Del Acto Fiscal de la Marihuana a la prohibición en Colombia

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El cannabis ha sido cultivado, consumido y utilizado como psicotrópico en rituales alrededor del planeta. Sus usos y beneficios son también popularmente conocidos y han sido documentados tanto en la medicina oriental como occidental. Sin embargo, el cannabis no logró sobrevivir la batalla legislativa del siglo XX y su uso, su posesión y su venta comenzaron a considerarse como ilegales en la mayor parte del mundo. El cannabis se convirtió en un enemigo público y obtuvo el lugar privilegiado de ser la puerta de entrada al consumo de otras sustancias más peligrosas. Pero, ¿Cómo ha sido este proceso? ¿Cómo pasó el cannabis de ser una hierba medicinal y un psicotrópica ritual a convertirse en una amenaza pública generalizada? ¿Cómo ha sido este proceso en Colombia?

Historia ligera del cannabis

El cannabis, originario de Asia central y del sur, ha sido utilizado por una multitud de sociedades y civilizaciones alrededor del planeta tierra. Existe evidencia del uso del cannabis que data incluso del tercer milenio antes de Cristo, según lo indican semillas carbonizadas encontradas en un antiguo cementerio en la actual Rumania. En 2003, una canasta de cuero llena de hojas y semillas se encontró junto a un chamán momificado de 2500 a 2800 años de antigüedad al noroeste de china. También existen evidencias de que en pueblos como los hindúes antiguos y los sijs Nihang de la India y Nepal se utilizaba la planta. Así mismo, el cannabis también fue utilizado por los asirios quienes conocían sus propiedades psicoactivas y lo utilizaban para ceremonias religiosas.Las propiedades medicinales del cannabis han sido documentados tanto en oriente como en occidente. En el texto más antiguo sobre medicina que sobrevive en el mundo, el libro chino Shen-nung Pen-tshao Ching, se recomienda la marihuana para reducir los dolores del reumatismo y para aliviar los desórdenes digestivos.

El cannabis, conocido en el lenguaje común como marihuana, tenía un uso establecido en la medicina occidental ya reconocido. Entre 1840 y 1900 aparecieron más de 100 artículos en revistas médicas estadounidenses y europeas en los que se documentaban sus virtudes terapéuticas. Tal es el caso de la Farmacopea de Estados Unidos de 1851, la cual incluyó el extracto del cáñamo en su catálogo de amalgamas medicinales. También, ese mismo año el Dispensatory of the United States of America proclamó que la marihuana era especialmente recomendada para enfermedades como la neuralgia, la gota, el reumatismo, el tétanos, la rabia, la epidemia de cólera, las convulsiones, la corea, la histeria, la depresión mental, la locura y la hemorragia uterina. Un poco más de una década después, en la edición de 1864 de la Farmacopea fueron publicadas instrucciones precisas para la preparación de esta medicina (Thomas 2010,1). El cannabis como medicina en forma de infusión alcanzó su pico de popularidad en los EE.UU cerca al año 1900 a pesar de que aún no se habían identificado los ingredientes activos y la potencia variara considerablemente de lote a lote. Debido a esto los médicos eran reacios a prescribirla. Sin embargo hasta el final de la década de 1930 los médicos en los Estados unidos aún la prescribían rutinariamente (Gardner 2013).

Prohibición

A pesar de su creciente popularidad el cannabis fue tipificado como delito en varios países a comienzos del siglo XX. En Estados Unidos, las primeras restricciones a la venta de cannabis se produjeron en 1906 en el Distrito de Columbia. Posteriormente el cannabis fue prohibido en Sudáfrica en 1911 y en 1913 en Jamaica cuando aún era colonia inglesa. En el Reino Unido y Nueva Zelanda la marihuana se convirtió en ilegal en la década de 1920. Canadá hizo ilegal el uso de la marihuana en su Ley del Opio y Drogas de 1923, antes de que se hubiese reportado consumo alguno de la planta en dicho país. En 1925 en la Convención Internacional del Opio en la Haya los países participantes se comprometieron a prohibir la exportación del cáñamo a países en donde estuviera prohibido su uso, y se exigió a los países importadores que emitiesen certificados que indicaran que el cáñamo era requerido para fines médicos o científicos.

Sin embargo la marihuana solamente empezó a ser considerada un problema de salud pública en los Estados Unidos al final de la década de 1930. Hasta ese momento el consumo de marihuana era percibido como un vicio de bohemios, músicos de jazz, marinos y otros grupos étnicos minoritarios marginales como los latinoamericanos, la población hispanohablante y los negros. La venta de cigarrillos de cannabis ocurría en su mayor parte en los estados de la frontera con México y en las ciudades del sudoeste y el oeste, así como en Nueva York o donde hubiera colonias de latinoamericanos. Fue así que grupos de educadores y comunidades religiosas comenzaron a hacer presión para declarar ilegal el cannabis cuando se empezaron a reportar casos de jóvenes anglos que estaban consumiendo la hierba (Sáenz 2007, 208).

Debido a que muchos de los consumidores de marihuana eran vistos como perezosos y criminales empezó a difundirse la noción de que el cannabis causaba esos rasgos. Ya para 1930 casi todos los estados prohibían la posesión y la venta de la planta. Según se narra en el libro The Marihuana Conviction: A History of Marihuana Prohibition in the United States, en 1934 la burocracia federal de narcóticos, con el fin de facilitar la legislación de narcóticos estatal fomentó la difusión de historias de terror existentes sobre la marihuana. El resultado fue la Ley de Acto Fiscal de la Marihuana de 1937 con la que se prohibía la marihuana en todo el país (Bonnie y Whitehead 1974).

La aprobación de la Ley de Acto Fiscal de la Marihuana en 1937 arrojó a la luz dos hechos importantes. Primero, ya que muy poca gente la utilizaba los usos de la hierba eran bastante limitados. Esto usos incluían las formas no intoxicantes de medicación como los emplastos de maíz o su uso en la medicina veterinaria. Ya que los usos eran limitados no es fácil entender por qué el cannabis necesitaba ser tan severamente restringido en su uso y forma. Así mismo, debido a que muy poca gente la utilizaba, no existía en ese momento un electorado que se opusiera a la ley por lo que la marihuana fue condenada sin juicio (Bonnie y Whitehead 1974) (Musto 1972).

El segundo hecho importante es que con la Ley de Acto fiscal de 1937 también resultó prohibida la producción de cáñamo. El cáñamo es la fibra ligera que se obtiene del cannabis y que tiene entre otros usos la fabricación de textiles y cordajes de gran resistencia. La razón principal para esta prohibición fue que los cultivos de cáñamo también se utilizaban como fuente para los distribuidores de marihuana. Sin embargo otras teorías han surgido en lo que se refiere a la prohibición del cáñamo que aún son discutidas. Jack Herer, quien en la década de los ochenta descubrió y sacó a la luz la historia suprimida del cáñamo, sus múltiples usos y su potencial económico, afirmó que Harry Anslinger había sido quien impulsó la prohibición federal con el apoyo de William Randolph Hearst (cuyas explotaciones de madera perderían valor si el cáñamo hubiera sido utilizado para hacer papel prensa), la Corporación química Du Pont, (inventores del nylon y quienes se enfrentaban a la competencia de cáñamo) y Andrew Mellon (banquero de los Du Pont y secretario republicano de Hacienda entre 1921 y 1933).

Posteriormente en The Low, Dishonest Decade, David P. West, afirmó que el Acto Fiscal de 1937 surgió como una iniciativa, no de Harry Anslinger, sino de Henry Morgenthau Jr. Secretario del Tesoro bajo el mando del presidente Roosevelt entre 1934 y 1945 con el fin primordial de destruir la incipiente industria del cáñamo. Esta industria estaba produciendo un sustituto muy barato para otros productos como la pasta de papel que se utiliza en la industria de los periódicos y un producto competitivo para los derivados de la madera. Según West, Morgenthau orquestó la prohibición federal y Anslinger tan solo hacía parte del juego (Gardner 2013).

Morgenthau era muy consciente de la amenaza nazi proveniente de Alemania y venía siguiendo la red cada vez mayor de grupos nazis en ese país. En los Estados Unidos había agricultores de cáñamo germano-estadounidense en contacto con Henry Ford, quien según West era antisemita y un arduo seguidor de la quimurgia. La quimurgia es una rama de la química aplicada que se ocupa de la preparación de productos industriales a partir de materias primas agrícolas, y de la que Morgenthau sin duda habría escuchado hablar por lo menos. Esta ciencia involucra cultivos, no para producir comida, sino para la producción de diversos productos industriales tales como plásticos, revestimientos, hilos, etc. La quimurgia se basa en la idea de que todo lo que se puede hacer de un hidrocarburo se puede hacer también de carbohidrato. Según West, Henry Ford hizo que sus trabajadores construyeran un carro a base de cáñamo y soya. También se hizo tomar una foto promocional de sí mismo golpeando el guardabarros trasero con un mazo para mostrar lo fuerte que era el material. Sin embargo la fotografía es ahora conocida solo por el uso de la soya (Gardner 2013) (West 1999).

Las primeras instalaciones para el procesamiento de cáñamo fueron inauguradas en Illinois y Minnesota a mediados de los años 1930. Estas instalaciones implementaban nuevas tecnologías y contaban con ambiciosos planes de negocios. Según West los agentes del Tesoro azuzaron estas empresas y pronto fueron sacadas del negocio por cuenta del papeleo y la burocracia.

El mismo West ha llegado a reconocer que no hay forma de probar esta teoría, además, esta tampoco prueba por qué los productores de cáñamo de Wisconsin, que habían estado en negocio mucho antes de la década de 1930 fueron dejados en paz. Sin embargo podría pensarse que Morgenthau parecía estar más preocupado por ciertas personas que producían cáñamo y no necesariamente por el cáñamo en sí (Gardner 2013).

Del Acto Fiscal de la Marihuana a la prohibición en Colombia

Según el investigador Eduardo Sáenz –autor de La “prehistoria” de la marihuana en Colombia: consumo y cultivos entre los años 30 y 60 — en el país existen evidencias del uso y del cultivo de cannabis que datan desde 1925. Según Sáenz el gobierno colombiano tenía conocimiento de la existencia del consumo de marihuana por parte de “marineros, estibadores y prostitutas en los puertos” (2007, 209). Sin embargo, a pesar de este conocimiento previo, la presión contra la marihuana tan solo se dio cuando surgió la “ilegalización” y la presión contra la marihuana en Estados Unidos después de 1937. En septiembre de 1939, la Revista de Higiene, órgano oficial del mismo Ministerio publicó un artículo del médico psiquiatra norteamericano Lawrence Kolb titulado Marihuana, la hierba que enloquece. Ese mismo mes el gobierno colombiano prohibió en su totalidad el cultivo de la marihuana y ordenó la destrucción de las plantaciones existentes. También estableció sanciones para quienes violasen estas restricciones (2007, 208). En Colombia la influencia norteamericana se notó en el país sobre todo en las percepciones y en las políticas que llevaron a condenar la utilización de la marihuana desde finales de los años 30. Así mismo, es posible ver como en Colombia ya existía un mercado importante para el consumo doméstico antes de que el cultivo aumentara vertiginosamente para satisfacer la demanda norteamericana a finales de la década de los 60 y comienzos de los 70 (2007, 207).

Al mismo tiempo que se daba la prohibición en Colombia, en Cuba las campañas contra la marihuana repitieron el mismo discurso que relacionaba la marihuana con la violencia y los crímenes. También en México se generó un amplio debate en el que por un lado altos funcionarios del gobierno cuestionaban la visión oficial norteamericana y por otro se culpaba a la marihuana de varios crímenes. Finalmente, gracias a las presiones de Anslinger y del gobierno norteamericano, el gobierno mexicano optó por la represión de los consumidores.

Sáenz evidencia que muchas de las nociones “exculpatorias” que se tenían sobre el narcotráfico en Colombia y en latinoamérica no eran ciertas. Según Saénz el counterculture norteamericano de los años 60 no fue la razón para que en Colombia se extendiera la plantación y el consumo. Tampoco hay evidencia para considerar que la marihuana pudiera ser considerada como un “arma contrarrevolucionaria” contra “las juventudes rebeldes” latinoamericanas que “fueron bloqueadas en su marcha hacia una revolución cubana generalizada”. Este hecho había sido señalado por Arango y Child en 1986. Sáenz niega también que los cuerpos de paz de la Alianza para el Progreso le sirvieron de “idiotas útiles al Pentágono” para difundir en las universidades y veredas de los Andes la contracultura de la marihuana y del rock (2007, 207).

Después de la prohibición total en el país los casos registrados de utilización y comercio de marihuana siguieron siendo comunes a finales de la década de los 30 y a comienzos de los 40. En Barranquilla existen casos documentados que van desde la venta de unos pocos cigarrillos hasta penas otorgadas a una pareja a quienes se le encontró un kilo y medio de marihuana (2007, 208). De esta misma forma el consumo siguió creciendo en los Estados Unidos al mismo tiempo que medidas que lo restringían, las que alcanzaron su mayor álgido en la década de los 50. Para ese momento la marihuana ya había dejado de tener una identidad propia y había llegado a verse asociada a otras drogas más pesadas y llegó a ser considerada como la puerta de entrada a ellas.

Colombia comenzó a convertirse en una fuente de exportación de marihuana para suplir la demanda norteamericana desde los años 50. La marihuana se transportaba desde el puerto de Santa Marta –ciudad que se convirtió en un punto de salida importante—hacia diferentes puertos de la Florida a donde era enviada en buques que transportaban banano. En 1957, había reportes de marineros colombianos que habían llevado marihuana a Nueva Orleáns a bordo del buque Ciudad de Bogotá y se sospechaba que se estaba exportando marihuana colombiana a otros países como Argentina.

Entrada la década de los sesenta los cultivos de marihuana se habían expandido por toda la geografía nacional. Esta expansión se asocia directamente a un aumento de la demanda en los Estados Unidos. Fue en esa época en que el consumo se disparó cuando la marihuana llegó a las universidades, a los trabajadores profesionales y a los obreros jóvenes. Para ese momento la preocupación del público ya no era la criminalidad sino al peligro de inestabilidad psiquiátrica a la que se le asociaba. En 1968 la aplicación de las leyes empezó a suavizarse y la evidencia científica comenzó a modificar las creencias anteriores. En la década de los setenta los nuevos descubrimientos científicos dejaron de ser importantes y la cuestión de la marihuana comenzó a librarse en el terreno político, no en el de hechos ni los fundamentos.

Referencias

Thomas, John. 2010. The Past, Present, and Future of Medical Marijuana in the United States. En Psychiatric Times 27(1) http://www.yoism.org/pdf/MedicalMarijuana.pdf

Gardner, Fred. 2013. Who Orchestrated the Prohibition of Marijuana?. En alternet.org http://www.alternet.org/drugs/who-orchestrated-prohibition-marijuana?page=0%2C0

Sáenz, Eduardo. 2007. La Prehistoria de la marihuana en Colombia: consumo y cultivos entre los años 30 y 60. En Cuadernos de Economía Bogotá XXVI(47):205-222 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=282121960008

Musto, David. 1972. The History of the Marihuana Tax Act of 1937. En Arch. Gen. Psychiat. 26. http://www.druglibrary.org/schaffer/hemp/history/mustomj1.html

Bonnie, Richard y Whitehead, Charles. 1974. The Marihuana Conviction: A History of Marihuana Prohibition in the United States. Charlottesville: University Press of Virginia.

West, David. 1999. The Low, Dishonest Decade. http://www.newheadnews.com/hemp/Thirties.wd6.html

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One response to “Del Acto Fiscal de la Marihuana a la prohibición en Colombia”

  1. Fdo says :

    Interesante trabajo de investigación. Bravo.

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