Un poema japonés
El grupo de poetas que más se hizo notable en el Japón de la posguerra fue el que confluía en la revista «La tierra baldía». El nombre obedece a un homenaje a T.S Elliot aunque, para James Kirkup, no todos lo hubiesen leído o lo tomaran más por las referencias a la cultura occidental que a su poética propiamente dicha. Ryuichi Tamura perteneció a este grupo y publicó sus primeros poemas, haciéndose, con el paso de los días, en uno de los notables representantes de esta generación. Tamura murió en 1998. A continuación les traemos el poema «Cuatro mil días y noches»:
Para que nazca un poema
debemos matar
muchas cosas debemos matar
muchas cosas amadas debemos fusilar
asesinar y hasta envenenar.
Miren,
cuatro mil días y noches desde el cielo
sólo para desear la temblorosa lengua de un pajarito
fusilamos cuatro mil noches de silencio
y cuatro mil días al contraluz.
Escuchen,
todas las ciudades donde cae la lluvia, las fundiciones
desde los muelles del pleno verano y las minas de
carbón,
por sólo desear
la lágrima de un único niño hambriento
cuatro mil días asesinamos de amor y cuatro mil
noches de ternura.
Acuérdense,
sólo por desear el miedo de un perro callejero
quien ve lo invisible a nuestros ojos
y oye lo inaudible a nuestros oídos
envenenamos
cuatro mil noches de imaginación
y cuatro mil días de fríos recuerdos.
Así para que nazca el poema
debemos matar
algo que amamos,
para revivir el cadáver
tenemos que irnos en ese
camino.
Traducido por Yorico Toda y Reynaldo Pérez Só