La versión soviética de «Los viajes de Gulliver»
Gulliver está a la par de don Quijote en el sentido que es un personaje que se salió del libro en el que apareció por primera vez y se le han adjudicado nuevas. Casi siempre a Lemuel Gulliver se lo ha encasillado en el apartado de la literatura infantil y las adaptaciones cinematográficas apuntan a este público; sin embargo, el libro de Swift está lleno de una amargura y una decepción sobrenaturales n la literatura en inglés.
En 1933 apareció en el cine soviético el primer largometraje hecho con stop motion y acciones reales- claro que antes, en occidente, aparecieron «El mundo perdido» y » King Kong» pero no tenían la complejidad del trabajo soviético- y fue una secuela de «Los viajes de Gulliver»; se llamó «El nuevo Gulliver» y fue dirigida por Aleksandr Ptushko, el hombre conocido como el Disney de la cortina de hierro.
En este largometraje, cuyo guión fue escrito por el propio director, un niño queda dormido mientras le leen el viaje de Gulliver a Lilliput y sueña con una nueva llegada a ese lugar de hombres diminutos y, en el decurso de la historia, aparecen notables divergencias que nos conducen a pensar que Lilliput también está en el siglo XX: Hay automóviles y una gran producción en serie, recordándonos «Metrópolis» de Fritz Lang, y, por consiguiente, hay una clase obrera que aspira a levantarse contra los opresores… Gulliver tendrá un papel decisivo en la revolución.
Les presentamos este hito de la fantasía soviética que nos permite intuir una variable eslava del steampunk: