La furiosa piedra de Chile
La mayoría de los hijos de Job y Sor Juana Inés de la Cruz morirían chicos, los otros se suicidarían o accidentarían. Sólo quedarían los suficientes para recordar que sus padre fue un santo furioso y que su madre se acercó a Papá Lindo y sintió sus susurros incendiaros de tantos corazones. Esto se puede concluir de la fortaleza que el libro de Job insufló a los versos y la vida del poeta Pablo de Rokha. Su esposa también escribía poemas y los dos se enamoraron cuando ella se puso el pseudónimo de Juana Inés de la Cruz. Al viejo macho- siempre fue un viejo macho, incluso cuando era un niño al que sus compañeros molestaban y ya le decían «el amigo piedra» porque su rostro parecía detenido en in rictus de acidez estomacal- la vida lo apaleó, no sólo con tantos muertos y la pobreza, también apareció Neruda, un gordo bonachón que decía ser comunista y poeta y se codeaba con políticos y diplomáticos; ni siquiera pudo exorcizar su desencanto el amigo piedra cuando escribió «Neruda y yo». Pablo de Rokha contó con una gran sabiduría para cuando la tierra se remeciera bajo nuestros pies:: agarrarse, abrazado, a una palmera. Les presentamos el documental «Pablo de Rokha, el amigo piedra» que tiene licencia Creative Commons desde que salió a la vida pública en 2010: