre el control de la información en el ciberespacio. También esta organización está encaminada a desarrollar ejercicios militares conjuntos, para controlar revoluciones y levantamientos populares y sus reuniones. Estas organizaciones se han convertido en vehículos importantes de coordinación de políticas y funcionan de una manera altamente secreta (348).
En lo que respecta a la cooperación bilateral, esta práctica consiste en que algunos gobiernos o compañías de servicios tecnológicos prestan sus servicios a otros gobiernos y a otras compañías basadas en su conocimiento y experticia en control y vigilancia de información. Según los autores del artículo, otra forma de expansión de las políticas de control es la que se hace a través de los actores privados y en particular de las compañías que ofrecen servicios que apoyan las normas. Hay, por ejemplo, un amplio número de compañías que ofrecen paquetes de inspección y formación de tráfico, así mismo es posible encontrar productos diseñados para operaciones de ataque ofensivo. Estas compañías venden sus productos al mejor postor, los cuales son en la mayoría de los casos los gobiernos. Las compañías violan el principio de neutralidad de la red, central para el ciberespacio y propagan y normalizan las regulaciones de los estados a través del mercado.
Todas estas prácticas e iniciativas de control por parte de los gobiernos tienen como fin fomentar el control, pero al final estas prácticas solo funcionan si llegan a ser asumidas como propias por los usuarios. Al final, la censura impuesta por los estados y por las compañías no tiene sentido si no comienza a ser adaptada por los mismos habitantes del ciberespacio. Por lo tanto, a la verdadera censura que hay que temer es a la censura auto-impuesta. Cuando los controles ya se han hecho algo tan normal que el sujeto comienza a actuar según la norma afianzada e impuesta. Seguramente se hace importante que exista alguna clase de control del gobierno en temas que tienen que ver con la defensa de los derechos humanos o cuando se cometen verdaderos delitos, pero la apuesta aquí es por mantener el ciberespacio como un lugar independiente del que han surgido prácticas y dinámicas críticas. Para mi se hace importante encontrar un balance entre la defensa de los derechos de los ciudadanos en línea, pero también de un espacio amplio del control gubernamental cuando llega a la censura. Lo importante es lograr mantener la relativa independencia del ciberespacio como un lugar del que surgen dinámicas y practicas en el que se balancean los intereses personales, los intereses privados y los intereses de los gobiernos. Un espacio de libre expresión.
El articulo de Ronald J. Deibert y Masachi Crete-Nishihata puede ser consultado aquí:
http://citizenlab.org/cybernorms2012/governance.pdf
Así como pueden ser también consultados otros documentos en materia de gobernanza y libertad en el ciberespacio y derechos humanos de los siguientes links:
Freedom in the world 2014:
http://www.freedomhouse.org/report/freedom-world/freedom-world-2014#.UwaNoPl5N6n
http://www.freedomhouse.org/sites/default/files/Freedom%20in%20the%20World%202014%20Booklet.pdf
Acerca del Report of the Special Rapporteur on the promotion and protection of the right to freedom of opinion and expression, Frank La Rue:
https://www.eff.org/deeplinks/2013/06/internet-and-surveillance-UN-makes-the-connection
Y el reporte:
http://www2.ohchr.org/english/bodies/hrcouncil/docs/17session/A.HRC.17.27_en.pdf
@loloelrolo
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Tags: China, cibercultura, Ciberespacio, Derechos humanos, Egipto, Freedom in the world, governance, IGF, Internet, John Perry Barlow, libia, Masachi Crete-Nishihata, network neutrality, normas, ONI, primavera ICANN, reglas, Ronald J Deibert, Rusia, tecnología, territorio, Venezuela
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