La angelicalidad de los vampiros

Si bien es cierto que es imposible comprobar o refutar la idea de que Abraham Stoker era un vampiro, lo que se puede asegurar es que el artífice de Drácula era ciertamente un vampiro ángel y fileno. A manera de homenaje a este autor irlandés, que le dedicó su más celebrada novela a su querido amigo Hommy-Beg, traemos cuatro adaptaciones al mundo de los dibujos animados de condes vampíricos. Antes de Twilight, Entrevista con el Vampiro, y Blade, existió el amor que arrasó en las ilustraciones que gente seguramente muy triste imprimía en sus criaturitas adictas a la sangre y la noche.

La noche

Como joven silencio,

como verde o laurel;
como la sombra de un tigre hermoso que surte de la selva;
como alegre retención de los rayos del sol en el plano del agua;
como la viva burbuja que un pez dorado inscribe en el azul del cielo.
Como la imposible rama en que una golondrina no detiene su vuelo…

El día me encuentra

Vicente Aleixandre

1- Vampiros cachondos en La Habana

Mientras Fidel se emborrachaba con insignes autores latinoamericanos, estos vampiros solo anhelaban beber la sangre caliente de hermosas caribeñas.

2- Un vampiro francés asaltado por la genealogía descarnada de sus sueños

Como un Michel Foucault, Ernest Le Vampire se obsesionó con el archivo, imágenes de su propio archivo que daban cuenta de una estirpe altiva y digna de la que él se veía relegado, por lo que estallaba en lágrimas ante la vista de un auditorio de ratones imberbes.

3 – Un conde en la Atlántida

Indigno de una larga dinastia de malvados condes vampiros, el Conde Patula se encuentra en la ciudad perdida de la Atlántida, aquella ciudad que visualizó Platón y de la que se ha especulado por siglos por fin se encuentra con este ser delicado que con este descubrimiento sueña con volverse el explorador más famoso del mundo, pero se encuentra ante la negativa de sus habitantes que se niegan a volverse objeto de productores de documentales.

4- Vampiros tomatosos de Alemania

Como los vampiros más contemporáneos, estos vampiros han encontrado en el ketchup el substituto más eficaz para su sed de sangre. La alegría del Bloody Mary los insufla de vida y alegría, haciéndoles olvidar todos los pronósticos contra las letras llenas de sangre que rezara el sifilítico Nietzsche hace un siglo.

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